martes, 17 de febrero de 2009

EL PROBLEMA DE SER HOMBRE


Si pones a una mujer en el pedestal y la proteges de todos los males, eres un cerdo machista; si te quedas en casa y haces el trabajo del hogar, eres un nenaza. Si trabajas demasiado, no tienes tiempo para ella, y si trabajas poco, eres un vago y un inútil.
Si ella tiene un trabajo aburrido y repetitivo con un sueldo bajo es explotación; si él tiene un trabajo aburrido y repetitivo con un sueldo bajo debería mover el culo y hacer algo mejor.
Si le dices lo guapa que está, es acoso sexual; si no se lo dices, es la típica indiferencia machista. Si lloras, eres un cagao, y si no un imbécil insensible. Si un hombre pega a una mujer, es violencia doméstica; si una mujer pega a un hombre, es defensa propia.
Si él toma una decisión sin consultarle a ella, es machismo; si ella toma una decisión sin consultarle a él, es que es una mujer liberada. Si él le pide a ella que haga algo que no quiere hacer, es dominación; si ella se lo pide a él, es un favor.
Si sabes apreciar sus curvas y el encanto de su ropa interior, eres un pervertido; si no te das cuenta de ello, eres un maricón. Si nos gustan las mujeres que se cuidan y se arreglan, somos sexistas; si no nos importan esos detalles, somos poco románticos.
Si intentas cuidarte, eres un vanidoso; si no, un adán. Si le regalas flores, es que buscas algo; si no se las regalas, se te olvido su cumpleaños.
Si estás orgulloso de tus éxitos, eres un creído; si no lo estás, eres un conformista.
Si le pides echar un polvo, no piensas más que en sexo; pero si estás destrozado después de un mal día de trabajo, no te preocupas de sus necesidades. Si a ella le duele la cabeza, es porque está cansada; si te duele a ti, es por que ya no la quieres. Si te apetece hacerlo demasiado a menudo, estás salido; si no das la talla, seguro que hay otra.