jueves, 10 de marzo de 2016

¿RACISMO, CLASISMO O COSTUMBRISMO?

Cada vez que estalla una crisis, los viejos fantasmas salen de sus guaridas. Si durante las épocas de bonanza muchos admiten a los emigrantes porque pueden exprimirlos sin apenas riesgos, porque hacen el trabajo que nosotros despreciamos, cuando llegan las vacas flacas, son los primeros en echarles la culpa de todos los males, algunos responsables de la seguridad social, tienen el cinismo de culpar a la emigración de las listas de espera y del caos gigantesco en que esta ¿institución? está sumida. ¿Es que han llegado todos de golpe?, ¿Es que nadie ha pensado en que el presupuesto “per cápita” disminuye, si no aumenta el presupuesto global? .
Todas las culturas sin excepción tendemos a segregar a los “elementos extraños”, fagocitamos a todo aquel que se introduce en nuestro tejido social, o se integra o es absorbido y eliminado, así lo hicieron los Judios con los gentiles, los romanos con los bárbaros, los gitanos con los payos y los musulmanes con los infieles. El problema surge cuando el número de células se reproduce tan rápidamente que no da tiempo a ser reabsorbido, o cuando son elementos resistentes a la integración entonces se generan tumores que acaban enquistándose y produciendo alteraciones en el organismo social.
Nadie llama moro a un jeque árabe, ni negrata de mierda a Mr Obama. Lo que llamamos genéricamente racismo, es en realidad una forma de clasismo, cuando vemos a un “sin techo” durmiendo en un cajero o a un drogadicto tirado en un portal, no nos importa demasiado si es propio o si es extraño, es un marginado que nos reprocha con su propia existencia.
Algunas culturas se auto marginan, así muchos judíos, gitanos o musulmanes, no consienten que sus mujeres se casen con hombres de otra etnia, aunque si permiten que los hombres contraigan matrimonio con mujeres del mundo exterior. Teóricamente es una manera de proteger la raza, pero en realidad lo que están perpetuando es una forma de vida, unas costumbres ancestrales que se resisten a ser absorbidas por la sociedad dominante.
Nadie pone reparos a los gitanos, musulmanes o rumanos que se integran y respetan las costumbres y las normas de la sociedad aunque mantengan sus tradiciones en su vida privada. En una sociedad laica y democrática, todos tenemos el derecho a unas creencias, y la obligación de respetar las de los demás ciudadanos, pero sobre todo a cumplir unas leyes que están por encima de costumbres y culturas. Mientras no tengamos esto bien claro todos y cada uno de nosotros, la convivencia diaria traerá problemas cada vez más graves. Lo que está claro es que tarde o temprano, todo elemento extraño que se introduce en un conjunto o bien acaba integrado o es segregado al exterior y eso sucede a nivel celular y a nivel mundial. Es una ley tan universal como la ley de la gravedad.
JUANMAROMO

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