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lunes, 28 de julio de 2008


TELEVISIÓN SINIESTRA

Uno de los programas televisivos más siniestros de todos los que se emiten en este momento (y la competencia es reñida) busca como objetivo la elección de la mejor modelo de 2008. Hace algunos meses, veinte muchachas fueron seleccionadas de entre las más de mil que se presentaron, y como Cenicientas, recibieron un zapato rojo en señal de aceptación. Debían ser mujeres de entre los 16 y los 23 años y medir más de 1,70. Por las improvisadas pasarelas desfilaron niñas nerviosas, madres recién paridas, muchachas que sabían que no contaban con el apoyo de sus parejas o que, por el contrario, cumplían el sueño de su familia al entrar.

Desde entonces se han enfrentado a comentarios superficiales, en ocasiones poco acertados o hirientes de un jurado que, en teoría, debe formarlas. Las extravagancias, falta de control o histrionismo de quienes les juzgan dejan estupefacto al espectador. Triste visión del mundo bello y apasionante de la moda.

La utilización en las pasarelas de niñas, o de mujeres que apenas han superado una adolescencia cada vez más duradera y desprotegida, no es nueva; y como en los platós de cine, en determinados deportes o en el ballet, se justifica históricamente por dos razones que se esgrimen como si fueran verdades: una, la presencia voluntaria de las niñas en esos campos. Otra, "el público lo pide". Como casi todo lo que implica la utilización del cuerpo femenino, los límites se perfilan muy turbios, y las consecuencias serán devastadoras. Pero, eso es cierto, dan espectáculo. Y pena.

Espido Freire

viernes, 25 de julio de 2008

EL ABOMINABLE " GRAN HERMANO"

¿Qué es el gran hermano? Una voz de locutor en off, que vigila cual dispositivo panóptico a un grupo de sujetos que voluntariamente han decidido prescindir de su privacidad.
Como experimento de laboratorio, si ese fuera el fin, no estaría permitido, seguramente sería declarado antiético por cualquier jurado científico. Pero donde la ciencia no llega, lamentablemente llegan los intereses económicos.

El gran hermano no es un experimento de laboratorio que pudiera dar alguna información sobre el comportamiento humano, no es la extravagancia de una elite aburrida luego de haberlo probado todo, es un emprendimiento económico que ha pegado fuertemente en la gente común.

Lo mas triste es justamente esto último, el gran hermano tiene la posibilidad de llegar a muchísima gente desprevenida que no tiene mucho para elegir en la televisión de estos tiempos. Apaleados por las distintas crisis que hemos venido viviendo como ciudadanos del mundo en vez de ponernos a crear nos quedamos absortos en la pantalla de televisión a las horas (porque hay doble horario para que nadie se lo pierda) de este “programa”. Ya no alcanzan las infames telenovelas con sus tramas tragicómicas, donde el espectador sublima en algún personaje sus anhelos de ir de la pobreza a la riqueza sin casi ningún esfuerzo. Fue necesario agregar el gran hermano , no se sustituyó un mal por otro. En el gran hermano la gente tiene la posibilidad de despertar su veta voyerista, la veta perversa que le permite introducirse en los rincones mas privados del otro.

¿Es esto sano?

¿Es inofensivo?

Por supuesto que es enfermo y ofende la dignidad humana. Se llega a la vida privada artificial de un grupo de sujetos, limitados por un espacio físico y por una compañía que no eligió. El gran hermano, qué espero muchos se pregunten ¿qué es?, tiene el poder de mas allá de la exposición física de los participantes a los ojos de las multitudes, les expone también psíquica y emocionalmente. Les llama al “confesionario”, no alcanza lo que estos jóvenes viven y muestran, tienen que decir qué es lo que les pasa. Pero el público tiene el poder perverso de decidir quién se va de la casa, quién no les ha gustado. Todos los participantes saben que de todos los que ingresan a convivir por unos cuatro meses en esa desconocida casa, sólo uno quedará elegido por las multitudes que llaman por teléfono para decidir estas cuestiones.

Es así que las vidas de la gente han pasado a un segundo lugar porque la prioridad está en la vida de otros; otros que no conocen mas que por esa extraña convivencia televisada.

¿Qué ocurre a nivel social? ¿Qué ocurre en las familias? Y , las conversaciones en reuniones de familia ya no versan sobre sus propias vidas, sobre como ayudarse unos a otros sino sobre quién será el pequeño hermano que quedará en la casa, el elegido. Quién es el que sale cada fin de semana, para disfrutar perversamente de sus aciertos cuando los tienen, la satisfacción que da la ilusión de estar eligiendo algo.

Y, ¿de la posible guerra en oriente? Mejor ni hablar, ya que los de gran hermano quedan aislados del mundo sin ningún medio de comunicación mas que con quien hipócritamente conduce el programa y con el misterioso gran hermano, no saben si habrá guerra, no saben si les pasa algo a sus familias o seres queridos, el egoísmo de querer ser famosos y de querer ser elegidos por el público le ha ganado a cualquier otro sentimiento.

Esto no construye, no está basado en ninguna hipótesis científica, no produce reflexión ni crítica sobre sí misma. Es nada mas ni nada menos que el nuevo curro televisivo.

Como podemos entonces afirmar que no es nocivo! Está instrumentando una forma de mirar el mundo torcida, donde el mundo se reduce a que hoy me gusta este, mañana el otro y pasado el otro, todo corto, rápido, superficial, todos se quieren y se aman, a veces se odian, pero todo eso surge allí en esa enferma convivencia. Nunca supe de ninguno que al menos tuviera el tino de ponerse a producir, de manifestar lo que siente a través de algunas de las tantas expresiones artísticas de las que podemos sentirnos orgullosos de ser las inteligencias superiores en este mundo con una sensibilidad única. Y entonces la sola idea de pensar que en fin, “el mundo está tan mal que por lo menos eso distrae” y entretiene. Es tremendo en sus consecuencias, el mundo es de todos y todos le tenemos que cuidar, construir y mejorar día a día, cuando ocurren catástrofes o sabemos que están a punto de ocurrir, en vez de enajenarnos tenemos que tomar una actitud responsable al respecto.
Debemos inculcar a nuestros niños una cultura de la paz y no una cultura del gran hermano, donde la única participación que puedo tener es a través de la pantalla de t.v. y/o de un número telefónico. Porque si así vamos a mirar la guerra, jamás vamos a aprender de nuestra propia historia.

El otro aspecto a destacar es que lo que se promueve es el no trabajo, estos sujetos pueden estar allí el tiempo que sea porque lo que han dejado es de menor importancia, estudios, trabajo, etc. Cómo podemos pensar un mundo donde nos convertiremos en pequeños hermanos inútiles por definición, que solo esperamos que los días pasen en el ocio total.

¿Es esto lo que queremos? Reflexionemos en la idea de que las nuevas dictaduras gobernarán las mentes, cuanto mas estúpida una población mas fácil será dominarla. Al menos no permitamos que nuestros niños y jóvenes crezcan en la estupidez, en el predominio del bajo nivel intelectual, en la superflua idea de que se puede vivir de la nada.

MUNDO MATERO.

jueves, 17 de julio de 2008

17 Jul 2008

BLAS ... ¡A MÍ NO ME LA DAS!

Este señor es el típico machista ilustrado, ¡Dios mío, tiene que dirigir la casa ir a comprar y cuidar a su hija! Y dice que son cosas que se hacen a los 60 años. Pues digo yo que a esa edad debería cuidar a su nieta… y claro como eso menoscaba su virilidad, se va de putas. El colmo del cinismo es cuando afirma. “Mi esposa se sentía tan culpable que me pedía que saliera a divertirme los viernes por la noche, así que llevaba una doble vida.” ¿Una doble vida? Lo que este tío llevaba era una vida rastrera, ¡Como debía tener de amargada a la pobre mujer para que le pidiera que se fuera a follar fuera de casa!.
En casa yo era el apoyo físico y emocional, y sé que suena injusto éticamente, pero con mi amante podía ser hombre. ” Vamos ahora resulta que si eres el apoyo físico y emocional de la familia, eres una mierda, y para ser un hombre de verdad, tienes que buscarte una amante…
…“ningún amigo se atreve a preguntarte cómo son las relaciones sexuales con una mujer que tiene un solo pecho, de manera que estas cosas íntimas las hablaba con mi amante.” Esto ya es el colmo del cinismo, claro que es más agradable contar estas cosas en el catre de la fulana que en el diván del psiquiatra.
.. Hubo un momento en que pensé que ya no la quería, ingenuamente siempre había creído que, ante la enfermedad, el amor y el apoyo surgían automáticamente. .¡Dios mio! Este pavo no es un ingenuo, es un cretino acabado, -no es que creyeras que no la querías, es que querías deshacerte de ella y no sabias como, y claro cuando ella te dice:…"Sigo amándote mucho y soy muy feliz contigo, pero si no estás seguro de que me amas, no quiero seguir a tu lado el poco tiempo que me quede". te sientes tan canalla ante esa prueba de amor, que decides esperar que se muera antes de marcharte a vivir con tu fulana. ¡Un acto realmente heroico!.
¿Hubieras seguido a su lado sabiendo que sobreviviría y que la curación seria lenta y penosa? ¿La hubieras acompañado en las interminables sesiones de quimioterapia, viendo como su belleza se desvanecía quizás para siempre? ¿La hubieras obligado a reconstruirse el pecho con el riesgo de recaída que esa operación conlleva?, o sencillamente te hubieras largado con tu amante dejándola tirada en el peor momento de su vida? No me extraña que muriera feliz, porque con un hombre como tú, lo tenía crudo la pobre. Y lo que más me jode es que ahora escribas el libro y te hagas pasar por un héroe, cuando solo has sido un cobarde egoísta arropado por una mujer que nunca mereciste. Hombres como tú los hay a patadas, hombres que han dejado tiradas a sus mujeres cuando más falta les hacia su cariño y su apoyo, pero al menos no han tenido el cinismo de escribir un libro.

SHEMIRRAMIS

LOS MITOS DE LA TRANSICIÓN


A raíz del aniversario de la transición de la dictadura a la democracia en España se ha reproducido en muchos medios de información la interpretación dominante de aquel periodo que asume que el advenimiento de la democracia fue resultado del liderazgo del Rey, el cual, con el apoyo de las élites políticas, empresariales, financieras y eclesiásticas, desarrolló su proyecto democrático, que había mantenido oculto durante la dictadura y que pudo realizar tras la muerte del dictador. Tal versión ha sido incluso reproducida por algunas voces de izquierda que han visto al monarca y a su Gobierno, liderado por Adolfo Suárez, como las piezas clave en el establecimiento de la democracia.
Ni que decir tiene que tal explicación tiene distintas versiones, pero en todas ellas se presenta la transición como un proceso liderado por el Rey, sin que la población tuviera gran protagonismo, recordándosenos que el dictador murió en la cama, frase que quiere comunicar el mensaje de que la población pacificada durante 40 años de dictadura no mostró resistencia al régimen dictatorial. Según tal explicación, solo unos pocos resistentes se habían opuesto activamente a él.

LA REALIDAD, sin embargo, fue muy distinta. La evidencia --existente en varios documentos, incluido el libro El final de la dictadura, de Nicolás Sartorius y Alberto Sabio-- muestra que las fuerzas de la nomenclatura franquista llamadas reformistas no tenían un proyecto democrático al principio de la transición. La misma evidencia muestra a grandes sectores de la población española, liderados por la clase trabajadora, que se opusieron activamente a la dictadura y al dominio conservador del proceso de transición, habiendo sido esta presión popular la que fue determinante para el establecimiento de la democracia.
En realidad, detrás de cada uno de los movimientos de la monarquía y de la nomenclatura del Estado franquista hacia un proyecto democrático había grandes movilizaciones obreras. Lejos de la imagen de pasividad que se transmite, España fue el país de Europa con mayor agitación social durante aquel periodo, habiendo tenido lugar las mayores protestas obreras conocidas en la Europa occidental desde la segunda guerra mundial. Tal como señalan Sartorius y Sabio, en 1976, año decisivo en la transición, hubo 1.438 días de huelga por cada 1.000 trabajadores (la media en la Comunidad Europea era de 390 días), y en los sectores industriales tal cifra alcan- zó 2.085 días (cuando el promedio de la CEE era de 595), situación que se repitió en 1977.
Tal agitación social se había manifestado con gran intensidad a partir de 1973, y alcanzó su cenit en 1976, cuando un alarmado Ministerio de Gobernación (consciente de que en los primeros nueve meses de aquel año habían existido ya 17.731 huelgas con 150 millones de horas de trabajo perdidas) alertó del "gran peligro que representaba tal movilización para la continuación del orden institucional", lo cual quería decir la continuación de la Monarquía. Los documentos del Ministerio de Gobernación señalan claramente el gran temor que existía en los círculos gobernantes sobre las movilizaciones obreras. Fueron tales movilizaciones las que motivaron que el Monarca despidiera a Carlos Arias Navarro, el cual había mostrado su imposibilidad de controlar tales movilizaciones a pesar de haber sido el suyo uno de los gobiernos más represivos en los últimos 10 años de la dictadura.
Torturas y detenciones fueron práctica común de aquel Gobierno, con varios obreros asesinados en la defensa de sus derechos laborales. El 60% de los procedimientos llevados a cabo por el enormemente represivo Tribunal de Orden Público en sus 13 años de existencia se realizaron durante el Gobierno de Arias Navarro (más de 12.000 casos). La imposibilidad de recuperar la normalidad, consecuencia de la gran resistencia popular, hizo que el primer Gobierno de la Monarquía aprobara en Consejo de Ministros la propuesta de Arias de militarizar a todos los empleados de Correos, Telégrafos, Telefónica, ferrocarriles, agua, gas y electricidad, es decir, la infraestructura del Estado, que se veía en peligro.

ANTE LA imposibilidad de recuperar la normalidad y estabilidad social del país, el monarca sustituyó a Arias por Suárez, que recibió las instrucciones reales de que explorara con partidos de la oposición, entonces en la ilegalidad, la posibilidad de incorporarlos al proceso de reforma, excluyendo a aquellos sectores que habían sido más activos en la resistencia, incluyendo el Partido Comunista. Su intento era establecer una democracia limitada, que intentaba marginar a amplios sectores de la clase trabajadora, tal como ha reconocido Herrero de Miñón, uno de los colaboradores de Suárez (El Siglo 2-8 Junio del 2007).
De nuevo, fue la presión popular la que forzó tal cambio y el Partido Comunista fue aprobado (aun cuando la ley aprobada por Suárez discriminaba y continúa discriminando a aquella fuerza política). A la imagen tan extendida de que Franco murió en la cama, utilizada por aquellos que desean dar protagonismo al Rey y a la nomenclatura franquista y reformista en el proceso de transición hay que enfatizar que, tal como señalan Sartorius y Sabio: "Si bien el dictador murió en la cama, la dictadura murió en la calle".

Vicenç Navarro Catedrático de Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona

miércoles, 16 de julio de 2008

JESUS BAJÓ DE LA CRUZ EN ESTADO DE COMA

A ENTREVISTA CON MIGUEL LORENTE, MÉDICO FORENSE

Partiendo de las marcas de la sábana santa y los testimonios históricos de la crucifixión de Jesús, Miguel Lorente (Serón, Almería, 1962) se atreve con uno de los mayores desafíos que se haya planteado la medicina legal: reconstruir con ojos de forense aquellas horas cruciales. La pesquisa, 42 días (Aguilar), aporta un dato que traerá cola: Jesús no murió en la cruz.

--¿Cómo surge este reto?
--Desde que soy forense he pensado que ciertos hechos de los Evangelios podían tener una explicación más razonable que el milagro. Más tarde, cuando trabajé en el FBI por temas del ADN, recopilé información sobre la sábana santa, que es un objeto fascinante para un forense. De ella partió mi curiosidad científica.

--La sábana es su prueba de cargo.
--Es el único documento que estuvo presente en el lugar de los hechos. Nunca estaremos del todo seguros, pero hay pruebas científicas que confirman que es verdadera. Se dice que es 82 millones de veces más probable que la sábana sea real que lo contrario. Me remito a esas pruebas para darla por auténtica.

--Y esa sábana es un libro abierto en manos de un forense.
--Es lo que me permite afirmar que Jesús bajó vivo de la cruz, porque en ella hay signos de vitalidad y ninguno de mortalidad.

--¿En términos forenses, qué sufrió Jesús en la cruz?
--Un shock traumático, con un componente hipovolémico por la pérdida de sangre, y posiblemente un edema pulmonar. El Evangelio de san Juan dice que del costado le fluían agua y sangre. Era líquido pleural, y le salía por la herida que le causó la lanza que le clavaron para ver si estaba muerto. Pero la forma de esa lanzada, en bisel desde abajo, no lo mató. Sufrió un coma superficial, aunque le dieron por muerto. Por eso no le partieron las piernas, lo que se solía hacer. Tras bajar de la cruz, recobrar la horizontalidad le devolvió oxígeno al cerebro.

--Sigamos con el informe forense. ¿Qué pasó después?
--En el sepulcro lo lavaron, algo que es evidente, porque solo así se pudo obtener la imagen tan nítida y limpia que ofrecía la sábana. En las escrituras se afirma que Nicodemo llevó 50 libras de mirra y aloe para lavar el cuerpo, sustancias con poder curativo y analgésico. En ese momento debió de ser cuando vieron que estaba vivo y lo rescataron. Para los creyentes hubo resurrección, pero científicamente pudo darse una resucitación, que es un fenómeno habitual. Hay manuales de resucitación para accidentes de tráfico.

--¿Qué pasó a los 42 días?
--Tras aparecer ese domingo, el cuerpo no fue visto hasta el día 42, cuando se produce la ascensión. No sabemos si el relato de esa ascensión se refiere a la verdadera muerte de Jesús, o a partir de ahí desapareció de la vida pública. Lo cierto es que el cuerpo que estuvo en contacto con la sábana santa estaba vivo. Pudo morir a los 42 días por las heridas de la cruz, pero no murió en la cruz.

--¿Qué consecuencias religiosas tiene esta conclusión?
--Una cosa si quiero dejar clara: ni el tono de mi libro ni mi intención buscan atacar a nadie. Si acaso, debería servir para no enfrentar la ciencia con la creencia, que son planos diferentes. Ni la religión puede utilizar lo que no explica la ciencia para decir que es milagro, ni la ciencia puede dedicarse a tirar por tierra los sentimientos religiosos con demostraciones. Nadie dejará de creer en lo que crea por leer este libro.

--Pero choca con dogmas de la Iglesia.
--Si el dogma dice que Jesús resucitó, mis análisis me dicen que no, porque no murió. La cuestión es: ¿por qué volvió de ese coma? ¿Un milagro? Vale, pues fue ese milagro lo que dejó esa huella en la sábana, yo ahí no entro.

--¿Usted es creyente?
--Sí, en cuanto que comparto unos sentimientos que me acompañan desde pequeño. Son las referencias con las que crecí. Puedo criticar a la Iglesia en muchas cosas y no compartir sus planteamientos, pero ese sentimiento profundo lo conservo.

--¿Y ese sentimiento lo toca algo su investigación?
--No. El científico, especialmente el forense, debe saber dejar a un lado sus sentimientos, su fe, su ideología y sus creencias cuando está ante una actuación profesional. Si no, cuando estás viendo a un maltratador, te pueden entrar ganas de manipular el informe para que vaya a la cárcel. Así no trabaja un profesional.

--¿La forense es una ciencia exacta?
--La ciencia no demuestra la verdad, sino lo verificable, y llega a conclusiones con los instrumentos que tiene al alcance. Cuando investigué la muerte de Blanca de Navarra y el Príncipe de Viana, se me acusó de reescribir la historia. No es cierto: yo sigo escribiéndola. El tiempo es una palada de tierra que se arroja sobre los hechos y los trata de tapar, pero la tecnología nos permite desenterrarlos. Para un forense, el pasado solo es una fase del presente.

martes, 15 de julio de 2008

BUSCANDO SÍMBOLOS


JOAN BARRIL

La verdad: ser joven no es ninguna ganga. Ser joven equivale a ser sospechoso ante cualquiera de los cuerpos policiales. Pero ser joven es, al mismo tiempo, una garantía falsa de estar empujando el mundo. Es lo que hemos visto estos días alrededor de la Eurocopa. Jóvenes contentos, jóvenes pintados, jó- venes abanderados. Y, para neutralizarles, al menos en Catalunya, otros jóvenes que se lamentaban de la alegría de sus coetáneos.
El joven es hoy el modelo de todas las virtudes, pero también el chivo expiatorio de todos nuestros defectos. La imagen de la juventud condiciona las tallas de lo que vestimos, las ofertas de trabajo, los índices del paro, los muertos en carretera. Pero también la generosidad solidaria, las notas de la selectividad, las hazañas deportivas y la belleza publicitaria de la vida. En los anuncios no hay gordos ni viejos, no hay feos ni gente muy real. Y todo lo que ha servido de gran telón humano de la selección ha sido un gran anuncio publicitario para vender identidad.
Los jóvenes llenan las calles y luego los viejos gobernantes se aprovechan de su entusiasmo y se reclaman intérpretes de esa juventud entusiasta. De la misma manera que los jóvenes de Mayo del 68 forzaron la superficie de la política, también estos días en España la alegría por la victoria futbolística servirá para dar un nuevo lustre a la casposa idea de la España enfrentada a la otra España. Visto el espectáculo desde la perspectiva televisiva, hemos de convenir que, puestos a ganar --y mejor que se haya ganado-- el guión de la Cuatro ha sido, al menos, un guión civilizado. A la selección se la llama la roja por una simple connotación cromática. En manos de otros hubiera podido ser "la rojigualda", con todos los abusos con que el nacionalismo antidemocrático cimentó ese adjetivo. Incluso la plaza de Colón, asaeteada por una enorme bandera que Aznar plantó allí como símbolo de propiedad, es conocida como la plaza Roja, que nada tiene que ver con la explanada de Moscú.
Hay una España que tenía sus símbolos y otra que los está buscando. Lo intentaron con el toro de Osborne como sustitución al águila franquista. ¿Se imaginan un Estado tan desconfiado en sus propios símbolos que haga uso oficial de una imagen comercial? Una vez más son los jóvenes, libres o manipulados, los que se salen de la ortodoxia gráfica y buscan ámbitos en los que sentirse algo. La idea de España no cuela en ciertos pequeños cenáculos. La bandera no emociona en algunos lugares de Catalunya o de Euskadi. Pero hay una nueva generación, también catalana o vasca, que ni quiere reglas impuestas ni quiere sentirse huérfana. Y no es la España fascista, señores. Es simplemente la España que tiene ganas de darse una alegría sin necesidad de recurrir, como siempre se ha hecho en este país, a la exaltación de las fuerzas armadas o a la épica rancia en la que nos educaron. No por desear la derrota de la roja las cosas nos van a ir mejor.
Esos jóvenes con el rostro pintado de los colores españoles no han de ser, necesariamente, los enemigos de nadie. Son, simplemente, jóvenes. Son la gran coral que arropa a los grandes solistas. No tenían bandera y ahora la tienen. Esperemos y miremos hacia dónde van las cosas. Y que los políticos adultos no caigan en el error de confundir la bandera con el mástil y la alegría de unos chicos con la opresión de la España imperial sobre sus colonias. No hablamos solo de fútbol, es cierto. Pero no nos amarguemos la vida. Si no puedes enfrentarte al que crees tu enemigo, es mejor marchar a su lado.


viernes, 4 de julio de 2008

¡ BIENVENIDA INGRID!




JOAN BARRIL

Lo primero que habrá visto Ingrid Betancourt tras más de seis años de cautiverio, ¿qué habrá sido? Algunos dirán que su madre, que sus hijos. Pero sus hijos serán unos nuevos hijos, porque en seis años todos cambiamos. Su gente ya no será su gente, porque ya no se corresponderá el modelo con la realidad. Tras seis años de cautiverio, la libertad es mirar el sol y jugar con nuestras sombras.
Una de las cosas que describió Ingrid Betancourt desde su cautiverio fueron las cosas pequeñas, las cosas fragmentadas. Todo aquello que tiramos al cubo de la basura es una piedra preciosa de la selva. Porque la gente cree que la selva es un espacio para la aventura y para la superación. Jamás un ámbito tan bello ha sido tan sutil en la administración del terror. He estado en algunas selvas en mi vida, selvas en las que el sol se intuye, pero no se ve, selvas en las que la naturaleza más opresiva demuestra sus dotes de mando. En la selva, una hoja caída sobre la tienda tiene forma de puma, de tigre o de leopardo. En la selva, un tronco tumbado es la casa de la serpiente. En la selva, las brújulas enloquecen y las plantas tienen rostro de persona. En la selva, la más pequeña de las ranas es el príncipe de las tinieblas. En la selva, no hay piedad para el vencido. Los árboles luchan lentamente entre sí para que el mayor se aproveche del serrín del menor, y los insectos más pequeños se unen para devorar a la bestia grande. En la selva no hay, ni mucho menos, la esperanza mística de los desiertos. Basta entrar en ella para oír cómo unos pájaros guardianes anuncian nuestro ingreso. Ni Hansel ni Gretel y sus racimos de piedras blancas conseguirán sacarnos de allá. En ningún lugar del mundo hay tanta vida que espera nuestra muerte.
Ingrid sabe ahora no solo el valor de la libertad individual, sino también la alegría de esos objetos pequeños: un trozo de espejo, un culo de botella de plástico, un pedazo de peine, tal vez unas hojas de papel, el milagro de un lápiz. Recuerdo a Homer Simpson: "Todos cometemos errores. Por eso los lápices tienen una goma en uno de sus extremos". Ingrid Betancourt, en su selva colombiana, tuvo que aprender el paso de las estaciones yendo de aquí para allá, viendo cómo las nubes se desgajaban entre los árboles y escuchando los impactos de una ametralladora como una esperanza de salvación. La textura del grano de arroz, en la selva, es una fiesta para la lengua. La palabra menuda antes de acostarse es un diálogo con el mundo. El llanto lejano de un niño, el ahullido de un perro, el roce liviano del murciélago sobre la piel sudorosa, son los capítulos de un limbo perdido.
La barbarie de la guerrilla ha hecho de Betancourt una compiladora de sensaciones mínimas. Llegó allí con palabras grandes y ha vuelto a renacer con un bagaje distinto. Ya nunca será la misma. Pero tampoco la selva que la habitó será la misma. Porque entre esas sendas de la huida, entre esos campamentos de madera podrida, entre esa hojarasca humeante, entre los cerdos menudos que sirven para alimentar a tropa y prisioneros, a veces hay esa línea áurea entre lo mucho que tenemos y lo poco con lo que podemos sobrevivir. La libertad de Ingrid me alegra, pero no me tranquiliza. Sin guerrillas ni terrores, hay demasiada gente en el mundo que tal vez mataría por un pedazo de espejo, por un peine partido, por una botella de agua, tal vez por un puñado de granos de arroz sobre los que escribir el drama de esta otra humanidad del tercer mundo condenada a un cautiverio sin guardianes.

jueves, 3 de julio de 2008

BANCA INMORAL

JOAN BARRIL (El Periódico de Catalunya)

Yo no sé muchas cosas, es verdad. Y menos de economía, que es esta actividad humana que a veces se nos vuelve inhumana. Pero me acuerdo de algunas cosas. Y son cosas que no acaban de gustarme.
Me cuentan, por ejemplo, que la actual crisis económica se gestó por una imprudente actividad hipotecaria de ciertos bancos norteamericanos. Si el miedo es libre, el miedo del dinero es enormemente veloz.
Me cuentan también que ese miedo cruzó rápidamente el Atlántico y habitó entre nosotros. Fue entonces, a partir del miedo, cuando la burbuja inmobiliaria se empezó a desinflar, y las grúas, ese magnífico tótem de una euforia económica sobredimensionada, empezaron a desmontarse.
Me decían los bancarios y los notarios que en el último trimestre del año pasado las hipotecas fueron meramente hipotéticas. La gente iba a su oficina, preguntaba precios, aportaba papeles, exhibía garantías, pero la hipoteca no se acababa de firmar.
Meses después, el miedo había llegado a los productores de petróleo y el acto de poner carburante en los vehículos empezó a ser doloroso para los profesionales de tierra, mar y aire. Teniendo en cuenta que las hortalizas no saben ir por su propio pie hasta los mercados, todo empezó a subir y alguien dijo: se acabó el tiempo de la alimentación barata. El miedo se había demostrado como la más eficaz operación biquini.
Ante la evidencia de una crisis que venía de lejos, los bancos centrales decidieron subir los tipos de interés. Era más necesario pagar la hipoteca que comprar un kilo de limones, de esos que han subido el 65% en lo que va de año. El limón nos lleva a la mueca, pero la hipoteca nos desfigura la cara.
Los gobiernos hicieron ver que no veían. Empezó a hablarse de la repatriación de los inmigrantes porque hay algún ministro socialdemócrata que considera que un inmigrante no es un ser humano, sino un mero sujeto de usar y tirar. En los balcones florecieron carteles de En venta, pero los bancos cambiaron de producto y, en vez de ayudar a cubrir la crisis, se dedicaron a ofrecernos fondos de pensiones. El ladrillo dejó de ser una piedra preciosa.
Cuando las oficinas bancarias se convirtieron en meras gestoras de recibos domiciliados, las direcciones de esas empresas financieras decidieron cerrar el grifo. Ni un euro más a nadie. La banca es esa institución que da dinero al que no lo necesita y que lo niega al que le urge.
Finalmente salieron los presidentes de los grandes bancos a anunciar sin ningún tipo de reparo que en los primeros meses de la crisis habían aumentado sus beneficios, que es a lo que aspira cualquier accionista. El Gobierno continuaba mirando hacia otro lado, porque no hay Gobierno que mire amenazadoramente a los banqueros. ¿O acaso no son los banqueros los que subvencionan las campañas electorales?
O sea, una crisis que surge de la mala gestión bancaria acaba favoreciendo a la banca. Se pierden casas, empleos, esperanzas. Se niegan cré- ditos, se purga a la sociedad, se rompen las huchas del ahorro. En nin- gún momento la banca hace el mí- nimo gesto moral de aflojar la defensa de sus depósitos y de contribuir al sostenimiento de la sociedad que les da sentido. Ese es el problema: una banca que solo sabe jugar a las maduras pero nunca a las duras.
Menos mal que se gana la Eurocopa y que Luis Aragonés firma el manifiesto en defensa de la atacadísima lengua española. Los goles de España nos salvan de la angustia.

jueves, 26 de junio de 2008

LOS NUEVOS ROEDORES

La conciencia es el altavoz de nuestra ética. Su sonido siempre nos está esperando; sólo es necesario quererlo sintonizar.

A veces nos llega en frecuencia modulada. Es nuestra conciencia privada; el sonido íntimo de nuestros valores construidos de experiencias, criterios y anhelos. Es uno oyéndose a sí mismo.

Pero estos meses de voto y urna avizor vivimos envueltos en una avalancha de sonidos ensordecedores que nos aturden con un solo fin: influir en nuestros criterios para irlos moldeando en beneficio exclusivo de intereses siempre partidistas. Tratan de ir anulando día tras día nuestra conciencia privada hasta convertirla en conciencia colectiva. No interesan individuos pensantes, sólo se buscan masas arrasantes.

La diferencia entre escuchar la conciencia privada o la colectiva es inmensa: radica entre decir en privado a quien te asquea "me das asco", o irlo gritando por todas partes aunque no te asquee demasiado y tengas tus propias reservas, simplemente porque si no lo haces quedas como un peligro público para los miles que te rodean y lo corean.

Cuando esto sucede, dejas de ser y pasas a pertenecer. Cedes tu conciencia a la del iluminado de turno. Renuncias a sintonizar con tus propios valores para sumarte al alud que pretende que saltemos porque muchos saltan y que gritemos porque muchos gritan.

Sin lugar a dudas, ésta es una época perfecta para sintonizar con nuestra propia emisora.

A. Becerra

martes, 17 de junio de 2008

DEPRESIONES FRIVOLAS


JOAN BARRIL

Una mujer se ha roto un brazo. Las radiografías así lo confirman. Me cuenta que cada semana ha de ir a que le renueven la baja. Los huesos tienen su propia vida y ya se sabe que en una semana el esqueleto no tiene tiempo de ponerse de nuevo en su sitio. Tampoco se trata de desconfiar de fractura y fracturada. Simplemente hay que ir, como los presos en libertad condicional, para que médico y paciente ni siquiera se vean. Un sello en el papel y hasta la semana que viene. Dos meses y luego a recuperación. Las leyes del cuerpo son más claras y sabias que las normativas burocráticas.

Esas son las bajas tradicionales: baja por embarazo, baja por accidente, baja por gripe. Pero una nueva causa de absentismo laboral aparece en el horizonte. Las leyes del cuerpo son claras, pero las leyes de la mente son confusas. El primer mundo va viendo un incremento de las depresiones catalogadas. ¿Realmente la depresión está tan extendida? Tal vez entre médicos con prisa y pacientes agobiados estamos frivolizando una enfermedad realmente grave. ¿O acaso será que los sentimientos y emociones relacionados con la angustia artificial o con la insatisfacción personal pueden diagnosticarse como depresión a cambio de una pastilla?

La idea salvífica de que hay un medicamento para cada cosa nos está apartando de la propia reflexión. Estamos agotados. Nuestro jefe no nos entiende. El banco nos amenaza con cartas sin firmar. La empresa está a punto de deslocalizarse. Nuestra pareja llama demasiadas veces por teléfono a un número desconocido. El hijo colecciona suspensos y hay que pagar a alguien que vele por los abuelos. No es una depresión. Es, simplemente, demasiado. Pero la palabra depresión permitirá la baja y una pastilla. En las aguas que algún día beberemos, los químicos encuentran pequeñas trazas de ansiolíticos de tanta gente que busca una vida mejor por la vía de la pastilla. El sueño de estar de baja porque no se puede más es un síntoma colectivo. No son los ciudadanos los que están enfermos: es la sociedad la que no sabe reaccionar cuando la vida le lleva la contraria.

sábado, 14 de junio de 2008

LA JUSTICIA COMO VIRTUD

La justicia se representa por una mujer con los ojos vendados, con una balanza en una mano y una espada en la otra. Esta imagen encarna la virtud consistente --según Ulpiano-- en la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo.La justicia implica, por tanto, tratar igual a los que son iguales y de modo desigual a los que son desiguales.
De lo que se deduce que no existe la justicia absoluta, resultado de la aplicación mecánica de la norma a cualquier supuesto de hecho mediante un silogismo fatal, sino que tan solo está a nuestro alcance la justicia del caso concreto --es decir, de cada caso considerado en sí mismo--, al que se aplica prudencialmente la norma, tras pasar esta por el tamiz de la equidad. Aristóteles ya se planteó, en su Ética a Nicomaco, el tema de las relaciones entre justicia y equidad: la justicia ve el caso singular desde el punto de vista de la norma general, mientras que la equidad busca en el caso singular su propia ley, de modo que ambas deben encontrarse en una resolución prudencial del juez, que integre ambas perspectivas.

Por esta razón decían los clásicos que la virtud jurídica por excelencia no es la justicia sino la prudencia, y de ahí la conveniencia de que los jueces --personas investidas de la sublime responsabilidad de juzgar-- estén apartados del comercio de los demás hombres, así como del juego de sus intereses políticos y económicos. No en vano se ha dicho que nunca se recuerda el nombre de un buen juez. Ahora bien, la aplicación prudencial de la norma jurídica según criterios de equidad no puede jamás confundirse con la resolución dictada en función de intereses ajenos, aunque no están directamente relacionados con el caso de autos. Si se obra de este modo, la justicia deja de ser una virtud y, al instrumentalizarse al servicio de quien sea, se prostituye. Esta prostitución --que puede alcanzar también a los más altos Tribunales-- envilece a quienes la practican, desmoraliza a los ciudadanos, estorba su convivencia y perturba gravemente la normal gestión de los intereses públicos. Quienes tal hacen destruyen el Estado. Merecerían ser reprobados

EL PERIODICO DE CATALUNYA

jueves, 12 de junio de 2008

¿RICO POBRE, O POBRE RICO?

Show me the money

¿El mantra de un capitalista?, probablemente. ¿Su obsesión?, absolutamente. Jerry Maguire lo sabe muy bien.

Por si usted pensaba ir por más, o consideraba que su sueldo era demasiado bajo, le dejo este link. Se sorprenderá al comprobar la posición que usted ocupa en el ranking mundial de riqueza. Pero no sólo eso. Visitar dicha web le dará la oportunidad de evidenciar el nivel de pobreza que existe en el mundo. Cambiando cualquier paradigma.

Pruebe haciendo unos simples cálculos que le permitirán sacar interesantes conclusiones
:

Cierto, con un dólar diario puede estar en el 9% más pobre.
Pero con una pensión de jubilación de $500 mensuales se pertenece al 15% más rico.
Ganando ($1000 mensuales) se es parte del 12% de más altos ingresos.
Y con un sueldo de $3.000. mensuales se está entre el 4.3% de personas más ricas del mundo.

¡Para no creerlo!

martes, 3 de junio de 2008

CANCIONES COMO CHURROS



Lo que la mayoría entendemos como música ha dejado de ser un bien cultural para convertirse en un subproducto comercial del que viven cantidades ingentes de personas sin talento alguno. No hay que ser muy lumbreras para darse cuenta de esto, tan sólo es necesario sintonizar cualquier radio de esas que se pasan el día repitiendo machaconamente los pseudo-éxitos del momento para constatar que el nivel musical de la mayoría de los más famosos intérpretes está por los suelos, salvo contadas y sorprendentes excepciones que se apartan de los círculos comerciales y que ayudan a no perder del todo la fe en este preciado arte. A la industria musical parece no quitarle mucho sueño la calidad de sus productos y lleva tiempo preocupada única y exclusivamente en la inminente desaparición de su sistema de distribución tradicional siendo sustituido por otros mucho más acordes con nuestro tiempo, o en cazar a usuarios de redes P2P de todas las edades para meterles el miedo en el cuerpo por la presunta ilegalidad de sus acciones.

El público en general debería recapacitar un poco. Probablemente estemos más tiempo del necesario debatiendo e indignándonos con las entidades gestoras de derechos de autor, sin darnos cuenta que un problema igual de grande al canon digital pueda ser la baja calidad del producto que estemos adquiriendo, o mejor dicho, que nos están vendiendo. Y por último, los medios de comunicación, especialmente la televisión. Lejos de buscar la calidad interpretativa, la práctica totalidad de ellos tienen como principales objetivos la creación de figuras mediáticas que a base de sacarlas constantemente en antena puedan ser colocadas en las más altas cimas de la gloria. Otra meta de las televisiones es que sus espectadores descarguen en forma de politono las más aberrantes melodías de los grupos de moda, fomentándolas repetidamente y sin piedad en todos y cada uno de los programas de la parrilla, actividad que dicho sea de paso, se ha demostrado desde hace meses como altamente lucrativa para quienes la practican, bastante más que la venta directamente del CD. Pero la desfachatez no acaba ahí, ya que cuando llegue el verano se encargarán de incluir todos esos tonos en el MegaMixMaster 56, promocionándolo de nuevo para que la audiencia adquiera un producto que realmente debería regalarse con la compra de un pack de cuatro yogures con sabor a plátano.

Otro aspecto a destacar de la música actual son las altísimas dosis de perfección consecuencia de la irrupción de la electrónica y la informática en los estudios de grabación. Los temas parecen que sean tocados durante 20 segundos y mediante un cortar y pegar se alarguen a los 3 minutos de rigor. Tanta perfección me da repelús, pero está claro que eso es lo que vende. El mercado consume este producto porque no hay otro, sin embargo, creo que no es lo que la gente realmente quiere. Me explico. Un buen ejemplo que ilustra esta afirmación es Dire Straits y su Sultants of Swing. Mark Knopfler, guitarrista y cantante, tenía una gran obsesión en que sus discos fueran matemáticos. Buscaba en el estudio la máxima perfección, grabando una y otra vez hasta que el resultado final fuera de su agrado. Curiosamente, la mejor versión de Sultans of Swing la encontramos no en un disco de estudio, sino en el disco Alchemy, actuación en directo grabada en 1.984 donde Dire Straits se muestran tal y como son, sin posibilidad de edición alguna. A pesar de que a Mark se le escapa alguna nota en el solo y de que el tema dura más de diez minutos, los fans de Dire Straits consideran esta versión como la mejor del grupo, versión que estuvo en la lista de éxitos durante meses. Eso me lleva a una conclusión. Los CD’s de música tendrían que regalarlos, ser usados exclusivamente como un simple medio de promoción. La máxima expresión de la música no se puede meter en un CD, no puede ser escuchada en un iPod en el metro, ni puede ser grabada una y otra vez en un estudio. La verdadera expresión de la música sólo puede apreciarse en directo, con todos los matices de los autores, fallos incluidos. Sería como conformarnos con imágenes de París en lugar de ir.

Otro problema es que muchos de los buenos músicos se venden actualmente por cuatro perras (o cinco) a cantantes de empaque que los alquilan para sus giras, obligándoles a tocar un estilo que no es el suyo y a tocar una música que probablemente en sus casas no oirían jamás. Un ejemplo es el guitarrista que ha acompañado recientemente, entre otros, a Serrat y a Bisbal. Es el mismo. Ese hombre toca la guitarra como nadie, y en Youtube es posible ver algunos vídeos de él haciendo lo que realmente le gusta, y es impresionante. Pero resulta que no eso no vende, que la gente disfruta más con los movimientos pélvicos acompañados de insinuantes miradas del cantante que con un buen intérprete sacando todo el jugo a su guitarra. Serrat no es mal cantante, de eso no hay duda. Las preguntas que me vienen a la cabeza son otras. ¿Porqué no toca la guitarra el propio Serrat?, ¿Porqué se alquila a otro guitarrista cuando Serrat ha tocado toda la vida la guitarra? ¿El público quiere realmente ver un excelente guitarra tocando cohibidamente o a un Serrat que aunque no la toque tan bien ofrezca un producto personal y auténtico?

Así pues la música se ha convertido en un producto recauchutado con altas dosis de perfección y pocas de virtuosismo que se vende a tanto el kilo. Soporíferas baladas basadas la gran mayoría de ellas en un mismo patrón melódico, grabadas en estudios especializados bajo la batuta de avanzados medios tecnológicos que permiten que suene medianamente bien y pueda ser promocionada con un mínimo de dignidad. Músicos de empaque que se venden por cuatro perras acompañando en directo a la estrella del momento, interpretando temas que ni les van ni les vienen, pero que gracias a ellos pueden subsistir. En el otro extremo encontramos a los maestros del Jazz. En un concierto en directo a menudo la única premisa es acordar que el primer compás va a ser un do, el segundo un mi y el tercero un re y un do. Sin más medios que los propios instrumentos y sus conocimientos. Sin ser números uno de los cuarenta. A partir de ahí la improvisación, el virtuosismo y el ingenio individual de cada uno de los músicos implicados permite crear música, MÚSICA. Aunque a mi no me guste el Jazz.

VICENÇ LACRUZ

lunes, 26 de mayo de 2008

China agota los recursos naturales de la Tierra

Hace sólo un par de años, los que pronosticaban que el petróleo alcanzaría los 100 dólares por barril eran calificados de alarmistas. Hoy, la respetada Goldman Sachs vaticina que el barril pronto costará 200 dólares, y nadie se lo toma a broma. O sea que es muy probable que el valor real del crudo (corregido el efecto de la inflación) duplique el máximo que alcanzó en anteriores crisis mundiales.

El motivo principal es el protagonismo de las economías emergentes, sobre todo China, en la expansión económica global. Si esos países (también India, Brasil y otras potencias hasta hace poco llamadas tercermundistas) gastaran carburantes al ritmo de los europeos (muy inferior al de EE UU), el consumo mundial crecería un 150%. En cambio, la demanda del gran glotón estadounidense caerá un 1,1% este año y en 2009 será incluso inferior a la de cinco años antes. Por una vez, las potencias industrializadas están haciendo los deberes y mejoran enormemente la eficiencia de su consumo de energía: la intensidad energética del Producto Interior Bruto norteamericano se redujo un 42% entre 1980 y 2007.

En cambio, las superpotencias económicas emergentes necesitan 1,4 millones de barriles más cada año para mantener su ritmo de crecimiento. Esto significa que es preciso que surja una nueva Arabia Saudí cada siete años, algo imposible a todas luces.

Ahora, EE UU cuenta con 250 millones de vehículos y China sólo con 37 millones, pero las ventas de coches a los chinos aumentan a un ritmo anual del 37% y el gigante asiático ya es el segundo mayor mercado automovilístico del mundo. La Agencia Internacional de la Energía (IEA) estima que superará a Estados Unidos en el año 2015, y esa previsión lleva camino de quedarse corta enseguida. Según la IEA, China consumirá en 2030 unos 16,5 millones de barriles al día, de los que tendrá que importar 13,1 millones: más que toda la producción actual de Arabia Saudí.

Pero China no sólo está dispuesta a tragarse las menguantes reservas de crudo del mundo, sino que también está agotando aceleradamente el resto de las materias primas de la Tierra, en su alocada carrera por ponerse a la altura de EE UU. En estos momentos, los chinos constituyen la quinta parte de la población del planeta, pero consumen la mitad de su cemento, la tercera parte de su acero y más de una cuarta parte de su aluminio. China cuenta ya con 7.000 altos hornos (el doble que en 2002) y genera el 37% de toda la producción siderúrgica mundial.

Para mantener semejante voracidad desarrollista, Pekín se ha convertido en un nuevo imperio colonial que se apodera masivamente de los recursos naturales de África y engulle las reservas de petróleo, gas, carbón y metales desde Canadá a Indonesia y de Kazajstán a Australia. Y siempre trata de hacerse con los yacimientos, de comprar las compañías que los explotan o al menos de adquirir la exclusiva de los derechos de exploración.

Las colas de supermercantes que esperan su turno para cargar en el puerto australiano de Newcastle carbón destinado a China han llegado a extenderse 79 buques uno tras otro. Las importaciones chinas de mineral de hierro para la siderurgia están reduciendo a polvo montañas enteras en el centro de Australia.

En torno a Lubumbashi, capital de la región minera de la congoleña Katanga, más de dos docenas de inmensas plantas de fundición de cobre pertenecen a empresarios chinos, apoyados por un Gobierno de Pekín que ofrece a los países en desarrollo hacerles desde cero las grandes infraestructuras que necesitan a cambio de licencias de explotación de los yacimientos para las compañías privadas chinas. Después, los ferrocarriles, puentes, puertos y autovías que han construido ejércitos de ingenieros y obreros chinos servirán para transportar esas mismas materias primas en dirección al milenario Imperio del Centro, hoy transformado en un agujero negro que absorbe todo lo que se encuentra en la periferia.

Sólo hay que buscar los datos del mercado internacional de cualquier mineral importante para descubrir que la demanda china de esa materia prima se ha doblado o triplicado desde el principio de la década. Otro tanto ocurre con los alimentos: la dieta de los 1.330 millones de chinos ya no se limita al arroz con verduras y aves de corral, sino que incluye importantes cantidades de carne... y se necesita muchísimo más grano para alimentar a la gente con productos cárnicos que con cereales.

Este astronómico boom económico chino también está esquilmando sus propios recursos internos y degradando el medio ambiente a marchas forzadas. La lluvia ácida de las térmicas está acabando con las cosechas agrícolas de China y ni siquiera el colosal Río Amarillo es capaz de arrastrar bastante agua como para abastecer a las industrias y cultivos que se expanden a su paso.

Como advertía recientemente The Economist: "China está agotando recursos que no puede importar, como agua y aire limpios".

El planeta Tierra tampoco será capaz de aguantar un nuevo ejercicio de despilfarro faraónico al estilo American way of life y del tamaño de China.

FUENTE: ADN

lunes, 7 de abril de 2008

A LA SOMBRA DEL TÓPICO

No se sabe por qué extraño mecanismo mental, Ortega identificaba las ideas con las erecciones y se quedaba tan ancho, el tío. "Una idea es como una erección –decía- y yo todavía tengo erecciones". De las ocurrencias, en cambio, el gran filósofo español no dijo gran cosa.

¿A qué podríamos comparar una ocurrencia si seguimos el ejemplo fisiológico del insigne pensador español? ¿A un picor, a un salpullido, a una quemazón? No, quizá un estornudo sería lo más aproximado al fulgurante brillo de la inteligencia que es una –buena- ocurrencia. Sí, por lo imprevisto, rápido y llamativo del asunto, y también por sus escasas consecuencias. Como un petardo de esos que estallan en San Juan, sin dejar rastro. Aunque podríamos dignificar esa ocurrencia hasta llegar a compararla con unos fuegos artificiales, de esos que brillan en el cielo por un rato para dejar luego como mucho un bello recuerdo tras de sí. Recuerdo que luego desaparece sin dejar rastro o, a lo más, dejando un desagradable olor a quemado.

Y tras las ideas y las ocurrencias vendría el tópico, ese lugar común en donde no crecen ni ideas ni ocurrencias. Un terreno yermo, baldío y, sin embargo, a pesar de todo, muy concurrido. Muy concurrido. Como una playa. Y es que a la sombra del tópico se está bien, ahí tirados, al sol de las ideas de los demás, incluso quemados por sus ocurrencias. En el cine, como en todo, se dan muchos tópicos repetidos.

Lugares comunes donde uno se instala sin darse cuenta, mayormente por no pensar. De hecho hay dos a los que llevo un rato dándoles vueltas. Seguro que los conocen. El primero es ese que insiste en que las películas son demasiado largas. Lo he oído últimamente repetido por activa y por pasiva. Como un mantra, como una canción Hare Krishna, como ese papel enganchoso del que no hay manera de deshacerse, hagas lo que hagas. Como una garrapata en el cerebro: las películas son demasiado largas.

Pues no, las películas no son largas o cortas. Son buenas o malas. Y toda película buena es demasiado corta. Y cualquier película mala es siempre excesivamente larga. Aunque dure los noventa minutos preceptivos. Otra cosa es que en ese momento tengamos el tiempo que se merece la película en cuestión, pero ese es otro asunto, más propio del reloj que de tópico.

Luego hay otra, digamos, idea repetida hasta el empacho, convertida ya en un tópico. La utiliza todo aquel que quiere descalificar una película, por aburrida, y para ello cita unas palabras de Gene Hackman en "La noche se mueve", de Arthur Penn, si no me equivoco. Es un comentario referido al cine de Rohmer en las que el personaje de Hackman en el filme de Penn asegura que ver una película suya, de Rohmer, es como ver crecer la hierba. Y desde entonces tal frase se aplica, por extensión, a todo el cine europeo. Para descalificarlo.

Ver crecer la hierba ¿es aburrido? No para mí. No siempre, al menos. Y menos todavía desde que alguien me refirió unas palabras de George Elliot en las que el poeta habla del elocuente silencio de la hierba al crecer. Asegura Elliot en algún poema suyo que una visión completa y profunda de cualquier vida humana sería como oír la hierba crecer, y que moriríamos abrumados por ese rugido que mora al otro lado del silencio. Por la callada intensidad de la vida y el sordo estruendo que siempre lo acompaña. Aunque sea sin palabras.

En fin, volviendo a Ortega ¿que sería para él el tópico? Quizá una enfermedad disfuncional, una especie de flacidez del espíritu que sólo se arreglaría con un poco de viagra intelectual.

Salvador Llopart

lunes, 24 de marzo de 2008

MUERTE NATURAL



La muerte es natural a la vida. La muerte forma parte esencial del diseño de nuestra existencia sobre la tierra. En efecto, todos sin excepción hemos venido al mundo para vivir en él un tiempo limitado. La limitación es una nota esencial de nuestra existencia. Una nota preocupante y dramática, porque no sabemos cuánto vamos a vivir. En un sentido muy verdadero hemos nacido para morir... La muerte es, por lo tanto, el final de la aventura, el coronamiento, la consumación como persona de nuestra vida terrenal, y en ese sentido la realización del proyecto de vida que a cada cual le haya tocado en suerte. Para quienes creen en la resurrección de la carne "con los mismos cuerpos y almas que tuvieron", la vida terrenal se concluye y se corona con la muerte. Como la muerte de Jesús en la cruz fue la consumación de su vida terrenal. ¿Qué significa si no el "Todo está consumado", que dijo en la cruz? Luego resucitó, pero eso ya es otra historia. Jesús, aunque era verdadero hombre, también era Dios. Lo que no es natural de la vida es el sufrimiento extremo, la inmovilidad total, el vaciamiento irrevocable de la mente. Todas esas circunstancias equivalen a una separación temporal del final de la vida y de la toma de posesión de la muerte. Es estar ya no vivo, pero todavía no muerto. Esa tierra de nadie entre la vida y la muerte no es racional ni humana. Si se ha acabado la vida, la muerte es lo más natural. La muerte de Jesús fue un final feliz a una noche de angustias, sufrimientos y torturas. Así ha debido ser para Chantal Sébire. Porque sufrir hasta perder la condición y la dignidad de persona no es vivir, es no vivir sin morir. No cabe duda que para Chantal la muerte ha sido el final feliz de esa separación antinatural del "vivo sin vivir en mí".

LUIS De Sebastián

sábado, 22 de marzo de 2008

LACRISIS DE LA PAREJA


En la actualidad, la crisis de pareja y las ideas de los papeles (masculino y femenino) están cambiando el escenario de la sexualidad, creándose nuevas formulas de inutilidad y encontrando con dificultad el que dos personas puedan comprenderse, y establecer un vinculo de la manera mas razonable posible.

Cuando la pareja esta en lucha, esta casi siempre gira sobre pequeñeces del diario vivir, pero se agrandan de forma inconsciente por lo cual se vuelven obstinados y encasillados en su posición, centrando su anclaje en los conflictos inconscientes no resueltos, que para ellos, en su creencia, son cuestiones de principios y, por lo tanto, tienen poca flexibilidad psicoemocional.

En la actualidad hay que aprender a negociar. En mi práctica clínica, cuando trabajo terapia de pareja, encuentro un denominador común, el juego conjunto inconsciente; problemas y conflictos de la misma clase ejercen una atracción mutua personas para elegir compañero. Ambos sostienen la expectativa consciente o inconsciente de que encontraran el remedio para aliviar los fantasmas frustratorios que existen en su mente, liberarse de los temores. ¡Bueno… esto no siempre es así!

Este comportamiento de la pareja se determina por las aceptaciones comunes inconscientes y es la base que une a los dos miembros, existen tres razones básicas:

- Aburrimiento. La relación se hace monótona, lo que es un veneno para el amor y cambian los intereses.

- Incompatibilidad. Aquí hay pocas cosas en común, existiendo muchas diferencias y la relación se hace poco sustentable en el tiempo.

- Sentimientos negativos. Lo que antes era positivo, ahora se vuelve negativo. Criticas, quejas y discusiones, hay poco amor, apoyo y afecto. Si todo esto ocurre, uno debe asumir la responsabilidad de sus acciones y de no poder reestructurar la relación, lo mejor es terminarla.

Ahora bien, debemos comprender que unas buenas relaciones no se logran fácilmente, porque requieren del esfuerzo común y hay que estar dispuestos a trabajar juntos por el bien de la pareja, aprendiendo a manejar conflictos.

Es útil, por ejemplo, definir que quiere de sus relaciones, revaluar sus expectativas, practicar la tolerancia, equilibrar lo negativo y lo positivo, comunicarse y negociar. Asimismo, evitar la tentación de culpar o pensar negativamente. Este dispuesto a trabajar y mida su satisfacción: explique esto a ver que resultados obtiene.

Trabajar todo esto es posible y la tónica terapéutica cognoscitiva moderna, de la relación de pareja, busca las conexiones inconscientes que crean las estructuras emocionales conduciendo a esquemas de pensamientos y comportamientos automáticos de manera individual y que se hace común en la relación de pareja.

Invito a aquellos que deseen unirse al selecto grupo de los que han alcanzado a comprenderse y a aceptarse a si mismos, a darse una nueva oportunidad de reestructurarse, crecer y madurar psicológicamente y emocionalmente; así podrán separarse y divorciarse de los “fantasmas frustratorios de pareja” que convivían con usted en su inconsciente y podrá decir: “ya me libere”.

viernes, 21 de marzo de 2008

LA VIAGRA

"Lysistrata" - A. Beardsley - 1896Poco después de haber sido lanzado –en 1988- el famoso sildenafil, medicamento específico para la impotencia, en el marco del 152th Congreso de Psiquiatría de la American Psychiatric Association, que transcurrió en 1999 en Washington DC, USA, debatimos con un grupo de expertos de todo el mundo, si esta medicación podría llegar a usarse para “mejorar el rendimiento”, lo que los norteamericanos llaman improvement (algo así como una función “mejoradora”). Esto dio lugar a un encendido debate puesto que muchos colegas sostenían que no se podía dar un medicamento para la disfunción eréctil para un uso “recreacional o frívolo”, como lo llamaron algunos. Los años han pasado, el Viagra se constituyó en uno de los fármacos más vendidos en el mundo, y ahora vemos que muchos varones lo toman para aumentar su rendimiento, su potencia, el monto del placer, aunque no padezcan de ninguna disfunción.

Esto que aun hoy es centro de controversias ha sido zanjado por los usuarios, quienes lo utilizan para de aumentar el hedonismo y el erotismo en sus relaciones amorosas.

A veces se equipara el sexo con el trabajo, como una obligación más en la vida diaria, en lugar de verlo como una trama en la cual dos personas se relacionan, disfrutan, se di­vierten, tratando de tener el mayor placer y acer­camiento posible. Hay varones que lo toman como una prueba, un examen y sólo miran cuán rígido tienen el pene, cuánto tiempo les dura erecto y cuántos or­gasmos tuvo la pareja.

La preocupación de obtener los objetivos que fija el ideal del yo lleva a elevados niveles de ansiedad, por el temor de no poder alcanzar esos objeti­vos; como la ansiedad tiende a bloquear la respuesta sexual, entramos en un círculo vicioso.

En muchas oportunidades le damos mucho más jerarquía al trabajo que al placer. Es común ver como los varones pueden llegar a trabajar hasta los fines de semana pero nos cuentan "que no tienen tiempo para leer, escuchar música, hacer actividad física y menos para el erotismo". Los norteamericanos, afectos a nominar todo, llaman a estos personajes adictos al trabajo: "workaholics" . Ante las dificultades sexuales siempre pueden tener la excusa del estrés, de los problemas laborales, de la falta de tiempo.

Siempre me preguntan cuál es la cantidad de relaciones que "hay que tener" y cuál es la correcta, pensando en la competición. No hay forma correcta de hacerlo ni metas especiales que alcanzar ni estadísticas que emular. Debería ser aquello que cada uno quiere que sea, en el momento que sientan que es mejor y satisfaga a ambos.

El período refractario es el tiempo que tendrá que pasar -que no es igual para todas las personas- para conseguir una nueva erección luego de un orgasmo. En esto se diferencia de la mujer que puede tener orgasmos múltiples. Casi todos los varones jóvenes tienen uno o dos orgasmos por encuentro, quedando muchas veces satisfechos con el primero, y que si bien es cierto que en algunas situaciones se pueden tener más, esto no significa un criterio de normalidad o anormalidad. Recordemos que las relaciones sexuales no son mera­mente orgasmos sino también el momento pre­vio (juegos, caricias, besos, variaciones en la po­sición), ya fuera con penetración o sin ella. Vemos con frecuencia a varones que dicen "sí, un poco de juego está bien, pero yo prefiero ir a los papeles, sin la penetración para qué sirven". Quizás sería bueno que experimentaran, y esto es un consejo que les cabe a los varones con o sin problemas sexuales: juegos eróticos sin la necesidad imperiosa, ineludible, impostergable de la penetración.

Algunos colegas piensan que si alguien necesita tomar una medicación para mejorar sus erecciones es “porque algo les estaba faltando”, pero lo cierto es que muchos lo quieren tomar para lograr mayor goce y duración en sus encuentros amorosos, para conseguir más rápido sus erecciones, para llegar a tener más erecciones en esos encuentros, para dar mayor satisfacción a sus parejas. Y si alguien quiere tomar un medicamento para mejorar su calidad de vida, ¿quién podría cuestionarlo? Si esta persona ha sido, al menos una vez, controlada por un médico, instruida en sus diferentes posologías y en su correcto uso (relación con las comidas y con el alcohol, respecto a las interacciones medicamentosas), creo que el sildenafil –al cual ahora se le suman el tadalafilo y el vardenafilo- es un recurso eficaz para disfrutar del amor y el sexo.

El Viagra (citrato de sildenafil) es un medicamento que cambió la historia de la Farmacología, la Sexología y la Medicina, marcando un camino del cual no se volverá: el hecho de conocer el mecanismo íntimo de la erección y la acción específica del fármaco en el lugar específico, augura a los varones que no descuiden otros factores indispensables del erotismo -que no pasa sólo por las pastillas ni por sus partes genitales o por el falo erecto- una larga, placentera y satisfactoria vida sexual.

Dr. Adrián Sapetti
Psiquiatra, sexólogo clínico
Director de www.sexovida.com

jueves, 6 de marzo de 2008

¿SE FIJAN LOS HOMBRES EN LA CELULITIS?

¡Ay, qué problema! ¿Qué pensará este chico de mis pechos, de mis estrías, de mis caderas o de la piel naranja de mis muslos cuando me vea desnuda? Es una preocupación nada inocente porque amarga sus relaciones sexuales a muchas mujeres. ¿Tienen razones para ello? ¿Se fijan los hombres en esas cosas?

Pues no, la verdad. Los hombres se fijan en esas cosas muy poco. En ocasiones ni se dan cuenta de que existen. Otras veces miran, pero parece que no las ven. Y no es que estén ciegos. Es que aunque las vean no le dan importancia. Ellos tienen en cuenta más a la mujer en conjunto que a sus detalles físicos. De hecho, muchas mujeres se extrañan que otras estén emparejadas cuando tienen tal defecto corporal o ese otro. Eso no es importante para los hombres. Quizás, porque saben que la perfección no existe y no se afanan en buscarla. Admiten al otro con sus virtudes y sus defectos.

Esas pequeñas “imperfecciones” sí son importantes para las mujeres. Pero no deben proyectar sus propios temores, racionalizados, como si fueran intenciones o pensamientos de los demás. Al menos en cuanto a los hombres se refiere.

Es obvio que a los hombres y a las mujeres les gusta gustar. También que gustan de cuidar detalles para hacer resaltar los aspectos positivos del físico y disimular los demás, pero ahí cesa la similitud. El afán con el que las mujeres se lanzan a la caza de “defectos” no es comparable con el interés de los hombres. Porque muchas mujeres hacen cosas para gustar que a ningún hombre se le ocurriría hacer en la misma situación.

LA GRAN MENTIRA DE LOS BIOCOMBUSTIBLES

Aunque el biodiésel y el bioetanol liberan menos CO2 en su quema que los combustibles tradicionales, el balance global de su su producción es negativo | Contamina más su cultivo que emisiones ahorra su utilización, con una excepción: los que se producen con biomasa de residuos agrícolas

No es el primero ni será el último, pero un estudio científico realizado por investigadores de la Universidad de Minesota, en Estados Unidos, concluye que la eliminación de terreno virgen para convertirlo en cultivos para la producción de biocombustibles provoca unas emisiones de gases de efecto invernadero que superan hasta en 420 veces el ahorro derivado de utilizarlos.

En el estudio, cuyas conclusiones se presentan en el último número de la revista Science, los autores señalan que "la conversión de selvas tropicales, turberas, sabanas o praderas (en terrenos) destinados a la producción de biocombustibles a partir de cultivos comestibles", como la soja, el maíz, el trigo y otros, crea una "deuda de carbono" al emitirse entre 17 y 420 veces más gases de efecto invernadero que los que se consiguen reducir en su combustión.

Los investigadores recuerdan que la biomasa de los suelos y las plantas crea dos enormes almacenes de carbono, los mayores de tierra firme, al contener por sí mismos 2,7 veces más de ese elemento que la atmósfera. Al convertir los hábitats naturales existentes, en los que el carbono 'duerme' plácidamente en terrenos destinados a cultivos, se liberan grandes cantidades de él que terminan flotando y actuando como un cristal, que deja pasar el calor de la radiación solar pero no lo deja salir al espacio.

De la tierra a la atmósfera

El proceso por el que el carbono que estaba atrapado en el suelo y las plantas se libera tiene que ver tanto con el fuego, que se usa masivamente para abrir nuevos terrenos, como con la descomposición microbiana de los restos de la flora que existía antes. El primero de los fenómenos inyecta en la atmósfera de forma inmediata todo el carbono de las plantas quemadas, al igual que ocurre con la descomposición de las hojas y las pequeñas raíces.

"El efecto neto de la producción de biocombustibles es el aumento de las emisiones de CO2 durante décadas o siglos"

De forma más lenta, conforme las raíces gruesas bajo tierra se pudren, el carbono que contenían sigue saliendo a la atmósfera poco a poco, durante años.

Los científicos reconocen que las reducciones parciales de emisiones por usar los biocmbustibles producidos en estos terrenos, ganados a la naturaleza, pueden terminar igualando y superando a las causadas por la roturación del terreno, pero sólo a muy largo plazo.

"El efecto neto de la producción de biocombustibles derivada de la destrucción de hábitats ricos en carbono es el aumento de las emisiones de CO2 durante décadas o siglos", afirman los científicos, respecto a las reducciones de contaminación que se obtienen de utilizar esos combustibles.

Con esos datos en la mano, el bioetanol y el biodiésel parecen poco atractivos si de lo que se trata es de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, con una notable excepción: "Los que se obtienen de la biomasa de residuos agrícolas o de (especies) perennes que crecen en zonas de cultivo degradadas", que tienen un saldo neto (una "deuda de carbono") que no es positivo, pero que es prácticamente igual a cero.