sábado, 16 de enero de 2021

CORROMPE QUE ALGO QUEDA



Una corrupción generalizada como la que sufrimos en España es solo posible en el seno de una sociedad corrupta, una sociedad sin conciencia política ni ciudadana, una sociedad podrida.

Uno de los efectos mas destructivos de la dictadura fue la sustitución de la ética por la religión, pecado y delito iban unidos de la mano, y casi todo lo que permitía la iglesia era bien visto por el estado. Pasamos de ser ciudadanos a ser súbditos con muchos deberes pero pocos derechos, todo lo que provenía del estado, los impuestos, las leyes, la propaganda era considerado como un subterfugio del poder en su contra, y el pueblo aprendió a defenderse, eludir los impuestos, no pagar las multas y quebrantar la ley se convirtió en el deporte nacional, un deporte más popular que el mismísimo futbol.
Pasaron los años, y la dictadura cedió el paso a una democracia pactada que reestableció las formas democráticas pero que no supo o no quiso resucitar el espíritu ciudadano; estafar a las compañías de seguros, defraudar a hacienda y eludir todo tipo de obligaciones sociales y financieras siguió siendo la consigna de empresas y particulares, costumbre que ha llegado hasta nuestros días, pagar el IVA, declarar a hacienda y cumplir con las obligaciones sociales sigue siendo para la mayoría de ciudadanos como una obligación y no como un derecho y por lo tanto incumplirla, no se considera un delito si no un reto.
En un país sin cultura democrática es normal que el nepotismo, la corrupción y la impunidad estén a la orden del día al igual que los impagos empresariales, los morosos profesionales y los trileros comerciales; con un poder judicial en manos del poder político y un poder político en manos de arribistas y cuatreros es impensable una sociedad justa y solidaria, pero esta situación solamente posible cuando la consciencia social y ciudadana de un pueblo es inexistente, un pueblo que vota, soporta y aplaude la corrupción es un pueblo condenado a la miseria, a la miseria social, a la miseria política y a la miseria moral.

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