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jueves, 30 de diciembre de 2010

EL CAMINO DE SANTIAGO



ESTA NOCHE HE VUELTO A RECORRER EL CAMINO DE SANTIAGO...
HAS ENTRADO EN EL LECHO DULCEMENTE , CON LA GRACIA Y LA BELLEZA DE UNA NINFA, HE ABIERTO LAS SABANAS CUIDADOSAMENTE Y APOYANDO MI ESPALDA CONTRA LA ALMOHADA TE HE IZADO LENTAMENTE  HASTA PONER TU CABECITA A MI ALTURA.
TODO TU CUERPO HA QUEDADO ABARCADO POR MI CUERPO, TU ESPALDA POR MI PECHO Y TUS MUSLOS POR LOS MÍOS. HE COMENZADO GOZANDO DEL AROMAS DE TUS CABELLOS, MI NARIZ HA BUCEADO POR EL NACIMIENTO DE TU CUELLO , POR LO TIERNOS BROTES DE TU PELO,  DESPUÉS, MIS LABIOS HAN JUGUETEADO CON TUS OREJITAS TIERNAS Y SALTARINAS Y TE HE MORDIDO SUAVEMENTE LOS LÓBULOS. 
MI LENGUA SE HA INTRODUCIDO EN SU INTERIOR, COMO EN UN PEQUEÑO CALIZ, TU RONRONEABAS COMO UNA GATITA MIMOSA. DESPUÉS MIENTRAS MI MANO IZQUIERDA, DESPERTABA LOS PÁJAROS DE TUS PECHOS Y LOS HACIA VOLAR HASTA ALTURAS INSOSPECHADAS, MI MANO DERECHA HA IDO BUSCANDO LA FUENTE DEL AMOR Y DE LA VIDA, HA SIDO FÁCIL, YA ESTABA MANANDO SU NECTAR DIVINO. HE MOJADO MIS DEDOS Y LOS HE LLEVADO A MI NARIZ, Y A MI BOCA , LUEGO, HAN IDO MIMANDO CON SUAVIDAD TU SANTA SANTORUM, TU "PEQUEÑO", BRINCABA ANTE EL ROCE DE MIS YEMAS Y A VECES DE ESCONDÍA PARA HACERME RABIAR. PERO NO HABIA PRISA, AL FINAL LO HE ARRINCONADO, Y ALLI, SE HA ENTREGADO SIN RESISTENCIA.
TU ORGASMO HA SIDO LENTO, PROFUNDO, LARGO Y CALLADO, HE SENTIDO TU CORAZÓN SUBIR A DOSCIENTAS PULSACIONES, TU PIEL ARDER, TU BOCA ENTREABRIRSE EN UNA GESTO DE INFINITO PLACER, Y TU CUERPO TENSARSE COMO UN ARCO, Y LUEGO RELEJARSE Y ENCOGERSE COMO LA GATA MIMOSA QUE ERES.
HE ACARICIANDO TU ESPALDA, Y GOZANDO DE LOS ESCALOFRÍOS QUE ABRAZABAN TU CUERPO, EL JUEGO DE CARICIAS BESOS Y SUSURROS, HA SEGUIDO DURANTE HORAS HASTA QUE EL SUEÑO NOS HA TOMADO EN SUS BRAZOS PARA SEGUIR SOÑANDO QUE TE AMABA.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

VENCIDO, PERO NO DESARMADO



Llegué de madrugada, el viaje habia sido duro y estaba extenuado, no encendí la luz para no despertarte, pero de repente sentí unos brazos que me empujaban al lecho con una fuerza impropia de
una mujer.

Me desnudaste con manos expertas, mientras tapabas mi boca con la tuya y me sometiste a la mas cruel de las torturas, desnudo e indefenso has trabajado mi cuerpo con sabiduría, solo mi pobre pajarillo no merecía tu atención.
Mis labios, orejas y pezones eran atacados sin piedad por tu lengua cantarina, cuando sentías que me escapaba, bajabas el ritmo, mi pobre gorrioncillo saltaba desesperado pidiendo tus favores pero tú lo ignorabas cruelmente.
De vez en cuando un capullito de tus pechos se posaba en mi boca pero lo retirabas rápidamente. Cuando ya creía morir, te sentaste sobre mi vientre, y sentí tus muslos abrazarme con ternura, pensé que era el fin, pero tu osito sabio me colmó de mimos y me tranquilizo, no sé el tiempo que pasamos unidos, el placer me estallaba pero sin acabarse.
De repente sentí tu cáliz arder y apretarme rítmica y salvájemente hasta hacerme perder el sentido, solo
recuerdo ver como tus pechos levantaban el vuelo y escuchar un grito de placer salir de tu ser mas profundo....
Me he despertado hace diez minutos , y allí estabas, hermosa como una ninfa apenas velada por el manto de tus cabellos, estaba agotado pero aún me han quedado fuerzas para levantarme a preparar un delicioso café y unas tostadas “al dente”, la mañana es larga, fuera está diluviando y siento como la marea empieza a subir de nuevo, nunca he sido vengativo, pero te aseguro que esta vez, me las vas a pagar todas juntas.

JUANMAROMO

miércoles, 11 de noviembre de 2009

¡QUE NOCHE LA DE AQUEL DIA!


Como cada mañana, me levanté temprano, me preparé un baño relajante y tomé un desayuno frugal. Hoy tenía un día apretado, a las 12 a.m. entrevista con un alto ejecutivo al cual debía acompañar durante toda la jornada y quién sabe si algo más. El planing consistía en una reunión de negocios, almuerzo en “Via Veneto”, conferencia en La Cámara de comercio y cena en “La Cupula”.
Por si no lo han adivinado, soy secretaria de “alto standing”, domino cuatro idiomas, y tengo dos masters en empresariales. Podría haberme colocado en una multinacional pero no soporto las rutina, así que me asocié a una agencia de secretarias de compañía especializada en alquilar azafatas de buen ver capaces de acompañar a un directivo en viaje de negocios, ayudarle en su trabajo y hacerle la estancia más agradable.
Este trabajo me permite una vida independiente y unos saneados ingresos, además, el “contrato” no implica ninguna obligación, si hay mutuo a cuerdo, la cena puede tener apoteosis final en una suite de lujo, pero eso queda fuera del ámbito laboral.
Me esperaba en el hotel Juan Carlos I, unos cincuenta años, elegante, culto y atractivo, me besó la mano cortésmente, y me abrió la puerta de la limousine. La jornada discurrió sin novedades, su conversación era agradable y variada y no exenta de sentido del humor.


Llegó la hora de la cena, yo estaba relajada y dispuesta a continuar la velada hasta el amanecer, se mostro cariñoso y divertido, la cocina era exquisita y la carta de vinos le permitía lucir sus conocimientos enológicos.
Tras tomar la segunda copa de cava, me susurró
-No tienes porqué aceptar, tengo a mi esposa en el hotel, y nos gustaría tener una velada los tres juntos, me acompañas, tomamos una copa y si no estás de acuerdo te recompenso por las molestias y aquí no ha pasado nada, pero te aseguro que si aceptas, no te arrepentirás.-
Me quedé sorprendida, era la primera vez que me proponían algo así, pero el vino, el cava y su mirada suplicante y a la vez firme, me hizo decidirme, la verdad es que no tenia nada que peder.
-De acuerdo- contesté, pero que quede claro que no me comprometo a nada.
Salimos del restaurant, y la limousine nos condujo hacia nuestro destino, los cristales tintados impedían ver el exterior, pero me instinto me indicaba que estábamos en la Avda del Tibidabo.


El vehículo se detuvo, y escuché como una puerta de hierro se habría y entrabamos en un espacio que por los aromas que penetraban en el interior, debía ser un jardín. Escuché la compuerta de un parquing abrirse, y el Lincoln se introdujo en su interior.

Cuando el vehículo se detuvo, el chofer nos acompañó a un ascensor que se detuvo en la tercera planta. La puerta se abrió, y nos recibió una dama de unos cuarenta y cinco años, alta elegante y con aires distinguidos, se saludaron con un beso y entramos a un salón elegantemente decorado, tomamos asiento mientras un camarero nos servía unas copas, la mujer lucia unas piernas estilizadas y a través de su ceñido vestido, se adivinaban unos senos duros y bien perfilados, - Bueno, pensé- Alguna vez ha de ser la primera, de repente empecé a perder el mundo de vista y me desplomé como un saco.


Cuando desperté, me vi totalmente desnuda tendida en una enorme cama en una posición muy extraña, estaba atada de pies y manos con un cojín en la espalda que elevaba mi zona genital y la dejaba totalmente asequible, estaba amordazada y a penas podía balbucear.
Me sentí presa del pánico, pensé que estaba en manos de unos sádicos y que podía ser torturada y asesinada. De repente se abrió la puerta y apareció la pareja, estaban desnudos y sonrientes, él se acerco hacia mi, y me besó en la frente. –No temas, te hemos amordazado para evitar que te dañes la garganta gritando, pero verás como pronto gemirás de placer.


Seguidamente se tumbaron en un sofá que presidia la estancia. A los pocos momentos, aparecieron sobre el lecho cuatro cachorros de una raza que no conocía, minúsculos, blancos y con ojos mimosos, cada uno de ellos se dirigió a su puesto correspondiente, mientras dos empezaron a lamerme los pies, los otros atacaron mis axilas y mis costados, al principio tuve una sensación de asco, pero cuando sentí sus diminutas y rasposas lenguas acariciar mi piel, algo dentro de mí empezó a encenderse, unos empezaron a chuparme los muslos con avidez, mientras los otros lamian mis senos lentamente, empecé a sentir como toda mi piel ardía, cuando uno introdujo su lengüita mágica en mi vulva todo se vino abajo, nunca nadie me había lamido así, mi sexo se abrió como una fruta madura al increíble placer de aquellos lametones. Sentí que alguien me quitaba la mordaza, y entonces pude gemir sin ataduras, mientras los otros dos cachorros mordían delicadamente mis pezones, el cuarto, se dedicaba atrabajarme el ano con frucción, cuando creía que iba a perder el sentido, se detenían durante unos instantes, y volvían a la carga con más ainco, pude ver como la pareja se masturbaba en el sofá sin perder detalle de la escena. De repente, atacaron los cuatro al unísono, la lengua del mas pequeño lamia mi clítoris con tal destreza que toda yo me derramaba de gusto, mientras los otros hacían reventar mis pezones con sus hábiles lamidas. De repente, todo mi cuerpo estalló, un aullido se escapó de mi garganta mientras un orgasmo cósmico me hacía perder el sentido.
Cuando desperté, me encontré en la habitación de un hotel, en principio creí que todo había sido un sueño pero sobre la mesita de noche me encontré una carta de agradecimiento y dos mil Euros en metálico.
Me dirigí al cuarto de baño, pude ver en el espejo como mis zonas álgidas estaban enrojecidas por el feroz ataque, me introduje en el jacucci, y no pude por menos que masturbarme recordando aquella noche de placer salvaje que jamás podre borrar de mi recuerdo.

SHEMIRRAMIS

miércoles, 28 de octubre de 2009

EL EMBRUJO DE SUS BESOS


Anoche estaba agotado, tras un fin de semana de acostarnos a la cuatro de la madrugada solo tenía ganas de dormir, cerré el blog, me duché y afeité cuidadosamente y me introduje plácidamente entre las sabanas, miré de reojo y vi que la luz del despacho aún estaba encendida.
-Ya vendrá cuando quiera pensé-
Me acurruqué en mi rincón y cerré los ojos … De repente, sentí un aroma conocido, y unas cálidas manos que recorrían mi vientre, miré el despertador, ¡Las 2 A.M.!... me volteé para darle el beso de buenas noches y eso fue mi perdición.

Allí estaban sus labios, cálidos frutales y húmedos enroscándose en mi boca que ofrecía una leve resistencia. Cuando su lengua se abrió paso entre mis dientes mis barreras se desmoronaron.
El olor a hembra me iba penetrando, mis manos casi arrancaron los botones de su blanca camisa y sus senos levantaron el vuelo hacia mis labios como pájaros primerizos, mientras sentía el aldabonazo de mi sexo tocar a rebato.
Me alcanzó la fiebre, casi rasgué sus braguitas con los dientes antes de sumergirme en el oasis de sus muslos, su tierna desnudez me excitaba hasta el paroxismo.
Recorrí su cuerpo una y mil veces con la lengua encontrando nuevos sabores y matices en cada etapa del camino, no importaba ni la hora ni el tiempo ni el cansancio, mi deseo se desbordaba como un volcán en pleno aquelarre.
De repente todo empezó a girar como si alguien hubiera quitado el tapón del océano y fuera absorbido por un inmenso remolino, me enredé en su cuerpo como un hiedra y mi raíz penetró en su tronco vaciando mi savia entre sus aguas mientras un grito salvaje brotaba en mi garganta.
No podía parar, era como si una fuerza irrefrenable me arrastrara por sus laderas, me enredara entre su selva y me sumiera en sus húmedos abismos.
De repente se hizo la paz, me desplomé entre sus brazos, y me quede dormido como un bebé acunado en su pecho.
Esta mañana me he despertado exultante, he desayunado y me he ido a trabajar con la sonrisa luminosa, aunque confieso que a estas alturas, comienzo a estar un poquito cansado.

viernes, 21 de agosto de 2009

DOS FUEGOS




Tu voz era calma, como un susurro constante que me llevaba lentamente de la mano hasta la cima del placer. Era delicado y pacífico. Inexplicablemente sensual. Y yo me dejaba guiar por esa voz apenas perceptible siguiendo las indicaciones de aquellas palabras inaudibles, que sin embargo, lograban la más absoluta obediencia.
Sumisa dejaba que tus besos recorrieran mi cuerpo sin pudores y sin réplicas, sin interrupciones ni impedimentos. Tus manos estaban dotadas de una paciencia casi litúrgica que convertían cada caricia en un ritual, placentero, emocionante y, por momentos, tenebroso. Lenta y cuidadosamente, llegabas a destino y allí te quedabas tanto tiempo como fuera necesario, gozando con aquella tortuosa escena en la que te suplicaba que te detuvieras para no detenerme. Entonces mi cuerpo dejaba de pertenecerme y sin saber muy bien que extraño dios se había apoderado de mi voluntad, me rendía a sus pies.
En cambio tu respiración agitada marcaba el ritmo de aquellos arrebatos de pasión. Tus manos apresuradas me ofrecían caricias profundas con direcciones precisas. No improvisaban el trayecto, sabían de antemano el destino y allí se dirigían sin demoras. Fugaces e intensas, como un estallido de placer que se encendía y atravesaba mi piel casi hasta quemarme las vísceras.
Y mientras saboreabas casi con desesperación cada rincón de mi cuerpo y te relamías de placer, me sentía el manjar más delicioso del mundo. Demasiado apetecible como para esperar. Como si mi piel emanara vapores volátiles que te apresurabas por exhalar. Y yo dejaba que te apoderaras de cada trozo de piel, de cada gemido, de cada reacción, como si se tratase de los ingredientes de tu plato favorito, esperando que me devoraras sin satisfacerte y al deglutir el ultimo bocado me pidieras más.
Tuve mis momentos. Quería todo y nada. Buscaba la seguridad de tu mirada; y de vos, la voracidad de tu lengua desenfrenada.
Noche tras noche descubrí la lujuria en tu mirada en tus pupilas dilatadas, en el brillo de tus ojos. La excitación que habías aprendido a demostrar poco a poco, con movimientos medidos, besos estudiados y caricias que me humedecían al sentir el más mínimo contacto de tus manos.
Y cuando creía haber encontrado el éxtasis en esa forma tan artística del placer, aparecías vos, con una técnica propia de la guerra, de una danza salvaje, de una lucha encarnizada en la que no solo estaban en juego nuestros orgullos, nuestros deseos reprimidos que se hacían presentes sin permiso, sino el poder de hacer gozar al otro, como nadie, como nunca…
Y parada en medio del terrero, amenazada por dos fuegos con diferentes intensidades, me quedé quieta esperando que uno de los dos se apague y el otro avance. Pero las llamas no se apaciguaban y por quererlo todo, las avivaba y cuando ya no quería nada, me quemaban.
Sé que estoy viva, porque me duelen las llagas después de pasar por la hoguera a la que cada noche me condenas, en la que pago la culpa de tus pecados y mis deseos.
Sé que estoy viva, porque la piel se me eriza cuando sopla aquella suave brisa que levanta mi ropa y deja al descubierto mis ganas.
Sé que estoy viva, porque las sábanas de mi cama se tiñen de carmín mientras siento mi sangre corriendo lentamente, secándome poco a poco…




http://blogs.clarin.com/enprimerapersona/posts

viernes, 29 de mayo de 2009

EL CAFÉ TENDRÁ QUE ESPERAR




Acababa de levantarme, eran las doce del mediodía y necesitaba úrgete mi dosis de cafeína. Me lavé la cara con agua fría para intentar despejarme, nos habíamos acostado a la cuatro y aun llevaba la caraja colgando. En ese momento entraste en el cuarto de baño, llevabas esa camisita blanca que mostraba tus muslos poderosos y suaves, e insinuaba el nacimiento de tus pájaros de fuego. Te acercaste a mí y me besaste en los labios, en ese momento me envolvió ese mágico aroma que solo tú emanas y supe que el café tendría que esperar un buen rato.
A pesar de tus protestas, te volteé, e introduje mi mano por entre tus braguitas acariciando tus nalgas en profundidad mientras te besaba el cuello dulcemente. La resistencia apenas duró unos segundos, mi mano profundizó por el desfiladero, y pronto llegué a tu valle encantado.
El bosque cálido y empapado me condujo hacia la cueva de los placeres, de la que manaba el agua de la vida. Mi mano derecha ascendió por tu vientre, y comenzó a escalar las montañas de fuego hasta encontrar cráteres ardientes, que amenazaban con entrar en erupción.
Mi mano izquierda trabajaba al unísono tu pistilo y tu ojo dorado, que apenas oponía resistencia al avance de mi dedo, mientras mi ariete se restregaba furioso por entre las mejillas macizas de tu espalda. Te alcé entre mis brazos y te deposité en la cama con las piernas extendidas mostrándome tu flor en plena primavera.
Me desplomé entre tus muslos, y mi boca se enredó entre tus grandes pétalos mientras mi lengua se sumergía en tu cáliz buscando el pistilo, solo podía oir tus gemidos de placer y sentir las convulsiones de tu vientre , mordí tu monte y mis labios aprisionaron los pequeños sépalos mientras me bebía sus jugos con avidez. Cuando empecé a notar tus convulsiones, introduje mi dedo en las arenas movedizas, mientras te mordía los pezones con sádica suavidad, lamiendo tus axilas y recorriendo las areolas con la punta de mi lengua incendiada.
De repente noté que el terremoto era imparable, dirigí mi mástil hacia tu puerto y lo clave hasta la arboladura, una y otra vez, mientras tu aullabas y gemías con la piel al rojo vivo.
De repente un maremoto me arrasó el cuerpo, surgiendo de mi sexo me inundo el cerebro hasta hacerme perder la noción del tiempo, sentí un caudal de fuego escapar de mis entrañas mientras lamia con locura tus pechos que brincaban como queriendo levantar el vuelo.
Me desplomé a tu lado y me enredé entre tus brazos y tus muslos mientras te besaba los ojos y los labios con dulzura. El café no llegó hasta bien avanzada la tarde.

jueves, 14 de mayo de 2009

SUEÑOS HÚMEDOS







Me desperté de madrugada, estaba inquieto y no había parado de dar vueltas en la cama. Allí estaba ella, lánguida y hermosa, dormida como un ángel en el paraíso. Respiré su cálido aroma, ese perfume natural e inconfundible que me haría distinguirla entre millones de hembras y algo se removió entre las sábanas. La destapé cuidadosamente, no quería despertarla, la noche era tibia y apenas una blusita velaba sus encantos.



Separé con delicadeza las dos piezas que la cubrían, los senos se elevaban al compás de la respiración, como ofreciéndose generosamente a mis labios, eran claros y tiernos como panecillos recién orneados coronados por fresas doradas. Su vientre femenino y cóncavo acababa en el monte de los deseos, alfombrado por un césped oscuro que se perdía entre los muslos cruzados.



Recorrí con mi dedo el sendero desde el ombligo hasta el pubis, y sentí un ligero temblor, se volteó ligeramente y el cáliz de su rosa quedó al descubierto. En esos momentos me invadió un fiero deseo de poseerla, pero no era el momento. Separé con mimo sus columnas plateadas y sentí palpitar su copa ya semiabierta.





Deslice la palma de mi mano sobre su bosque encantado y la suave caricia me invadió todo el cuerpo, mis dedos se enredaron en su espesura mientras mi ariete pugnaba por escapar de la prisión que le oprimía. Al llegar a la sima, mi dedo se hundió en las húmedas profundidades y sentí como todo su cuerpo se estremecía, me detuve un instante temiendo despertarla, pero volvió a dormitar con una dulce sonrisa.



Acerqué mi lengua a sus mágicos fresones, y casi sin rozarlos, los envolví en una suave caricia, al sentir mis labios, se alzaron orgullosos como pidiendo guerra. Me recreé, acariciando sus pechos suaves como tórtolas, mientras los dedos rozaban las areolas de sus pezones que florecieron como capullos de rosas. Su respiración se agitaba con una suave cadencia. Mi dedo se introdujo más profundamente, buscando el botón dorado que se escondía en las profundidades, la entrada estaba empapada, y su fuente empezó a manar con abundancia, dos de mis dedos, aprisionaron suavemente su pistilo y lo masajearon lenta y ausadamente. Su aliento se era cada vez más agitado, las mejillas se tiñeron de arrebol, y los labios se entreabrieron jugosos. Segui acariciándola rítmicamente. De repente, su vientre se alzó y las paredes de su corola empezaron a cerrarse espasmódicamente sobre mis dedos.



Un gemido lánguido e intenso surgió de su garganta, mientras yo besaba delicadamente sus pechos en el momento del climax. Sentí una oleada de fuego recorrerme la columna, y una fuente de lava ardiente explotó entre mis piernas. Me dí la vuelta y caí rendido en un sueño profundo. Al despertar, creí que todo había sido un sueño, pero un dulce recuerdo entre las sábanas me confirmó que todo había sido real, pero que muy real.

JUANMAROMO

lunes, 6 de abril de 2009

DESDE MI CELDA








ACABO DE LEER UN COMENTARIO EN EL POST DE JUANMA, Y NO HE PODIDO POR MENOS QUE RECORDAR UNA DE LAS MÁS TRAUMÁTICAS EXPERIENCIAS QUE HE SUFRIDO EN MI VIDA. HAN PASADO MÁS DE QUINCE AÑOS, Y TODAVIA HAY NOCHES EN LAS QUE ME DESPIERTO SUDOROSA, TEMBLANDO ... Y EMPAPADA.



Acababa de cumplir dieciséis años, estaba internada en un colegio de monjas y estábamos en plena Semana Santa. El internado se había quedado vacío, pero yo estaba castigada por mala conducta y no podía salir hasta el Jueves.

Estaba tumbada en mi celda, cuando de abrió la puerta y apareció Sor Amanda, una hermana de unos cuarenta años que siempre me había mostrado especial ojeriza. Me arranco las sabanas de un tirón preguntándome a gritos que donde había escondido el anillo, yo no sabía que pasaba, el colegio estaba vacío y solo quedábamos ella y yo, intente taparme, pues estaba casi desnuda, pero ella me lo impidió.

- ¡No te hagas la tonta!, ¡Ha desaparecido el anillo de la virgen y aquí solo estamos tu y yo o sea que ya me lo estas devolviendo o llamo a la policía!.

Empecé a llorar asegurando que yo no había sido, pero ella se abalanzó sobre mi, y empezó a regístrame por las axilas, sus manos estaban ardiendo ya antes de que pudiera hacer nada, me quitó el camisón, sus dedos se posaron sobre mis pechos y apretaron con fuerza mis pezones, no sabía que me estaba pasando, pero el miedo se mezclaba con una extraña y desconocida sensación.

-¡Seguro que lo llevas escondido entre las piernas!,- y sin darme tiempo a escapar, empezó a acariciar mi bajo vientre con suavidad, una oleada de fuego me envolvió por completo, sin darme cuenta, abrí las piernas, mientras sentía un liquido caliente brotar entre ellas. Sus dedos empezaron a introducirse en mi conchita, y un escalofrío de placer recorrió todo mi cuerpo, sentí mis pechos inflarse como globos cautivos, los pezones se endurecieron y toda mi piel enrojeció y me abandoné por completo a sus estragos.

Empezó a lamerme los pechos, mientras su mano seguía masajeándome la conchita, yo gemía de placer sintiendo sus dientes morderme delicadamente los fresones. En un momento, se desprendió de la toga, y sus senos turgentes se posaron sobre mi boca, abrí los labios, y sin saber bien lo que hacía, empecé a succionarle los pezones como si fuera a ordeñarla, ella lanzó un gemido y me llevo la mano hacia su sexo, estaba abierto y empapado como una fruta madura, empezó a moverla de dentro a fuera mientras gemía como una posesa.

En un momento, su cabeza se introdujo entre mis muslos, y su lengua serpenteó por mi vagina, yo chillaba de gusto sintiendo el calor de sus labios abrasarme el vientre. De repente, se volteó y sin dejar de lamerme el tesoro, se monto sobre mi rostro, sentí sus líquidos manar sobre mi boca, y mi lengua se introdujo entre sus pliegues ardientes, nunca había probado nada parecido, su interior era cálido y salado, sus jugos me llenaban la boca y sus labios se abrían y se cerraban al compas de mis lametones.

De repente, una ola de gusto como nunca había imaginado, me brotó del vientre y se extendió por todo mi cuerpo como una bola de fuego, grité gemí y mordí su sexo con tanta furia, que sentí como la sangre me inundaba la cara. Salió auyando de la habitación, desnuda y cojeando. Me levanté aterrorizada, y atranque la puerta por miedo a que volviera a pegarme, me lavé la sangre en pequeño lavabo, y no pude dormir en toda la noche presa de la excitación y del miedo.


A la mañana siguiente, llamaron a la puerta con delicadeza, abrí con un miedo terrible de encontrarme con ella, pero era la madre superiora, una mujer ya entrada en años. -Vamos hija, el coche te está esperando, arréglate pronto que te acompañaré a casa- se me quedó mirando fijamente y preguntó. -Hija mía, haces una cara que parece que haya visto al demonio- -Si madre, esta noche he tenido una pesadilla…. La pobre jamás podría imaginar el tipo de pesadilla que sufrí aquella noche.










SHEMIRRAMIS













lunes, 19 de enero de 2009

GALERIA NOCTURNA

http://arteyartistas.files.wordpress.com/2007/11/desnudo-en-mecedora-con-mesa-y-cafetera-azul-1973.jpg

Todas las noches Leda se sumergía en el agua caliente de la tina, jugaba con las burbujas de jabón mientras lavaba con cuidado sus hombros, sus senos, muslos, quitaba todo rastro de pintura en su blanco cuerpo. Alisaba su larga cabellera rubia y se vestía seductoramente. Cada noche se preparaba para la cita como si fuera la última, estuviera él o no esperándola. Quería vivir todo lo posible en cada noche. Siempre que él salía de viaje ella iba a su encuentro al café de la esquina, el ritual era el mismo; ella se sentaba en una mesa frente a él, lo miraba largo rato para disfrutar su rostro tostado por el sol y la sonrisa que siempre traía dibujada, esperaba a que tomara su café y sólo entonces distraía su atención golpeando ligeramente su vaso de agua con una cuchara. El volteaba a verla, ella entreabría las piernas y se las frotaba por la parte interior con las manos. En menos de cinco minutos se pasaba a su mesa, él comenzaba a temblar ligeramente, la cercanía de ella lo trastornaba. Esa noche, Leda entró al café, lo miró y por primera vez se acercó directamente a él. El la miró a los ojos, le tomó la mano y comenzó a hablar antes que ella.

¿Cómo sabías que hoy volvía de viaje?. ¿Me extrañaste? Porque tú me hiciste mucha falta. Te escribí una carta inmensa mientras estuve fuera ¿La recibiste?

*Yo no puedo abrir el correo inmediatamente que llega, deberías saberlo, tengo que esperar a fin de mes cuando alguien más lo abrió todo y entonces lo leo, es emocionante para mí pensar que perdiste una cita o están a punto de embargar la galería porque no se han pagado los impuestos. Supongo que la leeré en unos días.

Que ganas de tenerte ahora, eres la criatura más hermosa y sensual. Vamos a la galería. ¿Puedes?

Sonrío como siempre.

Leda se levantó, el puso un billete sobre la mesa para pagar el café, la tomó por la cintura y salieron del lugar. La gente que lo veía ahí sentado lo consideraban loco. Se encaminaron a la galería.

Al llegar ella sacó la gran llave del portón y entraron.

*Hoy siento una fuerza especial, quiero terminar lo que dejé empezado hace meses. ¿Tú quieres, tienes ánimos?

Si mi amor, pero cuando tardas tanto en regresar me siento débil, sin ganas de nada, te extraño, tú eres el único que marca mi tiempo en la tierra.

Bien sabes que eres mi inspiración, todo lo que pinto es por ti Leda querida

Tomaron asiento en un confortable sofá. El la tomó por la nuca y dirigió sus labios hasta sus boca. Ella cerró los ojos. Unos minutos más tarde, él tenía un pincel en su mano mientras Leda posaba desnuda con su gran cabellera rubia sobre sus senos. Faltaban tan sólo algunos trazos.

Agotados se recostaron en el sofá. El la acariciaba como si fuera la primera vez que la tuviera en sus brazos, ella respondió como si fuera la última, se sentía tímida y temerosa. Con gran ternura comenzó a besarla. Ella se dejó transportar por el deseo y el amor, apuraba las caricias, atragantada con sus besos, se entregó a él frenéticamente. Como nunca y como siempre hicieron el amor. En un descuido el volteó y miró el lienzo que acababa de terminar. Leda se desvaneció entre sus brazos volviendo al cuadro donde haAgotados se recostaron en el sofá. El la acariciaba como si fuera la primera vez que la tuviera en sus brazos, ella respondió como si fuera la última, se sentía tímida y temerosa. Con gran ternura comenzó a besarla. Ella se dejó transportar por el deseo y el amor, apuraba las caricias, atragantada con sus besos, se entregó a él frenéticamente. Como nunca y como siempre hicieron el amor. En un descuido el volteó y miró el lienzo que acababa de terminar. Leda se desvaneció entre sus brazos volviendo al cuadro donde había sido plasmada junto al cisne que casi la envolvía con sus alas.  

Lina zerón

viernes, 16 de enero de 2009

AEROPUERTO




Faltaban solo dos horas para finalizar su turno. Le dolía la espalda pero aun le quedaban los servicios. El aeropuerto estaba casi desierto a esa hora de la madrugada, la nochevieja no hay mucho movimiento, su jefe se había ido, por lo que se sentó un momento y encendió un cigarrillo. Le sabía a gloria, después de tantas horas sin poder fumar.

Echo un vistazo a su vida mientras soltaba bocanadas de humo en circulitos…. Vaya mierda de vida. Se puede resumir en los cinco minutos que dura un cigarrillo.

Cogió el carro de la limpieza, entró en el servicio de caballeros después de poner el cartelito en la puerta y comenzó su tarea. No habían pasado ni cinco minutos cuando oyó un ruido. Ya estamos- pensó- otro pirao que no sabe leer…

No le dio tiempo ni a girarse, unas manos la agarraron por detrás, le taparon la boca y ella, con los ojos desorbitados por el terror pensó que había llegado su hora…

Pero no, las manos la giraron y vio con asombro al hombre más guapo que hubiera podido imaginar jamás, susurrándole al oído que no gritara, que no iba a hacerle daño.

Ella no acostumbraba a fiarse de lo que le dice la gente, menos de un tipo que la tenia sujeta, pero era tan guapo…algo en su interior le decía que se dejara llevar…y eso fue lo que hizo.

Asintió con la cabeza y el hombre la soltó. Pero solo un momento, de pronto, sin mediar palabra, la besó en la boca. Ella quedo paralizada por la sorpresa, pero pensó-que coño- y abrió los labios para recibir aquella lengua que parecía una serpiente hambrienta.

El desconocido la agarraba por el pelo, pero no le hacia daño, era un gustazo, ella se agarró a su cuello y se dejo llevar. El tipo la fue despojando del uniforme mientras la empujaba contra la pared, ella no podía creer lo que le estaba sucediendo pero tampoco le importaba demasiado, llevaba mas de seis meses sin sexo y esto prometía, así que cerró los ojos…

Conforme le iba quitando la ropa, el desconocido la iba besando por todo el cuerpo, sus pezones, al contacto con aquella lengua se pusieron rígidos y enhiestos, el los mordía, los chupaba, los besaba, mientras le quitaba el resto de la ropa, a lo que ella totalmente excitada, ayudaba a la vez que intentaba desnudarle a él.


El tipo la cogió en volandas y la sentó en la encimera de los lavabos, abrió sus piernas y hundió su cabeza entre ellas. Separo sus labios con los dedos y comenzó a lamer todo su sexo, con una maestría digna del mejor profesional, ella ya no podía pensar, el placer iba y venia....

Ella intentaba abrazarle, corresponder de algún modo, darle placer, pero el se escurría, parecía estar dedicado exclusivamente a complacerla a ella, era delicioso ver un tío como el entregado a ella, enloqueciéndola de placer… ya no aguantaba mas, quería sentirlo dentro, se lo pedía una y otra vez, pero el no hacia caso, seguía poniéndola una y otra vez al borde del éxtasis y cuando ella estaba a punto de estallar paraba… la besaba, le mordía los pechos, hasta dejarla al borde de un cataclismo de placer.


Los minutos se le hacían segundos, cuando al fin logró relajarse un poco vio emerger de la bragueta del tipo un maravilloso e indescriptible pene que apuntaba directamente hacia ella….intento cogerlo, pero como siempre, se escabullo de entre sus manos…el la atrajo hacia si y la penetro con una fuerza que ella casi se desmaya, no podía creer lo que le estaba pasando, esto es un sueño –pensaba- pero fuera lo que fuera el placer era real, muy real.

Se aferro a su cuello, enlazo sus piernas a la cintura de él para sentirlo muy dentro, era una mezcla de placer y dolor que le hacia sentirse mareada, pero de lo que estaba segura era de que no quería parar, dios! Que no pare, me voy a volver loca, pero él no paraba, entraba y salía y cada vez que lo hacía ella sentía una oleada de placer infinito, gemía gritaba y sus gritos hacían las embestidas cada vez más furiosas y seguidas hasta que ella explotó en un orgasmo maravilloso y cruel.

Pero él no había terminado, estaba en su máximo apogeo, la cogió por la cintura, la volteó, sacó de su bolsillo una cajita y untó su pene con una sustancia brillante y de exquisita fragancia…

-no, por favor, eso no…

-no te preocupes, no te haré daño- susurró él a su oído. Tu relájate

Era una experiencia nueva para ella, y tal como prometió, el no le hizo daño, la trataba con suma ternura, excitándola, acariciando su clítoris mientras la penetraba con delicadeza, hasta que ella se relajo por completo y se entrego una vez mas al placer, un placer desconocido hasta ahora, pero que sabia que buscaría en adelante.

Cuando el desconocido consiguió otro par de orgasmos por parte de ella volvió a voltearla, volvió a penetrarla y comenzó la carrera hacia su propia meta con movimientos precisos que le proporcionaron su propio orgasmo.

La besó en la boca y desapareció, dejándola completamente atónita y medio desmayada. Recompuso su aspecto como pudo, recogió el carro de la limpieza y cuando salio del baño estaba convencida de que lo había soñado, pero su cuerpo decía que no, que era real.

-Cuando se lo cuente a Lola no se lo va a creer…

Llegó a su taquilla, cogió su bolso y al coger la pitillera vio un sobre blanco que estaba segura de que antes no estaba allí. Lo abrió y con sorpresa encontró una foto de su desconocido con una especie de dedicatoria:



Feliz año nuevo y feliz cumpleaños


Lola.


J.G.
http://lacomunidad.elpais.com/amores-fugaces/2009/1/1/el-aeropuerto-3

jueves, 8 de enero de 2009

MUCHO MACHO


"¡Se que este encuentro lo estabas deseando desde hace dos años!" Dijo al tomar mi mano. Yo reía por dentro. Llegamos a mi departamento, medio nos desvestimos y digo medio porque él no podía quitarse los pantalones ya que no se sacó primero los zapatos y yo tenía frío. Ya en la cama exigía con voz decidida y varonil: ¡"úsame, utilízame, soy todo tuyo. Date gusto conmigo que para eso estoy, para complacerte, para que goces"!. Como es costumbre, puse un caset de música variada. Eran buenas rolas, de todos los tiempos, Doords, Santana, Roling Stone y alguna que otra colada.
Él escuchaba deleitado aquello recordando nuestros años de adolescentes. Me besaba la oreja izquierda, el cuello, los pezones, tratando de provocarse una erección pero el elevador no quería subir a ningún piso, permanecía en planta baja. Por fin, después de media hora, el temor a poseerme se alejó penetrando como tallo de girasol cortado hace varios días, pero alcanzando la meta de encontrarse en el subterráneo cuando en ese instante se escuchó la voz de Paquita la del barrio: "Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho". Quedó estupefacto ante la canción y yo que comienzo a reírme. Se hizo a un lado y me dijo muy tajante: "a cualquiera se le corta la inspiración con esa clase de música que escuchas”. Le ofrecí una disculpa y comencé a besarle el pecho y más abajo para compensarlo.
Por segunda vez trató de concentrarse, yo no pude alcanzar la grabadora para dar fin a la melodía que continuaba ahí en la atmósfera erótica. Él luchaba por mantener la dignidad de macho en alto y yo por no reírme y acaso sentir algo, de pronto subió el tono de la voz de la cantante: "Rata de dos patas, te estoy hablando a ti, porque un bicho rastrero, aun siendo el más maldito, comparado contigo, se queda muuuy chiquitoooo". Solté una carcajada que seguro se escuchó hasta la tienda de enfrente. No podía dejar de reírme. Molesto me pidió apagara “esa porquería” ya que no le permitía actuar como era debido. Extraje el caset. Continuaba con una risita leve procurando no me viera, me levanté al baño, regresé y le hice cosquillas. Se sonrió conmigo para luego decirme: "no es que no pueda, es que tu música no ayuda en nada".
Pobre machito, si no era la música sino demasiada hembra para él. Lo único que podía levantar eran los ojos para mirar mi expresión; nada más se elevaba en su cuerpo. No podía; y él que me recriminó que no deseara comprar crema chantilly para untármela en todo el relieve y retirarla con la lengua. De haber sabido hubiera adquirido mejor un viagra. Una hora más tarde, cuando medio pudo, yo ya estaba más fría que un glaciar y ni un gemido me arrancó. Avanzada la noche decidió no irse a su casa. Me había sacado el premio mayor, según él. Se quedaría conmigo a dormir, no sin antes advertirme: "ronco". A muy deshoras, me abrazó y tuvo que aclararme por si acaso: "no te enamores de mi, ni lo pienses, no te conviene quererme, te lo prohíbo". Lo miré con el filito del ojo derecho y pensé: "Gordo, feo, presumido, patán, divo, egocentrista, cabrón, medio impotente y medio maricón, ¿Qué hace aquí en mi cama?
Hice dos paces mágicos, soplé fuerte sobre su cara y en su lugar apareció un chileno hermoso que recién había conocido tres días antes, me abracé a su marcado torso para despertar un mes después en la ratonera de su casa cenando con Paquita la del Barrio.
Lina Zeron

lunes, 8 de diciembre de 2008

SUEÑO DE AMOR

Acababa de cumplir 17 años, trabajaba en Discolibro, una distribuidora similar al “Círculo de lectores”. Hacia una semana que nos habían prohibido encuestar por la calle, y ahora nos dedicábamos a la “puerta fría”. Estaba desaminado, aquel día, a mi grupo le había tocado la zona “Sarriá-San Gervasio”, un barrio residencial de clase alta, donde era muy difícil colocar suscripciones.

Fui vigilando porterías, hasta que encontré una en la que no estaba el conserje, me colé rápidamente y subí al ático, salí del ascensor, y llamé al timbre. Noté como alguien atisbaba por la mirilla, al cabo de unos segundos, la puerta se abrió, y apareció una mujer alta, rubia, de unos cuarenta y tantos años. Iba enfundada en un albornoz blanco y me recibió con una sonrisa. Yo estaba cortado, apenas acerté a balbucear. –Estamos haciendo una encuesta…

-Siento recibirte así, me dijo, el servicio tiene el día libre, y mi marido está de viaje. Acabo de tomar un baño, pasa a la cocina, ya te atenderé yo misma- . La seguí por el pasillo y desembocamos en una cocina enorme.

–Estaba desayunando, ¿has probado marrón glacé?- , me dijo mientras me partía un trozo con los dientes.. El albornoz se abrió por un momento, y dejó entrever un cuerpo maduro pero intenso, los pechos pugnaban por escapar de su dulce prisión.

-Mira, aprovecho que estás aquí para que me asesores sobre música, se nota que eres un expert- . Me cogió de la mano y me acompañó a un enorme salón dominado por un carísimo equipo de Alta fidelidad. Pinchó "El sueño de amor" de Liszt, y sin dejarme contestar, me llevó hacia el dormitorio.- Siéntate en la cama, se escucha mucho mejor-

En ese momento, su albornoz se deslizó hacia el suelo dejando al descubierto un cuerpo afrutado, maduro y fragante como una guayaba.

Me quedé mudo, no sabía por dónde escapar. -¿Es la primera vez verdad?, y sin decir nada, me fue desnudando poco a poco. Nunca había sentido nada así, creí estar soñando, cuando sus manos bajaron lentamente mis slips, creí morir. –No está nada mal, me dijo con una sonrisa, acariciando el mástil, que amenazaba con reventar.

Túmbate en la cama y cierra los ojos, no lo abras hasta que yo te diga. Me tendí en el lecho y cerré los ojos. De repente sentí sobre mi boca un aroma cálido y húmedo, y un suavísimo bello se me enredaba en los labios. Abrí los ojos y apenas pude ver sus poderosos muslos y su vientre dominando mi cara. – Solo tienes que libar de mi flor, nunca has comido nada igual. Deslice mi lengua entre sus pétalos y ella empezó a moverse de arriba abajo lentamente y a proferir unos suaves suspiros, noté que todo yo me venía abajo, y me despeñé como un torrente… la miré avergonzado. –No pasa nada cariño, a tu edad, eso tiene fácil remedio, y acarició mi niño de arriba abajo con su lengua. Cuando lo introdujo en su boca y lo lamió con dulzura, creí morir de placer. – Ahora aguantarás mucho más,- y poniéndose a horcadas sobre mí, comenzó a cabalgarme lentamente, sus pechos saltaban como blancas palomas a punto de levantar el vuelo, fue aumentando el ritmo poco a poco. No sé cuanto duró aquello, de repente lanzó un suspiro largo e intenso y me galopó con furia, yo sentí que mi cuerpo se fundía en una corriente de lava y perdí el conocimiento. Cuando desperté estaba solo, la busqué por toda la casa, pero no pude encontrarla, me lavé en el bidé como pude, me vestí en un instantes y salí escaleras abajo. No se lo conté a nadie, ni siquiera a mi mejor amigo.

Toda la semana estuve esperando a que llegara el jueves para volver a visitarla, soñaba con ella, y varias noches manche mis sabanas con su recuerdo. Llegó el día, y me acerque con sigilo al portal, cuando estaba abriendo la puerta del ascensor, sentí una voz a mi espalda. -¿A dónde va, caballero?. –Al ático, respondí titubeando. -¿Al aticó? , pero si no vive nadie.

Si, respondí, una señora rubia …

-Esta Ud loco me interrumpió, la señora murió hace seis meses.

-¿Cómo dice?- pregunte incrédulo.

-Salió en todos los periódicos, se enamoró locamente de un hombre mucho más joven, cuando este la abandonó no pudo soportarlo y se arrojó por la terraza.

Salí corriendo sin contestar y durante una semana me encerré en casa, no hacía más que pensar en ella, todas las noches se me aparecía en sueños envuelta en su albornoz y hacíamos el amor con locura. Perdí el interés por todo, adelgacé cuatro kilos en unos días. Solo esperaba la llegada de la noche para tenerla entre mis brazos y amarla con una pasión deseperada. Una noche no volvió más, cuando desperté me encontré sobre la mesita de noche, un retazo de albornoz blanco, me lo llevé a los labios, y un perfume inolvidable me inundo el alma, sin lugar a dudas aquel aroma, era su aroma.

viernes, 21 de noviembre de 2008

EL JUEGO DEL AMOR


HOY HE DISFRUTADO DE TU BELLEZA ANGELICAL, TUS CABELLOS DESCANSANDO SOBRE TU HERMOSO ROSTRO, TUS MANOS CREADAS PARA ACARICIAR, TUS PECHOS, NIDOS DE AMOR Y REFUGIO DE LA TERNURA...
HE ESTADO UNA ETERNIDAD RESPIRANDO TU ALIENTO, ¿SABES? TU ALIENTO ES DULCE, CALIDO, E INCITA AL AMOR. PERO ME HE REPRIMIDO, ME HUBIERA ABALANZADO A BEBER EL MANÁ DE TUS SENOS, PERO ME HE ESTADO QUIETITO.
TE HE VOLTEADO, Y MI GATITO JUGUETÓN, SE HA LANZADO A JUGUETEAR CON TU OSITO. HA SIDO UN JUEGO DELICIOSO, PANZA ARRIBA EL UNO SOBRE EL OTRO, ARAÑANDOSE Y HACIENDOSE COSQUILLAS..... TU MIMOSITO, ME HA RECIBIDO CON UN ABRAZO INMENSO, LE HA COJIDO CARIÑO, Y AHORA CUANDO LO SIENTE CERCA NO LE QUIERE DEJAR ESCAPAR.
HE PERMANECIDO DENTRO DE TÍ, ACARICIANDO TUS CABELLOS COMO LOS DE UNA BEBITA, BESANDO TUS SONROSADAS MEJILLAS, ACARICIANDO FURTIVAMENTE TUS PECHOS.
DE REPENTE, TU PELUCHE, HA EMPEZADO A SUCCIONARME, A LAMERME CON MIL LENGUAS, Y SIN PODER AGUANTARME MAS, ME HE FUNDIDO CONTIGO EN UN RIO ARDIENTE.
MIENTRAS BESABA TUS LABIOS, OÍA UN DULCE LAMENTO ESCAPAR DE TU PECHO, SUAVE INACABABLE, TRANQUILO COMO UN MAR EN CALMA …, TE QUIERO, TE QUIERO TANTO QUE SI UN DIA ME FALTARAS, ME VOLVERIA CUERDO.

lunes, 3 de noviembre de 2008

UN BAÑO MUY CALIENTE

Acabo de llegar de un viaje de negocios. Me molesta mucho viajar los fines de semana dejando a mi esposa en casa, pero era importante y no me ha quedado mas remedio. Camino a la estación, he recogido una flores de azahar, se que ella aprecia mas estos detalles, que algo comprado en un supermercado.

Abro la puerta con cuidado, a veces acostumbra a echarse la siesta, y no quisiera despertarla, pero una vez en casa, oigo el ruido de la ducha me acerco discretamente, y atisbo por la rendija de la puerta, a veces disfruto contemplándola mientras se baña.

Cuando ella se percata, me provoca descaradamente, es un juego realmente delicioso, pero hoy no se ha dado cuenta, veo difuminada su figura a través de la mampara, un menudo y delicioso cuerpo, capaz de enloquecer al mas frio de los hombres. Me quedo contemplándolo, mientras se acaricia con la esponja, sus delicados hombros, sus torneados muslos, sus orgullosos senos, pausadamente, me desnudo en silencio y antes de que pueda percatarse, mis manos han asido sus pechos con suavidad y firmeza, su intento de gritar, es abortado por mis labios que se pegan literalmente a los suyos, sellándolos en un pacto de silencio.

El vapor inunda el baño, mi vientre se frota contra sus nalgas, y una tibia y poderosa

Corriente inunda todo mi cuerpo, mis dedos pellizcan delicadamente sus pezones, mientras sus pechos, se endurecen como jugosas y apetecibles naranjas. Ahora mis manos han bajado hasta su vientre, suave, perfumado, y profundizan en su en su espesura que cede dócilmente a mis embates. Mi dedo profundiza, buscando su tierno resorte, mientras mi niño , ya enloquecido se retuerce entre sus nalgas. El agua sigue acariciando nuestros desnudos cuerpos, y la temperatura no hace mas que subir, siento su mano asir me enloquecida mientras se arrodilla y me acaricia con su sabia lengua, pero hoy solo deseo su placer, la siento en el borde de la bañera, y sumerjo mis labios en sus profundidades mas cálidas, saboreo sus jugos con indescriptible placer, mientras mi lengua descubre hasta sus mas íntimos rincones. Veo de reojo, como ella dirige el chorro de cálido de la ducha hacia sus pechos, que se abren como rosas maduras, el ambiente está cada vez mas caldeado.

A pesar de mis objeciones ella ha asido mi báculo y lo acaricia con maestría hasta llevarme al borde del abismo, mi lengua enloquecida acaricia con infinita dulzura su cueva de los placeres, hasta que toda ella se enerva, grita y aprieta rítmica y salvajemente mi sable que estalla enloquecido esparciendo su amorosa carga por todo su cuerpo, mientras sus temblores son acallados poco a poco por mi amorosos besos. Nos sumergimos en la bañera, y el jacuzzi comienza a relajar nuestros enfebrecidos cuerpos, cierro los ojos y siento como sus labios se posan dulcemente en los míos.... Por cierto, ¡¡creo que me deje abierta la puerta!!.

jueves, 23 de octubre de 2008

ANILLOS DE ORO


Otra noche enredadito en tus amorosos anillos, con tu boca devorándome tiernamente impía, esperando el dulce veneno de tus labios que me embriagan y me dejan rendido y desarmado al embate de tus manos de fuego, de tus besos profundos, de tus maullidos hechiceros.

Cada despertar es el comienzo de una esperanza, un contar los segundos para volver a perderme en el divino abrazo de tu cuerpo cálido y lascivo, que me envuelve en sus amorosas sedas para ser engullido por tus labios sin fondo y arrojado a las pálidas arenas de un sueño profundo y deseado.... Estréchame hasta que mis huesos crujan y el deseo me estalle en tus anillos..