sábado, 31 de mayo de 2008

AGUJERO NEGRO



El sol de medio día se filtra por entre las rendijas de la persiana, despierto lentamente apurando sorbo a sorbo la copa del recuerdo…

Habia sido una de nuestras noches de amor y fuego, empezamos con el último beso y sin darnos cuenta entramos en un torbellino de caricias que nos abduce como un agujero negro a una dimensión donde el tiempo y es espacio desaparecen, y solo quedamos nosotros atrapados en un cosmos de infinita ternura.

Allí está ella perfumando la estancia, apenas velada con una camisa blanca que realza aún más su belleza. Me encanta admirar su desnudez mientras duerme, sus hombros torneados, su cuello firme, sus pechos amasados una y mil veces por mis manos a mi imagen y semejanza. El vientre cóncavo y femenino me desliza hacia su monte, poblado por una selva de irrepetible textura. Me paseo por los muslos cálidos y poderosos, de una increíble suavidad, como columnas de un mármol orgánico que se abren al calor de mis besos.

Me acerco a besar su delta, y en ese momento comprendo que ya estoy perdido, el aroma enloquecedor de su polen penetra en mi cerebro mientras siento la llamada del deseo susurrarme desde las profundidades de su cáliz. Los pétalos me atrapan como una deliciosa dionaea para devorarme, y yo me deslizo hacia el fondo aún sabiendo que no podre liberarme jamás….

JUANMAROMO

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