jueves, 16 de enero de 2020

LIBERTAD SIN IRA





La independencia bien entendida empieza por uno mismo, no hay peores cadenas que las que nosotros cargamos; complejos, odios, prejuicios, miedos. Mientras no seamos capaces de liberar el alma, abrir las ventanas del corazón y dejar que la brisa de la empatía nos purifique, siempre seremos esclavos al servicio de credos y banderas, rehenes de ideologías perversas que solo buscan dividirnos y alienarnos.
Los auténticos líderes no buscan el poder, luchan por la verdad y la justicia y por eso acostumbran a caer bajo las botas de los mercenarios, no escuches más himno que el rumor del mar, el suspiro del viento o la sonrisa de un niño, no brindes en copas de ponzoña, brinda labio a labio con tus gentes, con tu pueblo, con ese pueblo que se extiende a lo largo y ancho del planeta, sólo entonces podrás sentirte libre, porque no puede haber paz sin libertad ni podrás sentirte libre si la paz no mece tu conciencia. Las banderas solo sirven para envolver los cadáveres de los que mueren por ellas y los himnos para poner música a patrióticos sepelios. "El patriotismo es el último refugio de los canallas" y la muerte de aquellos que se dejan arrastrar por sus arengas.

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