martes, 15 de marzo de 2011

¿EL FIN DEL PRINCIPIO O EL PRINCIPIO DEL FIN?



Nunca he creído en profecías ni en pronósticos apocalípticos, pero está claro que algo está sucediendo. Hay quien lo achaca a la era de Acuario hay quien da la razón al calendario Maya, pero sea como fuere, algo se está moviendo en el mundo a una velocidad nunca vista hasta ahora.
Siempre han habido cambios climáticos extremos, pero han tardado milenios en hacerse perceptibles, durante siglos los avances de la humanidad eran lentos y a veces regresivos, pero en el último siglo todo se ha disparado.
Quizás el detonante fue el descubrimiento de la electricidad. La máquina de vapor era ya conocida por los Griegos, pero la mano de obra barata no la hizo rentable hasta el comienzo de la revolución industrial.

La electricidad permitía generar y transmitir energía desde los más recónditos lugares, paisajes que habían permanecido aislados durante siglos, se convirtieron en asentamientos de presas y turbinas desde donde exportar electricidad a lugares lejanos. Durante milenios, se conocía el petróleo, de hecho, los Bizantinos defendieron Constantinopla de los Turcos a base un arma conocida como "fuego griego", un compuesto a base de nafta, pero la invención del motor de explosión cambió el signo de la historia.
La energía eólica que movía barcos y molinos, la animal, que mecanizaba la agricultura y el transporte y la humana que manipulaba la industria artesanal fueron barridas en pocos años por  locomotoras,  vapores,  y  máquinas de todo tipo que "liberaban" al hombre del trabajo duro. Pero la realidad es que fueron aprovechadas por los industriales y los poderosos para enriquecerse y aplastar a los movimientos sindicales. 
La era industrial se basaba como las anteriores en la explotación del hombre por el hombre, pero la ciencia no conocía límites. El hombre empezó a creerse todopoderoso, socavó la tierra para extraerle minerales y la desangró con millones de pozos de petróleo, pero faltaba lo peor, descubrió como robarle la energía de su propia esencia, el átomo.
Desde sus orígenes la energía atómica fue genocida, tanto nazis como americanos se enzarzaron en una carrera contrarreloj por obtener la primera bomba nuclear, tuvimos suerte de fueran los asesinos más prudentes los primeros en alcanzarla, pero en Hiroshima y Nagasaki jamás olvidarán sus zarpazos.
Con la llegada de la guerra fría,  se almacenaron arsenales capaces de destruir cien veces el planeta, era "el equilibrio del terror", durante decenios la humanidad vivió bajo la amenaza de una hecatombe nuclear, pero por otro lado había que dar una salida comercial al Uranio, un mineral relativamente abundante, que debía ser "enriquecido" para poder ser utilizado como combustible, y como siempre solo unos poco países tenían tecnología para el proceso, la pirámide del poder se hacía cada vez más alta y estrecha.
Se empezaron a construir centrales nucleares, según sus defensores era una energía barata y segura, y sobre todo nos liberaba de la dependencia energética, de nada sirvieron las protestas de los ecologistas ni los desastres de Harrisburg y Chernóbil, el planeta se vió invadido por cientos de generadores  cuyos residuos, radioactivos  durante milenios  eran sepultados en sus entrañas.
Durante decenios hemos incendiado bosques, talado selvas y envenenado mares. Hemos explotado al resto de la humanidad y expoliado la tierra, pero hemos llegado al límite.
La temperatura global sube inexorablemente, los mares aumentan de nivel, los pueblos oprimidos se revelan y la tierra se estremece. ¿Es el principio del fin de la humanidad ? ¿Es el comienzo de una nueva era?. 
La tragedia que está sucediendo en Japón debería hacernos recapacitar, nos hemos creído dioses cuando apenas somos unos pobres diablos, no hemos creído sabios cuando solo nuestro egoísmo es comparable a nuestra ignorancia. Formamos parte de un ser que nos ha dado la vida, si seguimos agrediendo a la madre tierra, tarde o temprano se librará de nosotros, y me temo que estamos muy cerca del límite.

"Eres libre de lo que amas y esclavo de lo que rechazas"

Emilio Fiel, pionero en España de la nueva conciencia y aventurero del espíritu

Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amigue

Foto: PEDRO MADUEÑO
Silencio, amor y Gaia
Fue un economista marxista, vinculado a las primeras cooperativas vascas. Paralelamente, con 18 años, dirigía grupos de yoga y meditación. “El silencio, el amor, la fusión con la naturaleza son prácticamente lo mismo”. En 1977 montó la Comunidad del Arco Iris, que dirigió durante diez años, la más grande en esos momentos de Europa. Después se retiró y comenzó una etapa más cercana al chamanismo y contactó con los ancianos mexicanos, de los que heredó algunos de sus linajes, e impartió cursos en la escuela Chrisgaia. El día 22 dará una conferencia y presentará su libro El sol que mora en las tinieblas (editorial G&A) en El Corte Inglés, acto en beneficio de la Fundación Barraquer

Es usted un explorador del alma humana, ¿qué ha descubierto?

Que merece la pena vivir el instante presente con alegría; que el amor es posible en cualquier momento, pero que nadie puede llegar a ese punto si no ha abrazado su propia sombra.

¿Es decir?
Todo lo que teme, todo lo que rechaza, todo lo que no se atreve a afrontar, todo lo que le provoca reacciones fuertes, todo lo que de alguna forma es exagerado en su vida, todo lo que no soporta en los demás es lo que no ha resuelto en sí mismo. La sombra es la clave de nuestro poder interno.


¿Cómo la descubres y cómo la vences?
Lo primero que hay que entender es que hay una forma de cambiar el pasado liberando las energías que nos atan con otros seres con los que hemos mantenido relaciones estrechas: la familia, las ex parejas y los amigos. Cada vez que tengo una relación emocional con alguien y es fuerte y es negativa, intercambiamos emociones y energías.


¿Y eso nos deja atados?
Sí, así que si odiamos a nuestra madre nos convertiremos exactamente en ella, viviremos su vida. Eres libre de lo que amas y esclavo de lo que rechazas. En este mundo todo viene en parejas: si quieres el bien tienes que aprender a vivir dignamente el mal; si quieres salud tendrás que abrazar la enfermedad, vivirla con calma y alegría.


Difícil.
En ese juego entre la luz y la oscuridad, si estamos en nuestro centro, la ira es sagrada y conduce las energías del espíritu. Pero, si no estamos en nuestro centro la ira, o cualquier emoción puede causar destrozos. No hay emociones positivas o negativas. En tu centro la ira, la tristeza, cualquier  emoción es rica y productiva.


Definamos qué es el centro.
El lugar de la sobriedad, en el que las emociones no nos dominan. Estamos en un mundo en el que no sólo la cabeza ha causado estragos, también el corazón. Ya basta de tener el alma en el corazón, el alma hay que bajarla a las tripas.


¿Instinto?
Sí, tiene que haber una espiritualidad instintiva, sin razón y sin sentimiento, en el sentido de no mover las emociones ni la mente.


¿Hay que controlar?
Controlar no significa reprimir, que es lo peor que uno puede hacer;  significa llevar nuestra vida desde el interior. Lo importante es entender que los cambios del juego de la vida no deben mover tu realidad, deben mantenerte sereno, sensato.


Eso quisiéramos todos.
Cuando dos personas se juntan, la vibración de ambos tiene que  unificarse, o tú bajas a que te duela lo que al otro le duele y entonces a los dos os duele, o tú te quedas en tu lugar sereno mientras el otro sube de frecuencia. Tú tienes que mantenerte en tu centro y respetar al otro.


¿Cómo transformar la oscuridad?
La vida hay que cambiarla en el instante, cuando surgen las emociones negativas es el momento de recapitularlas. Hay que entender que en nuestros miedos se encuentra nuestro poder. En lo que tenemos oculto en el cuarto de los trastos no sólo está nuestra sombra oscura, lo que más tememos, también está nuestra sombra dorada.


Preséntemela.
Es el dios que somos, el poder de los dones internos que están ahí dentro escondidos.


¿Cómo entras en la sombra?
Cualquier cosa que rompa la lógica mental hace entrar en las sombras, por eso hay procesos de catarsis muy sofisticados o simplemente directos, como un retiro en la naturaleza cuatro días sin comer ni beber.


Radical.
Si no, habrá que esperar a que una enfermedad grave, la muerte de un ser querido o tantas injusticias como hay te saquen la sombra y no tengas más remedio que verla.


Dígame cómo puedo trabajarla.
Uno tiene que volver a entrar en el dolor que la oscuridad le causó: si en otro tiempo la locura te rodeó y estuviste a punto de perder el control, tienes que volver, pero con más conocimiento. Si no, no resuelves nada, sólo lo guardas en el cuarto oscuro. Tú ya llevas todo aquello en lo que puedes trabajar dentro de ti.


Sí, eso dicen todos, ¿pero dónde está?
¡Jolín! En tu mala gaita, en tus miedos. Cuando entras en tristeza, cólera, depresión, no te vayas a tomar unas copas o al cine, enciérrate con esa rabia, déjala salir, escúchala.


¿Cómo se expresa la sombra?
Quien más miedo tiene más sombra tiene, quien más hostil y violento es más la reprime. Le diré algo importante: primero hay que controlar la sombra y segundo poner conciencia en la sexualidad.


¿?
Ya es hora de que los hombres controlen su sexualidad. No hay que confundir eyaculación con orgasmo masculino. El orgasmo está fuera de la eyaculación y el amor debe durar más de media hora para que la mujer se entere de algo. La eyaculación es un acto egoísta de lo masculino.


No haré comentarios maliciosos...
El tantra o ciertas partes de la sexualidad sagrada enseña a fundir los  corazones. La propia sexualidad guarda el camino más directo hacia la fusión con todo. La eyaculación debilita al hombre, y a las mujeres las debilita su caída en el caos emocional.

lunes, 14 de marzo de 2011

VENCIDOS

 
Acabo de regresar de una travesía en el desierto, con la armadura abollada, el casco colgando de la espalda, y la espada mellada de golpear la piedra. Como en el poema de León Felipe, yo también voy cargado de amargura y no puedo batallar.
Podría consolarme como Felipe II pensando que "No mande mis naves a luchar contra los elementos", pero la lluvia de hoy no es escusa. Nos han vencido esos enanos disfrazados de gigantes que son la desesperanza, el agotamiento, la falta de fe y la comodidad.
Un colectivo con más de cien mil afectados no puede presentarse en al campo de batalla con seis lanceros. ¿Dónde está el resto? ¿Cuántos heridos? ¿Cuántos enfermos?... Los demás han optado quedarse en las trincheras con el culo pegado en tierra, mientras unos pocos se lanzaban al combate en medio de la lluvia, el barro y los disparos del enemigo.
Acabo de ver publicado en las paredes de INSS un parte de guerra que reza:
"Vencido y desarmado el ejército de las SSC", se han conseguido los últimos objetivos militares. La guerra ha terminado".
He arrojado al fango mis insignias, mi lazo azul, y mis hojas de firmas, a partir de ahora seré un partisano, un guerrillero traicionado por sus propios compañeros, pero aun así, como un lobo solitario nada ni nadie conseguirá callarme, seguiré enviando manifiestos, escribiendo en mis blogs, guerreando en la radio, hasta que las puertas se abran o las aspas de un molino consigan derivarme.
Ya no  ladran los perros, porque ya nadie cabalga por las playas de Barcino, ni por la manchega llanura. Dulcinea languidece postrada ante el hogar, mientras el invierno da sus últimas bocanadas de hielo. El Gran Hermano esboza una sonrisa, mientas yo me elevo cabalgando a lomos de Clavileño en busca de la utopía perdida.
 "En un lugar de esta España de cuyo nombre no quiero acordarme..."

JUANMAROMO




LA AURORA BOREAL Y LA CÓPULA

 


Si Dios hubiera querido que sus representantes en la Tierra fueran estos señores de negro, no habría puesto tanto colorido en la naturaleza. No tendríamos, en fin, pavos reales ni claveles ni orquídeas ni papagayos ni peces de colores. No habría mares ni ríos ni auroras boreales. No conoceríamos el arco iris ni el Sol de medianoche ni la Luna llena ni el reflejo de la luz en tus pupilas. No existiría la selva ni el desierto ni la sabana ni el bosque mediterráneo. Resulta absurdo fabricar un mundo lleno de matices cromáticos y seleccionar, para su administración, a un licenciado en pompas fúnebres. Sería como colocar la embajada de un país caribeño en un piso interior. O como poner al frente de una floristería a un tipo con cara de vinagre. O como nombrar rector de una universidad a un analfabeto. O como encargar a Frankenstein la gestión de un establecimiento de cirugía estética. O como nombrar representante sindical de las aves a una rata.
Si Dios estuviera en contra del sexo, no lo habría hecho tan divertido, tan higiénico, tan alegre. No permitiría que las moscas se aparearan a la vista de todos ni que los mirlos compusieran una sinfonía pública cada vez que echan un polvo. Tampoco le parecería bien que fuéramos por la calle tragándonos las poluciones de las plantas. Pero es que las poluciones, mira por dónde, están ricas porque el sexo, venga de donde venga y vaya donde vaya, tiene un sabor incomparable. Es absurdo estar en contra de él y diseñar un mundo fundamentalmente venéreo. Sería como crear un ciempiés que no anduviera o una libélula que no volara. Los señores de la fotografía, todos obispos, hablan en nombre de Dios, pero observen el daño que les hace la luz. Parece que acaban de salir de una cueva prehistórica y es que acaban de salir de una sacristía, que viene a ser lo mismo. De ahí ese aire fúnebre, crispado, triste y agresivo (no se pierdan la mirada hiriente del personaje central ni las gafas de policía de los otros dos).
Si Dios detestara los olores, no habría creado la jara ni la menta ni el tomillo. Viviríamos en un mundo sin hierbabuena, quizá ni siquiera tendríamos nariz, pues para qué un vehículo del olfato sin olfato. Pues bien, los señores de la fotografía, empeñados en hablar en nombre de Dios, que es lo mismo que si usted se empeñara en hablar en nombre de Sócrates, están en contra de que nos gusten los colores y el sexo y el olfato, como en otro tiempo estuvieron en contra de que la Tierra girara alrededor del Sol, o de que las especies evolucionaran como la ciencia ha demostrado que evolucionan. Cuando no se cabrean por la gravitación universal, se cabrean por que usted se divorcie y sea feliz. Para qué pasarlo bien pudiendo pasarlo mal, gritan desde el púlpito a sus adeptos, que se cuentan entre millones porque no hay nada más democrático que el masoquismo.
La foto corresponde a una manifestación callejera que los señores de negro llevaron a cabo el 18 de junio para defender -decían- a la familia. Como la familia goza de muy buena salud, puesto que el mundo está lleno de familias, hay que suponer que mentían. Y es que otra cosa que les pone enfermos, junto a la aurora boreal y la cópula, es la verdad. Escuchen, si no, la Cope, de la que son propietarios.

Publicado por Juanjo Millas  )

"Tras forrarse con trampas nos aplican la cultura del esfuerzo"

Eva Illouz, filósofa; deconstructora de la autoayuda, la psicología y las nuevas religiones

Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet
 
Foto: KIM MANRESA

Creo en ser madre
"Los hijos son la única y la última religión universal: se lo damos todo sin esperar nada. Tan sólo nos brindan una vaga promesa de recordarnos tras la muerte. Hoy la paternidad es el más abnegado y generoso de los sacerdocios contemporáneos. Porque la religión ocupa cada vez menos espacio en nuestras vidas, pero nuestras vidas tienen espacios cada vez más religiosos: regale una cena romántica a su pareja y verá cómo las luces, los vestidos y el menú se convierten en símbolos que separan lo cotidiano de lo sagrado y así crean un ritual ¿una misa de pareja¿ que, como todo rito, renueva un vínculo entre dos: lo fue entre Dios y los creyentes y hoy es entre los dos creyentes en un mismo amor"
Durante siglos, el ideal del hombre culto era el equilibrio.

¿En qué sentido?
Lograr la ausencia de emociones intrusas en la paz del alma. Si las dominabas, alcanzabas la ataraxia.


Y si no, eras un esclavo de tus pasiones.
El cristianismo transforma ese ideal de la paz interior en el de “la paz de Dios”; y las pasiones, en pecados. Y va un punto más allá en cuanto a reprimir el  exo. Ahora ya no se trata de no practicarlo: eso es fácil...


¡Qué me va a contar!
El cristiano debe conseguir no desearlo. Y eso requiere un cambio profundo en su conciencia, que es lo más importante de su vida.


Entonces el dinero era un pecado más.
Hasta el protestantismo, que da una vuelta de tuerca materialista a ese ideal; ya no se trata de dominarse y contemplar a Dios en la pobreza; para ser bueno y feliz debes trabajar duro y ser honesto y así llegarás a rico, que equivale a ser santo. Y, con esa moral victoriana, Inglaterra conquista el mundo.

La cultura del esfuerzo que hoy revive.
Siempre vuelve en las refundaciones del capitalismo como la que ahora vivimos. Esa moral victoriana niega la buena suerte, porque, para un buen hombre, la buena suerte sólo es el fruto del trabajo duro de cada día.


Y habría que tener algún talento...
El talento supone haber tenido la fortuna de nacer con él, y la moral victoriana sólo reconoce lo ganado con esfuerzo y honestidad.


Siempre recompensados... En el cine.
Se trataba de que aceptaras el orden establecido, y, a cambio, te brindaban la ilusión de que había una escalera social para que cualquiera –con o sin talento o apellidos– que sudara lo suficiente llegara a ser rico.


¿Y usted no cree en ese esfuerzo?
Yo creo en la historia, que muestra la cantidad de casualidad y a menudo desvergüenza requeridas para amasar fortunas. Después, el mito lo forjan los ganadores, que suelen preferir que se les admire por sus méritos personales que por su suerte, porque, como ellos, puede tenerla cualquiera.


¿Por qué vuelve esa moral victoriana?
Porque el colapso financiero ha puesto en evidencia que quienes manejan el sistema hacen trampas y aun así al fin acaban ganando. Y eso hace sentirse idiotas a quienes no las hacen y van a trabajar cada día.


También hay quien disfruta su trabajo.
Para controlar y regenerar el sistema deben volver a convencernos de que si trabajamos duro, tendremos recompensa. Por eso ahora resucitan la cultura del esfuerzo para neutralizar la de casino y la del favor político, que acaban de demostrar que sí son efectivas.


¿Y dónde está la felicidad?
En el XIX estaba en la honradez y en la riqueza, hasta que el psicoanálisis y la psiquiatría, que hasta entonces sólo se habían preocupado de los enfermos mentales, crean una categoría genial: los neuróticos. Y en los 70 democratizan la enfermedad mental.


Ya puedes ir al psicólogo sin estar loco.
Neurótico es cualquiera que sufra un conflicto interno. Es una gigantesca operación de marketing sanitario: si te enamoras de una chica, pero no te conviene, tienes un conflicto y tal vez una neurosis; o si te peleas con tu padre o los vecinos o con tu perro..., tienes conflictos y eres un neurótico.


Y tal vez necesites medicación...
Antes que las píldoras, los psicólogos conciben otro provechoso invento: la autorrealización. Ya ni siquiera necesitas un conflicto para ir a terapia. Ahora, basta con que no te "sientas realizado" para cobrarte la visita.


O al menos para venderte su librito.
Cualquiera puede pagarse ese libro que le ayude a realizarse. Y entonces aparece toda una narrativa –en su mayoría, banal– para ayudarte a realizar “todo tu potencial”.


Género en auge.
Si trabajas mucho, eres workahólico y necesitas ayuda, pero si trabajas poco  y no eres ambicioso, también necesitas ayuda, porque te falta autoestima... Debes ir a terapia.


Y se titulan por miles los psicólogos.
Nuestra vida se ve invadida por su palabrería: si te gusta el sexo y lo practicas sin cesar, eres sexoadicta y tienes miedo al compromiso; pero si, en cambio, te enamoras perdidamente de alguien y le eres fiel, eres dependiente e insegura de ti misma.


¡Qué estrés!
El gran cambio respecto a san Agustín o la moral victoriana es que hoy tu objetivo es inalcanzable: está siempre en movimiento.


Y la cartera, tras él...
Te convencen de que debes estar toda tu vida “trabajándote” y para ello  necesitas guías, terapia, libros, consultas, pastillas...


¿Y si vas a tu bola y punto?
Somos humanos y requerimos de marcos de referencia e instituciones, pero,  como están en crisis, sólo nos queda la psicología para buscar algo de coherencia. Así que ellos siguen ganando. Y ahora, con pastillas: se muere un familiar, te las dan para superar el luto; te abandona la pareja, igual. Llorar, que era lo más natural del mundo, hoy es un trauma que debe tratarse a pastillazos.


Se han medicalizado los sentimientos.
Y las carreras. Un profesional ahora debe lograr lo imposible: ser cordial con sus compañeros, pero competitivo; buen jefe, pero también buen amigo; ser simpático, pero no demasiado, porque sería débil... Ni muy enérgico, porque sería autoritario. Por eso también necesita coaching psicológico.


¿Y si te aceptas como desastre?
Siempre habrá gurús dispuestos a ayudarle: esté tranquilo.

domingo, 13 de marzo de 2011

SUFRIMIENTO, CIENCIA Y SABOTAJE




Muhammad B. Yunus MD

(“Suffering, Science and Sabotage”, Journal of Musculoskeletal Pain, Vol. 12(2) 2004, pp.3-18)

La medicina moderna se siente incómoda ante el tema del sufrimiento y el sufrimiento hace que la medicina sienta vergüenza. La mayoría de las enfermedades crónicas causan un sufrimiento continuo que hace que la persona enferma se sienta desesperada. Él o ella no siente control ante la incertidumbre de cómo evolucionará su enfermedad. Esta persona está sufriendo ya que lo que era está amenazado o se ha perdido. Él o ella no puede huir de la sombra invisible que le persigue cada día y cada noche…
Los seres humanos pueden aguantar mucho dolor si tiene razón y sentido (como en un parto). Pero el dolor crónico (como en la fibromialgia) no tiene sentido. No promete luz al final del túnel. En realidad, el paciente siente que él o ella está constantemente atrapado en una existencia subterránea a la cual no llega el sol...
El sufrimiento es una cuestión individual, personal, algo de la cual su presencia y envergadura sólo la puede conocer el que sufre.
La medicina occidental está tan reforzada por su mantra “la Medicina Basada en la Evidencia” que no puede ver el sufrimiento más allá de la Sustancia P (uno de los biomarcadores de la fibromialgia)…
Son muy pocas las escuelas de medicina que ofrecen cursos sobre temas claves como el sufrimiento, la esperanza, la desesperación, el miedo, la empatía, etc.
Muchos médicos hacen una escala con los síntomas del paciente (por ejemplo una escala del dolor de 0 a 10), pero raramente preguntan al paciente que hable de sus síntomas si no hay una patología estructural presente y se les dice que sus síntomas son subjetivos o sea, que no son fiables.
Aunque en las últimas décadas ya se ha avisado a los médicos de que deberían tratar al paciente como un ser integral, la mayoría de los médicos siguen sin atender elementos claves para poder tratar al paciente. Se habla mucho de lo “psico-social”, pero es más una moda en vez de realmente ponerse a trabajar para comprender, empatizar y ayudar al paciente con su sufrimiento. Muchos pacientes se quejan de que el poco tiempo que tienen con el médico, está lleno de interrupciones y de que los temas que realmente preocupan al paciente nunca llegan a ser hablados…
Hay muchos médicos que no se ocupan de las nuevas enfermedades porque no ven una patología objetiva. Estoy hablando de un grupo de enfermedades relacionadas entre ellas como la fibromialgia, el colón irritable y el Síndrome de la Fatiga Crónica. Es bastante seguro de que tienen una patología común de sensibilización central y por eso se les llama “síndromes de sensibilidad central” o SSC.
Muchos médicos no hacen caso a pacientes con SSC diciéndoles directamente o indirectamente que sus síntomas son imaginarios (“usted no tiene nada”) y se aseguran de que ese paciente no vuelva a su consulta. A menudo los médicos son maleducados con los pacientes y se limitan a decir al paciente que está deprimido (sin tener intención de indagar para descartar o confirmar si hay una depresión). El paciente queda abandonado por el sistema sanitario y sufre solo. Los pacientes aprenden a no confiar en los médicos y a verlos como ignorantes y pomposos…
Otros médicos quieren ayudar a los pacientes con enfermedades SSC pero no tienen la formación para hacerlo…
Y luego hay otros médicos que son pasivos-agresivos que, aunque no maltratan a los pacientes de maneras obvias, se los quitan de encima rápidamente.
También hay médicos e investigadores que se dedican a sabotear el trabajo de otros médicos que conocen estas enfermedades y que quieren ayudar a los pacientes. Y los pacientes acaban siendo los daños colaterales de esta situación. Una de las tácticas de estos médicos que quieren hacer sabotaje es la de decir que la fibromialgia no existe porque no hay un tratamiento eficaz. Esto no tiene sentido porque hasta recientemente, hasta la “era metrotrexato”, no había un buen tratamiento para la artritis reumatoide pero, aún así, es considerada una enfermedad desde hace 200 años… ¿Por qué se espera una cura pronto para la fibromialgia cuando hay tan poca financiación para investigar esta enfermedad? El “tratamiento” que se ofrece ahora para la fibromialgia, la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) no cura y es ineficaz como está demostrado en los estudios que utilizan controles correctamente (Williams DA et al 2002, Vlaeyen JW et al 1996, Nicasio PM et al 1997)…
¿Podemos tratar el sufrimiento?
El enfoque en las facultades de medicina es erróneo. Los estudiantes y profesores pasan dos horas discutiendo un caso y dos minutos con el paciente. Y cuántas veces he visto, en un hospital universitario, alguien mencionar la fibromialgia o el SFC, y el profesor de medicina y los estudiantes se ponen a reír y hacer bromas sobre estas enfermedades, cuando estas enfermedades SSC son muy serias y de alto nivel de morbilidad y hasta de mortalidad (McBeth et al 2003)…
Los médicos sólo se ocupan de arreglar las patologías estructurales y mandan a los pacientes a casa sin ocuparse del sufrimiento…
La mayoría de los médicos tratan a sus pacientes con paternalismo y arrogancia. En vez de empatía, la mayoría de los médicos muestran una falta de respeto a los pacientes.
Tratar la patología estructural no cura al paciente. Hay que escuchar sin interrumpir para entender mejor los síntomas. La impaciencia, la falta de sensibilidad, el no querer escuchar, la falta de habilidades de comunicación y una actitud de “yo sé todo”, hacen que el médico tome decisiones erróneas en planes y tratamientos.
Pero la arrogancia y la apatía de los médicos no se puede cambiar sin ir a la raíz del problema: las facultades de medicina tiene que cambiar…hay que formar a los profesores en temas humanistas. Y aún más: hay que hacer una selección adecuada de quién es escogido para entrar en la facultad.
Sí, necesitamos médicos que estén formados científicamente pero también que sean amables, humildes, atentos y muestren respeto por las preocupaciones y quejas del paciente.
Como dice el juramento hipocrático: “Primero no hacer daño”. El médico tiene que asegurar al paciente con una enfermedad SSC que su sufrimiento es real, basado en una patología real. Hay que ser científico y humano…
Se necesita un debate sobre esta profesión y hay que hacer cambios grandes antes de que sea demasiado tarde.

https://www.facebook.com/pages/Plataforma-Nacional-para-la-FM-SFC-SQM-reivindicaci%C3%B3n-de-Derechos/183653631931

sábado, 12 de marzo de 2011

MI PUTITA PARTICULAR



Tras salir del trabajo, Lucas y un grupo de compañeros se fueron a una cafetería a tomarse una copa, antes de regresar a sus respectivas casas. Uno de ellos comentó que se fin de semana abrían un nuevo local de alterne en la ciudad y que esperaba encontrar alguna prostituta que le hiciera cosas distintas a las que le hacía su mujer en la cama. Tras la marcha del grupo, Lucas se quedó sólo con Mateo, su mejor amigo. Después de tomarse alguna copa más, Lucas le propuso a su amigo que si le gustaría ser el instructor sexual de su esposa y así de paso se lo pasaría muy bien con ella. Mateo, que conocía a Tania, se quedó extrañado de esa propuesta pero, tras algunos ruegos de su amigo, aceptó. La mujer de Lucas era una belleza madura, a la que observaba cada vez que salían juntos o era invitado a su casa. Lucas le explicó que lo único que deseaba era que enseñara a su mujer distintas formas de hacer el amor pues, después de cinco años de casados, la monotonía reinaba en la cama. Lo único que exigía era que Tania no supiese nada y él poder observar todo lo que hicieran. Con excusas de revisar documentos del trabajo, Mateo comenzó a frecuentar muy a menudo el domicilio del matrimonio. Casi siempre se quedaba a cenar y después a tomarse el café o alguna copa. Lucas intentaba dejarlos un rato a solas, cada vez que veía la oportunidad, para ver qué reacción tenía su mujer con el amigo. Él notaba que no le era indiferente y que de vez en cuando lo miraba de una manera distinta a como lo hacía con otros amigos. Mateo siempre alababa su físico, su indumentaria, lo que hacía que Tania se pusiese contenta.

Esa misma noche, comenzó a planear el momento ideal para que se produjera su fantasía. Cuando llegó al dormitorio observó, con placer, el cuerpo de Tania, que se estaba desnudando. Miró sus proporcionados senos. Después, bajó la vista hasta la flor negra, cuya principal característica era su abundante líquido, que manaba cuando hacían el amor. La sola idea de verla hacer el amor con otro hombre siempre le había excitado, pero jamás se le ocurrió decírselo . Al día siguiente le explicó a su amigo lo que había planeado y que debía suceder esa misma noche. Haría que le llamaran de la oficina, con la excusa de buscar unos documentos que debía entregar con urgencia. Así ocurrió, y tras el café, sonó el
móvil. Mateo se quedó solo con Tania, ambos sabían que Lucas tardaría, al menos dos horas, en regresar a casa. Éste se escondió muy excitado y esperó que sucediera lo que, con tanto esmero, había planeado.  Comenzaron por tomarse una copa y después otra. Cuando ya estaban un poco bebidos, Mateo se decidió ir a la acción. Se acercó a ella y comenzó a besarla, para ver la reacción de la mujer. Como ésta respondía, pasó a besarla con más pasión, a la vez que le comenzó a acariciar la espalda. Tania abría los labios esperando la lengua de su amigo. Poco a poco se fueron desnudando mutuamente, sin que ella supiera que su marido observaba la escena. Mateo bajo su boca hacia los senos de la hembra, quien comenzaba a gemir de placer. Fue succionado y lamiendo, y entre una cosa y la otra daba pequeños mordiscos en los pezones. Tania, por su parte, comenzó a acariciarle el mástil . Cuando ya estaba a punto de eyacular, le acabó de masturbar con su larga melena, a la vez que paseaba su lengua por el miembro. Mateo quería entrar dentro de ella y tras un rato de nuevas caricias y besos, ella abrió su corola y dejó que Mateo la penetrara. El placer fue tan intenso que los gemidos eran muy fuertes, por lo que Lucas comenzó a masturbarse mientras observaba la escena. Cuando todo acabó, Lucas se dijo a sí mismo que a partir de ahora buscaría a hombres que se acostaron con su mujer y él miraría. Esa madrugada, cuando se suponía que volvía de la oficina, se acercó a su mujer y sin decirle una palabra la fue desnudando y le hizo el amor de muchas maneras, a la vez que pensaba que él no necesitaría ir a lugares de alterne, que con su mujer le bastaba, ya tenía su “putita particular”. Por su parte, Tania se reía por dentro, pensando lo infeliz que era su marido, pues ella conocía su “juego” y no le importaba lo más mínimo, pues con otros hombres gozaba mucho más que con el aburrido de Lucas


http://lacomunidad.elpais.com/princesadelnilo1964/2009/1/20/mi-putita-particular

viernes, 11 de marzo de 2011

NECESITO



Necesito tenerte,
recuperar la vida en tu suspiro,
rebobinar el tiempo,
enhebrar el hilo,
bordar en tu piel mi desespero,
sentir la tempestad de tu deseo
aullar entre mis lirios.

Necesito sentirte.
embriagarte en la miel de mis racimos,
desarbolar tu nave,
embarrancar tu proa,
encallarte en las arenas de mi playa,
beber de tus barriles
hasta dejar tu bodega extenuada.

Necesito tocarte,
lamer cada rincón de tu corteza,
acariciar tus hojas,
enraizar tu tronco
en la tierra espumosa de mi vientre,
beber tu sabia
hasta arrancarte la última simiente.

Shemirramis

ESCALERA AL VACÍO



Es la escalera de descenso al vacío ¿o debería decir a los infiernos?  Peldaño a peldaño vas dejando la superficie, la luz, las alegrías,  y te vas sumergiendo en un universo frio y tenebroso  del que es muy difícil salir. Primero dejas atrás los caprichos, esas tapitas en la terraza, esa pipa fumada mientras escuchas un blues, ese libro deshojado en la butaca. En el siguiente peldaño te desprendes de esa ilusión que te hacia el fin de semana, las salidas al campo, los domingos en la playa. Poco a poco deja de interesarte el cine, aquellas películas clásicas que antes te absorbían ahora te parecen insoportables, hasta la música suena en tus oídos como un ruido de fondo.
Paso a paso te rodeas de oscuridad y los fantasmas te asedian, te aferras a la rutina como un náufrago, pero las olas de pánico te arrastran hacia los acantilados de afiladas rocas mientras nadas desesperadamente para alcanzar la playa. En este descenso vas dejando atrás amigos, familia incluso a tu pareja porque nadie puede acompañarte en ese viaje, cada paso hacia el fondo es una palada que clavas en tu propia tumba.
Un día abres los ojos y no ves nada, intentas levantarte pero el cuerpo se revela y te quedas hundido en el fondo del pozo sin luz sin aire y sin esperanzas, nada ni nadie puede ayudarte porque estas solo dentro de ti mismo,  porque el infierno, no es un lugar, es un estado de ánimo.  Es el momento clave, o te levantas y emprendes la escalada, o te pudres en tus propios miedos, hay que clavar las uñas en la paredes, despellejarte las rodillas contra las piedras y desandar el camino, los peldaños han desaparecido y solo queda una débil luz en el zenit de la trampa, el cuerpo no te obedece y el alma arroja la toalla, pero echas el resto y desafías a la vida de farol mirándole a la cara, cuando asomas la cabeza a la superficie la luz te ciega, los oídos te zumban y los esfínteres se abren. Te abandonas sobre la hierba empapado de sangre y de  orines, pero la luz del sol te acaricia de nuevo, cierras los ojos, pero esta vez la paz te arrulla entre sus brazos, has nacido de nuevo, nada ni nadie volverá a sumirte en  las tinieblas.

REGALO KILÓMETROS

 
Emma Riverola Escritora
  Me parece bien reducir la velocidad un kilómetro por hora si eso beneficia el ahorro de todos y evita que sigamos hundiéndonos en la crisis. No me importa renunciar a otro kilómetro para frenar el derroche de un recurso energético que se agota. Apruebo desacelerar un kilómetro más si eso disminuye la contaminación de la zona por donde paso. También cedo otro kilómetro para frenar las emisiones de gases que contribuyen a cambiar el clima del planeta. Es más, aumento la ofrenda: otro kilómetro para evitar que el cambio climático siga ahondando en la brecha de la desigualdad entre el norte y el sur. Ya puestos, renuncio a uno, no, mejor, a dos kilómetros más si conseguimos romper con este sistema energético injusto que condena a la miseria a muchos países productores. Pongo otro para evitar que el petróleo que malgastamos devore los derechos humanos de tantos pueblos. Y otro contra la deforestación. Y uno más para invertir en energías limpias… ¡Diez!

Regalo, cedo, desacelero 10 kilómetros por hora si este es el primer paso -tímido y minúsculo- para hacer con la energía lo que no hemos hecho con la crisis económica: romper las reglas del juego a favor de un sistema más justo. Frenar para dejar de correr hacia el abismo. Desacelerar para ayudar a otros a adelantar. Diez razones. Diez pasos hacia la sostenibilidad... O 10 ingenuos anhelos víctimas de la arbitrariedad.

jueves, 10 de marzo de 2011

LA GENERACION DEL 68 Epílogo

Los años de vino y rosas se fundieron como una gota de ácido en un azucarillo, siguieron las guerras, el hambre en el mundo se multiplicó y las diferencias sociales si hicieron cada vez mas insalvables. ¿En donde fallamos?.
Casi en el mismo punto, los jóvenes del telón de acero se levantaban contra el régimen comunista en Praga, era como un intento de converger en un mundo mejor, en una sociedad más justa, pero los tanques por un lado y el consumismo por otro, abortaron la revolución nada más engendrarse.
El mundo occidental era demasiado rico y demasiado egoísta para cumplir sus slogans, los estudiantes terminaron sus carreras y se incorporaron al sistema, los sindicatos aceptaron las migajas y volvieron al tajo, El Chè murió traicionado por sus aliados y Castro se convirtió en un caudillo.
Luther king fue asesinado y Vietnam se perpetuó en miles de guerras que continúan en la actualidad, el recismo de ha disparado, el capitalismo salvaje se ha hecho el dueño del mundo y amenaza con destruir el planeta. El comunismo se desmoronó pero dio paso a un régimen mafioso en el que la KGB sigue reinando.
En Chile y Argentina cientos de miles de personas fueron asesinadas, torturada o desaparecidas con la complacencia de los Estados Unidos mientras los pacifistas miraban hacia otro lado.
Actualmente la guerra es el rayo que no cesa. África padece un genocidio a causa de sus recursos naturales, los niños mueren y matan mientras las mujeres son violadas como una estrategia racial y militar, los bosque arden y la selva se tala para producir combustibles.
¿Hasta dónde llegará la locura? ¿Nos estamos aniquilando como especie?. Quiero mantener la esperanza de que la juventud comprometida y luchadora nos sacará de la ciénaga, quiero convencerme de que el hombre vencerá sobre el hombre y que el mañana será el mejor de los mañanas. Recordando a nuestro Miguel Hernández susurro como una oración al infinito...¡DEJADME LA ESPERANZA!.
JUANMAROMO

Inmigración y contrato de integración

Mantener la actual 'guetización' de la escolaridad inmigrante hipoteca nuestro futuro como país


 
Josep Oliver Alonso Catedrático de Economía Aplicada (UAB)
  La inmigración está otra vez de actualidad. El Partido Popular ofrece su contrato por la integración, con un catálogo de peticiones que se resume en que los inmigrantes deberían cumplir las leyes del país: ¡sólo faltaría! Pero esa iniciativa tiene de todo, menos de candidez. Ya que afecta a un ámbito, el de las elecciones municipales, donde se concentran todas las potenciales, o reales, disfunciones que la inmigración genera. Y, entre ellas, no es la menor la creciente guetización de las escuelas públicas de las ciudades con mayor proporción de población inmigrante. Desde esta óptica, cabe saludar muy favorablemente la propuesta de Iolanda Pineda, alcaldesa de Salt, solicitando a los municipios vecinos que acojan a parte de sus escolares inmigrantes, de forma que ninguna escuela supere el 50% en este tipo de alumnado. Como cabía esperar, la respuesta ha sido negativa, reflejando la extendida visión de que los problemas que pueda generar la inmigración deben solventarse donde aquella se concentra. Se fundamenta, además, en una posición miope que, en el fondo, todavía cree que la inmigración no es necesaria.
Porque el elemento cardinal de este debate es si necesitamos, y hasta qué punto, flujos inmigratorios. Y sobre este particular, el país continúa autoengañándose, creyendo, o deseando creer, en una realidad racial, religiosa y cultural que dejamos atrás hace tiempo, cuando decidimos no tener el número de hijos suficiente para atender las necesidades del mercado de trabajo o la financiación de nuestro Estado del bienestar.
Unas cifras permitirán situar al lector. A partir de los 90, la población de 16 a 29 años nacida en España comenzó a reducirse rápidamente, de forma que pasamos de los 9 a los 6,5 millones de jóvenes nativos entre 1990 y el 2008, un espectacular retroceso de 2,5 millones (un 27% de los efectivos iniciales). Una punción tan severa la salvamos parcialmente con la incorporación de inmigración que, entre esos mismos años, añadió 1,7 millones, aunque ello no ha impedido que, en conjunto, los jóvenes retrocedieran unos 800.000 efectivos. Por si ello no fuera suficiente, a partir del 2009, la situación ha empeorado, y, a la continua pérdida de jóvenes nativos (unos 465.000 menos entre el 2009 y el 2010), hay que añadir el retroceso de inmigrantes de esas edades que abandonan España (una pérdida cercana a los 130.000).
En suma, en los dos últimos años hemos reducido el contingente de jóvenes en cerca de 600.000 individuos, que hay que añadir al retroceso anterior. A partir de aquí, cualquier previsión demográfica, por conservadora que sea, sugiere que un país como el nuestro difícilmente va a poder continuar funcionando razonablemente bien con una punción tan importante en el mercado de trabajo juvenil. Y no solo porque una parte de los puestos de trabajo tienen características que demandan población joven, sino por lo que implica de pérdida de entusiasmo, innovación o capacidad de transformación de la sociedad.
Lógicamente, esta reducción altera de forma dramática la estructura de la población potencialmente activa. De hecho, en el debate sobre pensiones de estos últimos meses, la caída demográfica emergía como el aspecto clave de la inevitabilidad de la reforma. Pero no se destacó lo bien que hubiera sido deseable que, además del aumento relativo de aquellos con 64 y más años respecto de la población de 16 a 64, en ese grupo poblacional se ha producido una intensa redistribución, desde los más jóvenes a los de mayor edad. Así, mientras en 1990 los individuos de 16 a 29 años aportaban el 35% de los activos potenciales (de 16 a 64 años), en el 2010 esta cifra había caído hasta el 25%. Y esa dinámica negativa va a continuar los próximos años.
Hoy, con un mercado de trabajo tan deteriorado, es difícil elevar la vista hacia más adelante. Y más cuando hay que hablar de empleo o actividad juvenil. Pero es nuestra obligación, y la de los políticos, hacerlo. Y cuando se alza la mirada, lo que se vislumbra para la segunda mitad de esta década y más allá es un páramo demográfico, con una escasez crónica de jóvenes que va exigir nuevas entradas de inmigración, nos guste o no. Por ello, la iniciativa de la alcaldesa de Salt es de lo más sensato. Necesitamos, y necesitaremos, inmigración. Y hemos de conseguir, porque nos conviene, que se integre en nuestra sociedad y adopte nuestros valores. La escuela es el camino. Pero una escuela en la que el número de alumnos nativos sea el adecuado para facilitar ese proceso.
A ningún político le gustará proponer que hay que redistribuir la población escolar inmigrante. Y, probablemente, por un cálculo electoral mezquino, propuestas como esas caigan en saco roto. Pero, cuidado, no nos engañemos otra vez. Los políticos, y los países, se equivocan. Y sería un error, un craso error, continuar con la actual guetización de la escolaridad de los inmigrantes. Nos jugamos el futuro del país. Y, para muestra de lo que nos puede aguardar en unas décadas, recuerden la banlieue de París.

"Coleccionamos excusas para sentirnos infelices"

10/03/2011 - 00:07
Foto: Kim Manresa
El enemigo interior
Para esta especialista en comunicación interpersonal la estupidez es una enfermedad curiosa, pues no la sufre quien la padece, sino quienes le rodean, y su fundamento es el tiempo: si alguien repite una estupidez el suficiente número de veces, acabará considerando que esta actitud es lo normal, la defenderá y la incorporará, definitivamente, en su día a día. Tiene un interesante ensayo sobre ella (Estupidez emocional, editorial Vía Libro), recomendable para afrontarla en nuestro interior, en las relaciones próximas y en lo social. Organiza grupos ¿allegados desconocidos¿ que se reúnen con la única finalidad de comprenderse ellos mismos para ser menos estúpidos (www.torrabadella.com)
La felicidad como objetivo funciona mal. Toda vida tiene una dosis de sufrimiento ineludible como la frustración, la enfermedad y la muerte. Decirle a un niño que tiene como objetivo ser feliz es estafarle.

¿Entonces, qué hay que decirle?
Que la felicidad sucederá, pero que no es la norma. Lo cabal es saber y aceptar el sufrimiento inevitable (porque mucho sufrimiento procede de no aceptarlo), y evitar al máximo el innecesario. Estamos siempre coleccionando excusas para ser infelices.

Sí, qué estupidez.
Todo el sufrimiento inútil que padece el género humano, y que es mucho, procede de la estupidez emocional: falta de empatía, intolerancia a la frustración, crítica gratuita indiscriminada, victimismo, autodesprecio, envidia, compulsión, obstinación, agresividad, adicción a la infelicidad...

¿La estupidez engendra todas esas cosas y se alimenta de ellas?
Sí, pero una vez la detectas y reconoces, puedes prevenirla. Lo primero que hay que saber es que nadie está exento de ella, todos cometemos estupideces alguna vez.

Bien, mensaje recibido.
La estupidez es muy común. Como sociedad la vemos en las guerras o en la destrucción del planeta; en la familia, cuando nos atacamos psicológicamente o somos poco empáticos, y eso lo veo mucho en terapia de pareja: uno se queja del otro, cuando con pensar en el otro todo se solucionaría.

¿El estúpido se sabe estúpido?
Por naturaleza la estupidez se blinda, el estúpido emocional se especializa en criticar, ve la estupidez ajena y se concentra en ella: es más cómodo. Son personas rígidas en su pensamiento que se mueven en dicotomías del tipo bueno-malo, y muy susceptibles.

¿La estupidez aumenta con la práctica?
Sí. Para justificar una estupidez se suele incurrir en otra, y es muy contagiosa.

¿?
Si respondo a un bocinazo (una estupidez, porque está generando un sentimiento negativo), me estoy contagiando de su estupidez.

Entiendo.
La única manera de no contagiarse es reconociéndola. Debería existir la asignatura de estupidología, porque dedicamos muy poca energía a un fenómeno que condiciona nuestras vidas y sociedades.

No me parece una idea descabellada.
La estupidez es irracional como la crítica gratuita. Yo diría que tanto critica una persona a los ausentes, tanto está instaurada en la estupidez. Y hay grandes mentes muy estúpidas que siembran a su alrededor sentimientos negativos innecesarios.

¿Cómo detectarla?
Cuando causamos o padecemos un sufrimiento inútil. Por ejemplo, el hombre o la mujer que ante una separación utiliza a sus hijos en contra del otro haciendo sufrir a todo el mundo. Semejante estupidez hay que reconocerla y evitar entrar en una escala de estupideces.

Deme claves.
La conciencia de los propios sentimientos, darse un espacio para observar los pensamientos, porque si soy consciente de cómo me siento puedo controlar.

El autocontrol es difícil.
Una gran herramienta es compartir, poder poner en común temas personales con otros. Es impactante ver como terceros pueden intuirte y darte buenos consejos. Somos mucho más transparentes de lo que creemos, lo que pasa es que nos han enseñado a desoír esa inteligencia intuitiva, lástima, porque todo eso que no se dice es más importante que lo que se dice.

¿El autoengaño es la mayor estupidez?
Sí, y contra eso sólo podemos autoeducarnos día tras día. Albert Ellis, creador de la terapia racional emotiva, decía que todo el sufrimiento humano procedía de las ideas irracionales que no son más que exigencias: “Los demás tienen que comprenderme...”.

Pero la cosa funciona al revés...
Exacto, para los demás nuestros problemas son de una levedad inconmensurable. Hasta que aceptamos esto, nos vamos neurotizando cada vez más.

Solemos ser víctimas de nuestra propia manera de pensar.
Sí, nos tomamos muy en serio. Además, nuestra colección de excusas para sufrir se retroalimentan. La verdadera causa de la perpetuación de cada discurso es que se obtiene algo de él aunque sea insatisfactorio, por ejemplo: que las cosas me vayan mal me permite seguir quejándome.

Hablemos de la paradoja: si persigues el sombrero, él insiste en irse volando.
Así son las relaciones humanas: es nuestra pretensión la que genera el problema. Nuestra propia insistencia genera la reacción contraria. Pero la paradoja es la base del humor, y la estrategia más inteligente y airosa de superar una forma de relacionarse estúpida es el sentido del humor.

¿Se le ocurre cómo cultivarlo?
Estando con personas que lo tienen, porque el sentido del humor es un deporte de dos.

Hay quien teme pasar por estúpido.
Tolerar algo no significa que nos parezca bien, sino sencillamente que sabemos que sucede y mientras sucede no lo negamos.

¿Qué pregunta debo hacerme a diario?
Cuánto hay en mi vida que estorba o enmaraña: pensamientos, costumbres, ruido. Alexander Lowen decía que la felicidad es la conciencia de la propia mejora.


miércoles, 9 de marzo de 2011

AMARTE



Amarte es levantar el vuelo
desafiar a dios, reírme de la muerte
sentirme penetrado por tu savia
hendido por el rayo
uncido por la tierra.

Amarte es resucitar en vida
morir una y mil veces
en tu infinito seno,
renacer de tus aguas
desnudo y entregado

Amarte es prender entre tus llamas
arder en tus colinas encendidas,
abrasarme en tu géiser
perecer entre tus pétalos de fuego
estallar en tu vientre

Amarte es abarcar el infinito
beberse el cosmos
verter el mar en tu cóncavo  universo,
encadenar el tiempo,
quemar las naves, saltar hacia el vacio.

Amarte es atrancar todas la puertas
 arrojar las llaves del olvido
beberse las estrellas
y poseer la noche de un abrazo
clavándose la luna en el costado

Amarte a ti, sobre el altar sagrado
de tu cuerpo de hembra primigenia
es el sumo sacrificio, el aquelarre
la ofrenda frutal para la madre tierra.

JUANMAROMO

LA GENERACIÓN DE 68 Capítulo V

 Woodstock ha sido el mayor festival de música y arte de la historia, se celebró en el poblado de Bethel, New York, entre el 15 y el 18 de agosto de 1969, congregó a unos 400.000 espectadores, 340.000 más de los que esperaba la organización, y se estima que 250.000 no pudieron llegar. La magnitud del festival es impresionante para la época, basta decir que el mayor festival nacional en la actualidad, el FIB Heineken, congrega cada año a unos 50.000 espectadores en Benicassim.
Woodstock es el icono de una generación, los miles de jóvenes que asistieron hicieron realidad sus ideales de paz y amor libre, mostrando su rechazo al sistema. Los chicos llevaban melena y amuletos, las chicas faldas de colores. Durante el festival se vivieron intensas noches de sexo, drogas y rock and roll.
Los asistentes fueron la confirmación de un movimiento que cambió una sociedad norteamericana hastiada de las guerras, que pregonaba la paz y el amor como forma de vida, un movimiento llamado de forma despectiva Hippie (que es una variante de hipster, "el que siempre quiere estar al paso de las últimas tendencias") Los asistentes fueron los verdaderos exponentes del "Flower Power". Una tendencia que aún hoy es vivida por muchos jóvenes y adultos.
El Festival congregó grandes artistas de la época y confirmó a algunos desconocidos que en poco tiempo se convirtieron en verdaderas estrellas como es el caso de Joe Cocker y Santana. Los grandes conciertos del festival estuvieron protagonizados por The Who, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Bob Dylan y Blood, entre muchos más grupos y artistas.  
http://funversion.universia.es/musica/reportaje/woodstock69.jsp

La gran lacra de estos años dorados fue la exaltación de los alucinógenos como drogas mágicas que aportaban creatividad y carisma.  Timoty Leary ensalzo el culto al L.S.D. hasta el punto de convertirlo en una religión, grandes artistas como Los Beatles, Los Stones o Dylan, reconocían implícitamente que utilizaban drogas para componer, y el consumo de es tos productos se extendió como un reguero de pólvora.
La psicodelia se manifestó en el arte, en la moda, en la música, las discos simulaban con luces estroboscópicas y proyecciones los efectos de ácido, la paz, el amor y la droga parecían conducir a los jóvenes al paraíso, pero el sueño termino en pesadilla.
 El resultado no se hizo esperar, en poco tiempo Janis Joplin, Jimi Hendrix  y Jim Morrisson  morían de sobredosis mientras miles de jóvenes se enganchaban a los estupefacientes y Joe Cocker tuvo que ser ingresado durante años a consecuencia de su adicción al alcohol y a las drogas.
Los ideales revolucionarios y pacifistas seguían en la onda, Ernesto Guevara, “EL CHE” se convirtió en un ídolo de masas, sus posters estaban en todas las paredes y su puro humeante presidia discotecas y universidades, pero poco a poco el sistema iba devorando a sus hijos y los ideales se transformaron en modas, los hippies en yuppies y los dioses en  ídolos.  Las discográficas  extendieron su imperio y lo que empezó como un movimiento revolucionario, se convirtió en una industria. Era el final de una época.
En el próximo capítulo intentaré  razonar porqué todo acabó siendo un parque temático y adonde fueron a parar los sueños de los años dorados, pero eso es otra historia.

JUANMAROMO






martes, 8 de marzo de 2011

LA GENERACIÓN DEL 68. Capítulo IV

Después de lo que hemos vivido durante este mes, ni el mundo ni la vida volverán a ser como eran.

Seamos realistas, pidamos lo imposible...

Eran ambiciosas, y contundentes, las proclamas que se oían en París, en el mes de Mayo de 1968. La anterior la pronunció Daniel Cohn-Bendit, el por entonces popular dirigente estudiantil, durante los días en que París vivió una eclosión revolucionara que puso en tela de juicio las bases sociales y económicas vigentes: el modo de producción, la jerarquización, la función del estado, la institución e la familia, el sexo. Todas las consignas, todos los lemas del movimiento revolucionario amenazaban con atacar el sistema establecido de forma radical –en su sentido literal: desde la raíz-: “la imaginación al poder”, “seamos realistas, pidamos lo imposible”…
Todo había comenzado el día dos de ese mismo mes, cuando las autoridades de la universidad de Nanterre decidieron cerrar el centro para contener la amenaza estudiantil, que pedía cambios profundos para democratizar la enseñanza. Ese mismo día, el propio Cohn-Bendit, pronto convertido en líder del movimiento, encabezaba una manifestación antiimperialista, a la que concurrieron miles y miles de estudiantes.
Al día siguiente, el rector de la Sorbona, Jean Roche, pidió a la policía que desalojara la vieja universidad parisina, que había sido tomada por una asamblea de estudiantes. Para ello la policía utilizó medidas represivas duras, como gases lacrimógenos.
El lunes día seis, justo después del anuncio de que quedaban cerradas todas las facultades de París, algo más de cuarenta y nueve mil estudiantes se encontraron, de pronto, en la calle. Creció como la espuma la agitación revolucionaria, los estudiantes no arremetieron contra el rector, ni contra las autoridades universitarias, ni contra la policía, lo hicieron contra el sistema: la enseñanza era para ellos un fósil heredado del feudalismo que había de ser reemplazado por un sistema democrático y abierto, no represivo.
Pronto se sucedieron los primeros choques, batallas campales en las que intervinieron más de veinte mil policías. Como en los días revolucionarios, se levantaron barricadas en París, en el Barrio Latino, y los enfrentamientos se saldaron con novecientos cuarenta y cinco heridos, y cuatrocientos veintidós arrestados sólo el lunes.
El martes siete otros treinta mil estudiantes desfilaron por las calles, cantando La Internacional
Al día siguiente apareció el primer número de Acción, el órgano del movimiento revolucionario. Se extendió a toda la ciudad el clima de agitación que emergió en la universidad. El filósofo Jean-Paul Sartre declaró su solidaridad con unos estudiantes que le aclamaron. Las manifestaciones se extendieron a Estrasburgo, a Nantes, a Rennes y a Lyon.
Ese mismo día, el miércoles, el movimiento alcanzó un nivel mayor que marcaría su futuro: los trabajadores se solidarizaron con los estudiantes y pasaron a engrosar las filas de las cada vez más multitudinarias manifestaciones populares. El viernes ocho, y la madrugada del sábado, las calles de París eran un campo de batalla: hasta sesenta barricadas dividían su centro, y los revolucionaron resistieron, con todo tipo de armas improvisadas, el asalto de la guardia republicana.
Por la mañana se daba cuenta de más de setecientos heridos leves, y casi cuatrocientos heridos graves, así como de más de ochenta vehículos quemados.
Ante la amenaza de una huelga general convocada para el lunes trece, el Primer Ministro Pompidou anunciaba una decisión audar: la reapertura de la Sorbona. A pesar de ello, más de ochocientos mil personas se manifestaron el lunes, secundando la huelga.
El martes, la Sorbona fue ocupada de nuevo, y declarada comuna libre por los estudiantes. El movimiento se extendió al conjunto de la sociedad: los estudiantes ocuparon el teatro Odeón, símbolo de la cultura oficial, y su director, Jean Louis Barrault, se les sumaba.
La vida económica se paralizó por las continuas huelgas de todas las industrias, hasta que aparecieron los primeros síntomas de ruptura interna. El dirigente de la CGT, Goerges Séguy, separaba la acción sindical del movimiento estudiantil, declarando un célebre “no a la aventura”.
Perdido el apoyo de los trabajadores, el movimiento estudiantil estaba abocado al fracaso. El Presidente de la República, el general Charles de Gaulle, supo conducir la situación con diplomacia y promesas. Convocó elecciones para cuarenta días después, y prometió importantes mejoras salariales a los trabajadores. Finalmente, los últimos focos de rebelión fueron sofocados con la ayuda de un satisfecho Partido Comunista Francés. Las consignas del movimiento, a pesar de su fracaso, quedaron en la memoria colectiva de millones d personas, y condicionaron de forma profunda el desarrollo ideológico europea del último cuarto del siglo XX.
Así ha sido hasta el punto de que el recién elegido Presidente de la República Francesa, Nicolás Sarkozy, abogó en su toma de posesión por romper, definitivamente, con los ideales del 68. En mayo de 2007, casi cuarenta

 http://www.laguia2000.com/francia/mayo-del-68

El impacto del Mayo Frances en españa fue determinante. la oposición antifranqusista tomó conciencia de las posibilidades de una manifestación generalizada y comenzaron las movilizaciones, pero la policia cargó duramente contra los manifestantes causando decenas de heridos. Las fuerzas represoras entraron en la universidad y hubo cientos de detenciones, palizas y encarcelamientos. La revuelta fue acallada a sangre y fuego pero los "cantores" desde dento y fuera del pais siguieron con su lucha, los sindicatos seguían trabajando en la sombra y la juventud tomaba conciencia de su fuerza, de sus derechos y de sus responsabilidades, todos sabíamos que estábamos viviendo un momento histórico.  Mientras al otro lado del oceáno Woodstock calentaba motores.