lunes, 15 de noviembre de 2010

ENERGIA, VIDA Y MATERIA

"Lo dijo Antoine de Saint Exupery en un maravilloso libro que ya me hubiese gustado escribir a mí, y al que no llego ni a la piel de la boa: “lo esencial es invisible a los ojos”.
Lo dijo Einstein en su célebre fórmula: Energía = Masa x (V ...elocidad de la luz)2

La velocidad de la luz es una constante y vale 300.000 km/seg. Esto significa que la cantidad de energía en el universo es 300.0002 = 90.000.000.000 veces la cantidad de materia que existe. En otras palabras, lo que vemos, el mundo material, es una parte infinitesimal de lo que realmente existe (y no estoy hablando de fe, estoy hablando de ciencia).

Un principio físico nos enseña que la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma; por lo tanto es impensable que comencemos a existir en el momento de la concepción y desaparezcamos en el de la muerte. Todos los maestros espirituales: Jesús, Buda, Quetzalcoatl (el cristo azteca), Hermes Trismegisto en Egipto, Krishina, etc... Enseñaron la misma doctrina, pero adaptada a su época, a su tiempo, con sus propios términos y símbolos. Infelizmente cuando los maestros partieron, los hombres manipulados por sus propios egos, empezaron a distorsionar la doctrina y poco a poco lo principal se perdió o fue tergiversado a merced de la historia.

Personalmente no estoy interesada en las religiones, pero sí me interesa, y mucho, la realidad total que somos, la cual incluye tanto lo que vemos como lo que no vemos.

Cuando los científicos hablan de "energía" se refieren a las fuerzas potenciales que, inteligentemente utilizadas, pueden convertirse en productoras de trabajo: la electricidad, el vapor, el magnetismo, la energía atómica (que no es otra cosa que la liberación de la energía encerrada en la materia), los diferentes tipos de energías naturales (eólica, solar, etc.) o las encerradas en sustancias tales como los explosivos o el petróleo. Todas esas formas tienen en común que ni son biológicas ni son inteligentes; podríamos decir que son "energías brutas", y que sus efectos dependen del uso que de ellas se haga.

Sin embargo, existe una Energía biológica e inteligente que se dirige a la conservación de la vida, y a la cual llamamos energía vital. Está presente en todos los seres vivos y su cometido es el de preservar la vida y conservar la salud. Un organismo bien constituido necesita un mínimo de energía para su correcto funcionamiento, de tal manera que, cuando este mínimo no se alcanza, el organismo comienza a fallar. Esto es exactamente lo que ocurre en la vejez, pero a cualquier edad se puede producir también un fallo si la que se tiene se encuentra en gran parte bloqueada. En esa situación el cuerpo carece de fuerza para recuperar los problemas que se originan continuamente. Cuando un cuerpo tiene su energía equilibrada, casi todos los problemas de salud se recuperan por sí solos, sin tener que recurrir a remedios externos tales como los medicamentos. Por eso se da una relación directa entre el estado de la energía vital de la persona y su nivel de salud, puesto que la primera es la responsable del cuidado y el mantenimiento en las mejores condiciones de esa máquina que es el cuerpo humano.

Otro gran cometido de la energía vital es el de servir de enlace entre el cuerpo físico y su espíritu. Esta función es de extraordinaria importancia y, que yo sepa, nunca hasta ahora ha sido explicada por nadie. Una intuición de ello la tuvo ya Hipócrates (400 a. C, isla de Cos) al insistir en la relación entre alma, cuerpo y ambiente, de cara a lograr el equilibrio que se precisa para el mantenimiento de la salud. Desgraciadamente, la medicina occidental no ha sabido entender estos puntos de vista y se ha desarrollado en una dirección totalmente opuesta a la mantenida por los principios hipocráticos. La medicina oficial de nuestra Seguridad Social se ocupa de la salud de forma indirecta, luchando contra la enfermedad. Pero hay otra forma de terapia, en muchos sentidos mucho más avanzada, que se ocupa de la salud directamente, a través del equilibrio de la energía vital. Porque, finalmente, el estado de salud del cuerpo es la consecuencia del estado de su energía. Este tipo de filosofía ha sido patrimonio de Oriente desde hace muchos siglos. En la segunda mitad del siglo XX, este conocimiento ha llegado también a Occidente, no sólo a través de las filosofías orientales (tan de moda en este momento), sino también a través del conocimiento de su medicina: la acupuntura actúa sobre la energía vital, a través de algunos de sus recorridos corporales más importantes, llamados "meridianos de energía".

Y haciendo una breve incisión en la metafísica, la Energía Universal o espíritu vivo, a la que podríamos referirnos nombrándola con mayúsculas, que todo lo abarca y contiene y de la cual todos los seres formamos parte siendo a la vez manifestaciones suyas, es el UNO al que sin duda se refería mi admirado Richard Bach (léanlo, no se lo pierdan)


ROCIO GARRIDO MARCOS

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