miércoles, 14 de noviembre de 2018

¡CAMINA O REVIENTA!


 La migración no es un problema de España, ni de Europa, es un problema humanitario. El hombre, originario de África, fue nómada durante milenios, se alimentaba de la caza y de los frutos silvestres , fue en el neolítico cuando descubrió la agricultura, fundó los primero poblados e instauró la propiedad privada, pero a pesar de su sedentarismo y a causa del clima las plagas o las guerras los movimientos migratorios acabaron 
extendiendo la especie por todo el planeta.
 En la actualidad no hay prácticamente ningún país que por activa o por pasiva no se vea afectado por las corriente migratorias, hasta los países típicamente emigrantes, rechazan con violencia a los inmigrantes que quieren atravesar sus fronteras, un fenómeno típico de latinoamérica, en donde, mientras unos quieren
migrar a USA otros intentan establecerse en los países vecinos y son repelidos despreciados con saña, o en África en la que mientras los magrebíes intentan por todos lo medios atravesar el estrecho, impiden a los subsaharianos entrar en su territorio.
En los países avanzados no se habla de emigración, nuestros hijos no "emigran" van a hacer posgrados, Erasmus o a colaborar en empresas multinacionales, pero los que vienen huyendo de la guerra, el hambre o la miseria son rechazados y acusados de todo tipo de crímenes, a pesar de que pueblos como España o Italia, dos de los paises mas refractarios a la inmigración tengan a millones de sus ciudadanos trabajando en otros continentes.
En la actualidad por encima de los motivos económicos, son las guerras, las enfermedades y la explotación neocolonial la que empuja a millones de personas a jugarse la vida en pateras, trenes de narcos y traficantes de esclavos con tal de escapar de la miseria y la muerte.
La historia nos demuestra que no hay murallas que frenen el hambre y la desesperación, ni la muralla china, ni los fuertes romanos en la frontera del Rhin pudieron frenar las invasiones "bárbaras", solo la justicia logrará que las fronteras sean puertas de entrada a nuevos mundos en lugar de trampas donde perder la libertad o la vida, lo que está claro es que el planeta
se está convirtiendo en una olla a presión con la válvula tapada por la avaricia de unos y la desesperación de otros y no paramos de echarle leña al fuego.

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