jueves, 27 de enero de 2011

Actos de traición


 
Emma Riverola Escritora
  Antes fue el abaratamiento de los despidos, ahora la reforma de las pensiones, mañana quizá sea el recorte de la sanidad pública. Es necesario hacerlo, sostienen los políticos, y apelan a la complejidad de los mercados, a las leyes de los inversores y de muchos otros a los que no sabemos qué rostros dibujarles. Quizá lleven razón, tal vez sea muy complicado comprender el cúmulo de causas que nos ha traído hasta aquí. Pero en cambio se antoja muy simple intuir nuestro estado cuando salgamos de la crisis. De hecho, basta con tratar de responder a una pregunta: ¿es justo? Esta medida, y la próxima, y la siguiente, ¿están contribuyendo a construir una sociedad más justa, más equitativa, con más expectativas de bienestar, de futuro? ¿O, renuncia a renuncia, estamos cediendo mansa e irremediablemente todo lo ganado? En el empeño por soltar lastre, condenamos a la desnudez a los miembros más vulnerables de la sociedad. Cada paso atrás es un acto de traición a los que lucharon por avanzar, a nosotros mismos y a nuestros hijos. Es sembrar el germen de la desigualdad y cubrir de sombras la convivencia del futuro.

Mientras, esos rostros desconocidos, opacos e intocables, siguen ahí. Imperturbables. Aposentados en los pedestales de sus privilegios. Observando cómo nos entregamos sumisos a la pira del sacrificio en un vano intento de calmar la avidez del ídolo insaciable. Pobres mortales.

No hay comentarios: