"Llega un momento en que el cielo es tan cetrino
que no sabes si
es de día o es de noche,
las calles son
túneles opacos que conducen la nada
y caminas como un
zombi hacia el abismo
respirando
amenazas".
Los relojes se atoran
y vagas arrastrando terrores,
salpicando tinieblas,
el vacío te envuelve y te succiona
con su espira siniestra.
Te cruzas con seres devorados
por las fauces del miedo,
fantasmas que vocean desgajados
tenebrosas esquelas
y cantan adorando a sus demonios
avivando la hoguera,
esa hoguera que abrasa tu mirada
con sus llamas dantescas.
Y reptas sin saber donde te arrastras
en tu égida incierta,
mas no puedes huir de tus mazmorras
ni romper las cadenas.
Los ruidos distorsionan tu cerebro
y ensordecen tu
alma,
y te arrastras mendigando una sonrisa
pero el todo es la nada
y sientes los zarpazos de la muerte
arañarte la espalda.
De repente, el suelo se desgaja
y te lamen las llamas ,
el teléfono golpea los portones
sacudiéndote el alma,
la voz de la esperanza te ilumina
con su luz tan amada …
-¡Vuelva a
casa, por dios, no seas niño!-
….aun te queda un mañana.