Te arranqué de mi ser como a  una sanguijuela
que chupaba y me dejaba  exhausta,
te llevaste entre tus dientes  acerados
un bocado del  alma.
Sangré y sangré hasta quedar  vacía
hasta perder el rumbo y el  sentido
hasta sentirme  muerta.
Pero la vida vino a  rescatarme,
cicatrizó mi  herida
volvió a corre la sangre por  mis venas
me puse en pie y proseguí la  senda.
He cruzado vergeles y  desiertos
he coronado  cimas
he surcado mil mares  turbulentos
huyendo de mi  misma.
He llorado hasta quedarme  ciega
hasta sudar con lágrimas de  sangre
he bebido el grial de tu  recuerdo
hasta apurar la pez de la  amargura.
Esta tarde te he visto y me  has mirado
con tus ojos de  macho
y has querido de nuevo  desnudarme
y atarme a tu  camastro.
Pero ahora me miro en los  espejos
y me veo a mi  misma
ya no veo una muñeca  rota
arrastrándose tras tus  infectas huellas
suplicando la pírrica  limosna
de tus sucias  caricias.
SHEMIRRAMIS

 
 
1 comentario:
Me ha gustado mucho, al final la liberacion, recibe un saludo.
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