viernes, 1 de abril de 2011

HACIENDO CAMINO



La vida es una lucha continua entre lo que somos y lo que queremos ser, una batalla perdida entre el quiero y el puedo. Durante la infancia soñamos nuestro futuro, levantamos castillos de naipes que el mañana nos derriba de un manotazo. Conforme avanzamos por la senda, nos vamos encontrando diversos desvíos, atajos y pasos cerrados sin señalizar, a veces tenemos que retroceder y desandar el camino, otras nos encontramos atrapados en un avispero de zarzas de la que nos es imposible salir, entonces hay que desenvainar y abrirte paso a machetazos aunque te dejes la piel a tiras, porque las hienas acechan con ojos encendidos.

A veces sufrimos espejismos, creemos que nos acercamos a un oasis, pero al hundir la cabeza en el agua, resulta que tan solo es arena, otras nos adentramos en un pantano y el cenagal intenta engullirnos para siempre.
Todos tenemos el camino marcado, algunos salimos bien pertrechados, con vivieres, provisiones y un buen equipo de navegación, otros apenas con una cantimplora y el instinto como única brújula. A veces coincidimos con otros peregrinos, unos nos hacen compañía y nos echan una mano en las dificultades, otros esperan que nos durmamos para robarnos hasta los sueños, pero de una u otra manera, nadie hace la senda por nosotros, podemos viajar durante años en buena compañía, pero tarde o temprano alguno de nosotros tomará el desvío de salida.
No sabemos lo que nos espera al llegar a la meta, por lo tanto se trata de hacer de el viaje un recorrido lo más grato y enriquecedor posible, disfrutar de los paisajes y de la compañía, y no dejarnos engañar por cantos de sirenas, el camino más corto no es el que te lleva más lejos y llegar el primero no significa llegar en el momento oportuno. Si al arrivar a nuestro destino, giramos la vista y las cunetas están cuajadas de flores es porque las ha regado nuestro sudor y nuestras lágrimas, los que vengan detrás se encontrarán un sendero más hermoso.

Juanmaromo

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