martes, 5 de febrero de 2008

MINA CANTA A SERRAT (La tieta)

Mina siempre ha sido una gran admiradora de Serrat, y ha cantado en italiano muchas de sus canciones, aquí traigo una joya, muy difícil de conseguir, pero que vale la pena admirar.

LA TIETA

LA TÍA SOLTERA

La despertará el viento de un golpe en los postigos.

Es tan larga y ancha la cama... Y están frías las sábanas.

Con los ojos medio cerrados buscará otra mano

sin encontrar ninguna, como ayer, como mañana.

Su soledad es el amante fiel

que conoce su cuerpo pliegue a pliegue, palmo a palmo...

Escuchará el maullido de un gato castrado y viejo

que en sus rodillas duerme las largas noches de invierno.

Hay un misal dormido encima de la mesilla de noche

y un vaso de agua medio vacío cuando se levanta «la tieta».

Un espejo resquebrajado le dirá: «Te haces mayor.

¡Cómo ha pasado el tiempo! ¡Cómo han volado los años!

¡Cómo se han perdido por las calles los sueños de juventud!

¡Cómo se arruga la piel, cómo se hunden los ojos!...»

La portera, a su paso, dibujará una sonrisa:

es el orgullo de quien tiene alguien que le caliente la cama.

Cada día lo mismo: coger el autobús

para trabajar en el despacho de un abogado gandul

con quien en otro tiempo ella se hacía la estrecha.

De eso hace tanto tiempo... Ni lo recuerda «la tieta».

La que siempre tiene un plato cuando llega Navidad.

La que no quiere nadie si un buen día cae enferma.

La que no tiene más hijos que los hijos de sus hermanos.

La que dice: «Todo va bien». La que dice: «¡Qué más da!»

Y el Domingo de Ramos le comprará a su ahijado

un palmón largo y blanco y un par de calcetines

y en la iglesia los dos harán lo que hace el cura

y alabarán a Jesús que entra en Jerusalén...

Le dará veinte duritos para abrir una libreta:

hay que ahorrar el dinero, como siempre hizo «la tieta».

Y un día se ha de morir, más o menos como todos.

Se la llevará una gripe al agujero profundo.

Entonces ya habrá pagado el nicho y el ataúd,

los salmos de los sacerdotes, las misas de difuntos

y las flores que acompañarán su entierro;

son cosas que a menudo las olvida la gente,

y son tan bonitas las flores con crespones negros colgando

y detrás unos amigos, descubiertos hace un instante

y una esquela que dice... «Ha muerto la señorita...

...descanse en paz. AMÉN»... Y olvidaremos a «la tieta».

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