domingo, 14 de agosto de 2011

EL FINAL DE LA CUENTA ATRÁS


Hace cuarenta periodos que desembarcamos en Pangea, el tercer planeta en la órbita de la estrella Helios situada en un extremo de la galaxia conocida como vía láctea. Es un mundo extrañamente bello, de color azul intenso y formado por agua en su mayor parte. La vida se desarrolló en él hace unos diez millones de años y ha ido evolucionando hasta generar millones de especies, a pesar de su pequeño tamaño, reúne todas las condiciones para ser el paraíso que íbamos buscando pero hay un grave inconveniente. La especie dominante la constituyen unos pequeños seres que viven en colonias, son terriblemente agresivos, se desplazan por tierra, por agua y por aire y causan molestas heridas que en algunos casos pueden ser graves. Viven en guerra perpetua entre ellos, disputándose los recursos y exterminando a las otras comunidades sin piedad alguna, han dominado al resto de las especies hasta tal punto que muchas de ellas están en peligro de extinción.

Son los únicos seres en el universo que no reciclan sus desechos, y han convertido el planeta en un vertedero. Actúan como virus, cuando han aniquilado la vida en una zona, se desplazan a otra hasta que la fagocitan y la abandonan en busca de nuevas tierras.

Hemos intentado comunicarnos con ellos, pero su cerebro es muy rudimentario y no admite más que estímulos primarios como la ira, el egoísmo y la agresividad, parece ser que una raza mutante empezó a experimentar unos sentimientos positivos que llamaron amor, compasión y generosidad, pero fueron exterminados por su peligrosidad para el sistema.

Dado que su capacidad reproductiva y su agresividad ilimitada ponen en peligro, no solo su mundo si no al resto del universo, pedimos autorización para proceder a una fumigación global que acabe con la especie sin perjudicar al resto de los habitantes antes de que consigan colonizar otros planetas, si dejamos que se extiendan por el cosmos, acabarán con cualquier rastro de vida.

Fdo. Johan Vangelis.

Capitán en jefe de la nave Apocalipsis.

JUANMAROMO

jueves, 11 de agosto de 2011

CONDUCTORES SUICIDAS


Cuando tienes veinte años y un motor “entre las piernas” te crees un superhombre. No solamente ignoras el riesgo si no que lo buscas como una forma de erotismo. La testosterona nos hace ignorar la muerte y el alcohol y otras drogas potencian nuestra agresividad y barren la prudencia. Yo me considero un superviviente de una época en que el coche era como el corcel desde el que nos batíamos a muerte con otros “caballeros” tan locos como nosotros.
Por desgracia algunos mueren o quedan tocados para siempre en este torneo tan absurdo sin tener tiempo a enmendar sus errores. Sea en automóvil, en deportes de riesgo o jugando a la ruleta rusa, la juventud siempre ha retado a la muerte a una partida de ajedrez como aquella que se libra en “El manantial de la doncella”, una partida que a la larga siempre acaba ganado “La vieja dama”.
Celebro que al menos quedemos algunos “lanceros” para recordar a los más jóvenes que el valor se demuestra de otra manera y que la vida es un don sagrado que debemos proteger y respetar. Creo que tanto tú como yo, hicimos propósito de la enmienda, aunque el acto de contrición no fue demasiado intenso

sábado, 6 de agosto de 2011

DESPUES DEL NAUFRAGIO


Tras toda una vida de coherencia, de intentar ser fiel a tus principios, de luchar por una sociedad más justa, te das cuenta de que has sido un ingenuo, que en este mundo reina la ley de la selva y que el darwinismo social ha sentado cátedra para quedarse.
Todos aquellos que han intentado cambiar la sociedad han sido desprestigiados o asesinados, los empresarios cabales se han arruinado, los jueces justos son procesados y los políticos honrados, barridos de las listas electorales.
Desde la meseta de mi madurez, veo el camino que hasta aquí me ha llevado, las huellas de mis pasos, los girones de piel arrancados por las zarzas, la sal de tantas lágrimas alfombrando la senda. En varias ocasiones me tentó la fortuna y pude ponerme precio, pero eludí los atajos y seguí paso a paso cargando en mi mochila las penas y alegrías que el cielo me enviaba y tendiendo mi mano a quienes abandonaban las fuerzas.
En estos momentos en los que tomo aliento para afrontar las últimas rampas veo a los trepas regodearse en sus cimas, a los especuladores sin conciencia, a los políticos sin escrúpulos a los asesinos de guante blanco, y me pregunto porque no me subí al carro de los vencedores, porque no compré mi parcela del Olimpo en cómodos plazos de conciencia laxa, porque no arrojé el lastre de mis principios y dejé que la burbuja me izara hasta los paraísos fiscales donde nunca se pone el sol.
 En esta isla perdida asediada por las olas de indignación que me acusan de no hacer nada, azotada por las dudas y sitiada por los miedos, pienso que he sido un mediocre, que no pequé por miedo al castigo y que no me atreví a derribar muchas puertas por puro egoísmo.
Jesús abominó de los tibios y yo he sido un tibio, me faltó la fuerza de la ebullición y la frialdad para convertirme en hielo por eso la vida me arrojó de su boca.
Cuando desde el refugio de mi conformismo veo desfilar las legiones de famélicos, enfermos y desheredados, pienso que debería estar con ellos, pero me aferro a mi salvavidas dando golpes de remo a los que pretenden salvarse conmigo.
En esta sociedad Titanic donde ya no quedan ni las ratas, la orquesta sigue tocando en cubierta mientras los pasajeros de primera y la tripulación responsable secan sus ropas en las islas vírgenes de impuestos, pero aquí no pasa nada, en los astilleros de Wall Street ya están fletando el nuevo crucero que sustituirá al naufragado prometiendo mas lujos, más boato y un viaje de ensueño al mundo de los sueños. Los tiburones y las galernas borraran los restos de los que naufragaron en este.
JUANMAROMO

sábado, 23 de julio de 2011

ESCORADO EN TU VIENTRE




Tengo el alma del revés como un calcetín agujereado
siento como el tejido se está deshilachando
y ya no puede contener mi sufrimiento.
Me tiemblan las manos y el cuerpo se arrastra
en busca de un puerto donde encontrar amparo
en busca del regazo que le torne a la vida,
pero la mar castiga mis cuadernas
y mi sentina rebosa bilis y amargura.

Me siento al pairo de la vida,
juguete de las olas del destino
a merced de la furia de los vientos.
Me creí dios y soy un pobre diablo
jugué a curar y soy yo quien fallezco
emponzoñado por mis propios filtros
 envenenando a los que en mi bebieron.

Quiero encallar mi proa en tus arenas
y dejar que los tiempos me desguacen
enterrando mi casco en tu arrecife
y terminar mi viaje escorado en tu vientre.

Hazme un lugar en los islotes de tu pecho
y déjame morir entre los brazos de tu puerto,
no puedo sufrir más ni escampar más sufrimientos
ya no me quedan fuerzas, ya no me queda vida. 

JUANMAROMO

miércoles, 20 de julio de 2011

EL CAFÉ DE LAS CINCO



Nos habíamos acostado pasado las cuatro y el día se presentaba propicio para el relax y la confidencia, cuando abrí los ojos, ella no estaba en el lecho, me levanté medio dormido y me dirigí a la cocina. Allí estaba, radiante con su camiseta blanca por donde desbordaban sus preciosos senos y que mostraban sus muslos poderosos y apetecibles. Tenía una tostada en la boca y el vaso de zumo a rebosar, me acerque y la besé, aquello fue mi perdición, tomó el pan crujiente en sus labios y me lo ofreció con gesto goloso. Comenzamos a devorarlo hasta que los labios se juntaron de nuevo, mi lengua busco en su boca los restos del festín mientras mis manos amasaban su grupa, cuando sentí sus dedos bucear entre mis piernas se desató la tormenta, bebío un trago largo de zumo y me ofreció sus labios, hacía tiempo que no tomaba un desayuno tan intenso. Mis manos acariciaron su magnolia que se abrió entre mis dedos temblorosos mientras mi ariete pugnaba por escapar de sus prisiones, la cafetera estaba lista, pero tendría que esperar unas horas.

Como gatos en celo, nos dirigimos a la cama, sin dar tiempo a nada, la acosté dejando sus piernas en el borde, y me sumergí entre sus muslos mientras mi lengua se abría paso entre sus pétalos perfumados. Todo el cuerpo me temblaba, la vista de su cuerpo desnudo me enloquecía, sin poder refrenar mi deseo, la poseí furiosamente sintiendo en cada envestida una ola de placer que me envolvía. Cuando sentí sus muslos apretarme rítmicamente algo explotó dentro de mí como si alguien hubiera destapado el sumidero del universo, una galaxia de placer me engulló en su torbellino. Durante unos instantes perdí la noción del espacio y del tiempo y creí vislumbrar ese túnel de luz que nos conduce al paraíso, el regreso a la realidad me mostró el cuerpo de mi amada hermoso y palpitante, los labios entreabiertos y los ojos encendidos.
Me incliné sobre ella y mis manos acariciaron con ternura su monte y descendieron a los húmedos valles mientras mi lengua degustaba sus pechos con fruición. Su fuente manaba leche y miel y mis dedos golosos nadaban en sus cálidas aguas como peces voraces. De repente, su cuerpo se tensó como un arco y un sonido divino escapó de sus labios, su rostro se transfiguró mientras mis dedos pulsaban sus mágicas cuerdas y un aullido ancestral se elevó hacia el infinito mientras sus fresones se fundían en mi boca. Como un resorte, me volqué entre sus muslos y libé con fruición ese néctar exquisito que solo nos ofrecen las flores fecundas mientras su cuerpo se retorcía entre espasmos. Caí derrumbado entre sus brazos intentando recuperar el aliento, pero su mano comenzó a izar mi mástil con dulzura. Cuando la bandera estaba en lo más alto, siguió acariciándome con rapidez y firmeza, mi cuerpo se entregó a sus caricias mientras sus labios lamian mis pezones, de pronto todo estalló a mi alrededor, su mano aceleró el ritmo apretando y soltando con sabiduría, mientras un rio de lava candente se elevaba y caía de nuevo arrasando mi selva….


Abrí los ojos y miré el despertador, eran la cinco de la tarde, me levanté de un salto y me fui directo a la cafetera, el café, caliente y cremoso me supo a gloria bendita.

martes, 19 de julio de 2011

EL SENDERO DE TUS MUSLOS

 
 
Recorro el sendero de tus muslos
a tientas, como un ciego
vadeando lagunas insondables
océanos de fuego,
volcanes palpitantes y candentes
hirviendo entre mis dedos.


Me arrastro, peregrino de tu cuerpo
surcando tus arenas
en busca del oasis primigenio
donde mana la vida
y hundo mi cabeza entre las aguas
que sanan mis heridas.

Mi lengua juguetea entre tus juncos
como un pez insaciable
que se pierde en los fondos abisales
de tus divina cueva
y bebe del maná que en tus entrañas
los dioses atesoran.

Cuando desnudo entrego en tus abismos
mis últimos suspiros,
el cosmos eclosiona y me desborda
en un mar infinito
donde muero y renazco de tu magma
como si fuera un niño.

Juanmaromo

lunes, 18 de julio de 2011

LA AGENTE 69



Pero lo peor de todo es cuando la mujer policía se transforma en la "superagente 69". Un tío como yo, cachas, culto y con un pico de oro, tiene multitud de admiradoras a las que se cuida muy bien de mimar y dedicar palabras cariñosas.  Con algunas de ellas surge una relación especial, un sentimiento de cariño que gusta de compartir epistolarmente en forma de correos o mensajes, un juego inocente que no pretende otra cosa que hacernos la vida un poco más grata.
Pero he aquí, que en un momento determinado, algún texto ligeramente explícito es detectado por su fino olfato, inmediatamente su intuición, unida a su espíritu científico, desatará una investigación exhaustiva que se remontará al paleolítico y que establecerá lazos de causa y efecto con sucesos que se perdieron en las noche de los tiempos.
Entonces empiezan las llamadas estratégicas al trabajo y al móvil, el control férreo de los sms y de los correos. Cualquier anormalidad en los horarios es motivo de sospecha, y cuando las circunstancias lo hacen aconsejable, el susudicho es sometido a un tercer grado, e incluso a pruebas periciales ( revisión olfativa y control de fluidos entre otras).
Y total ¿para qué?. si es lo que yo digo.. ¿te quito algo de cariñito para dárselo a mis amigas? ¿qué pierdes si robo un ratito a mi trabajo para compartirlo con "las íntimas", se podría quejar mi jefe, pero como el jefe soy yo.....
Total, que tengo que desarrollar un plan estratégico y táctico pata intentar burlar el asedio, pero es algo utópico cuando la "agente", posee armas de destrucción masiva que pueden mantenerte el fin de semana amarrao en el catre.
Y yo os pido consejo, ¿debo confesar mis bellaquerías, o por el contario, continuar jugando al escondite aún  sabiendo que siempre me tocará parar?


JUANMAROMO

domingo, 17 de julio de 2011

EL ÚLTIMO DERRAPE



En estos momentos conduzco un automóvil sin frenos bajando por un puerto de infinitas y cerradas curvas. Abajo me espera el abismo, un abismo vacio, sin árboles ni fondo. Hace meses que el pedal tocó la chapa, y el coche, como una bola de fuego arrasa con todo lo que encuentra a su paso.

De momento he conseguido evitar peatones y ciclistas aunque he tenido que arrojar a más de un vehículo a la cuneta. Los neumáticos chirrían  y yo me agarro al volante con desesperación ciñéndome hasta lo imposible en cada recodo, viendo como las ruedas traseras giran locas en el vacío.
La niebla es cada vez más espesa y solo el instinto de conductor suicida me libra de salir disparado hacia la nada, pero los brazos apenas me responden y mis ojos son dos puntos llorosos que luchan por no cerrarse del todo.
Podría arrojar la toalla y lanzarme como Ícaro en un vuelo desesperado, pero no viajo solo, y lucharé hasta el último resuello para llevar la nave a buen recaudo, entonces, solo entonces podre levantar las manos, sumirme en un sueño primigenio, y pensar que todo ha sido una pesadilla, una negra y horrible pesadilla.
 Juanmaromo

jueves, 14 de julio de 2011

LAS DUNAS DEL MIEDO





Tengo el alma revuelta,
 el corazón  desbocado,
 la piel en llamas.
La bilis me quema la garganta,
 escupo sangre negra
 y de mis ojos brotan lágrimas secas.
Tiemblan mis piernas,
 y en mis pies descalzos
se clavan los guijarros de la vida
mientras las zarzas me
desgarran el rostro.

Por momentos las fuerzas me abandonan
y me agarro a tu cuerpo
soñando con el agua de tus besos
y el maná de tus senos
pero el desierto lo ha invadido todo
y la dunas del miedo
arrasan tus praderas amorosas
y tus fuentes de vida
y tu piel se cuartea entre mis dedos
como tierra baldía

Llorare hasta que el agua de mi llanto
te devuelva la vida
rezaré hasta que la lluvia redentora
vivifique tu tierra
y el desierto se transforme en playa
y las dunas en olas
donde desnudos jugar bajo la luna,
donde el miedo no exista.

JUANMAROMO








martes, 12 de julio de 2011

"Una mirada amable puede cambiarte el destino"

Tim Guénard, apicultor, acoge a personas que sufren

Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet
 
Foto: Jordi Play
La vida de Tim, narrada en Más fuerte que el odio (Gedisa), es estremecedora. Comprendes por qué cuando veía una pareja cogida de la mano, pasaba entre ellos dándoles cabezazos. Era un niño con la cara deformada por las palizas de su padre, nadie quiso adoptarlo, y fue de maltrato en maltrato. A los 12 años vivía en la calle, donde fue violado y ejerció de gigoló. Pero en la desesperanza encontró a algunas personas buenas y aprendió de ellas: “Debo mi vida a quienes la sociedad rechaza: lisiados, anormales, vagabundos”. Hoy acoge en su granja a la gente que sufre. Ha venido a Barcelona invitado por la Asociación Bocata, jóvenes que reparten bocadillos por el Raval, y a dar una charla en la UB.
He conseguido hacerme amigo de mi pasado y ese es mi pasaporte para aceptar a los otros tal cual son.

Su vida ha sido extremadamente dura.
Fui abandonado por mi madre a los tres años. Me dejó atado a un poste de electricidad de una carretera. Fui entregado a mi padre, alcohólico. Cuando bebía no sabía lo que hacía y me pegaba a menudo. A los cinco años me dio tal paliza que pasé tres años en un hospital y no volví a andar hasta los ocho años.


Yo no tenía visitas, observaba, miraba como aquellos adultos hablaban con cariño a los otros niños y les hacían regalos. Fue entonces cuando cometí mi primer robo.

¿Qué robó?
El envoltorio de un regalo. De noche me arrastraba al lavabo y me encerraba a contemplar aquel papel en el que se repetían un trenecito repleto de paquetes y un osito que imaginaba que me daba las buenas noches.

Triste recuerdo.
Sin visitas ni motivación, era difícil sobrevivir en una cama de hospital. Sentía celos de aquellos niños. Una noche soñé que mi padre salía de una lavadora limpio y nuevo, y venía a recogerme. Pero jamás vino. Con el tiempo mi deseo se transformó: quería recuperar las piernas para salir de allí y matarlo.


Lo que a mí me ayudó a sobrevivir no fue el amor, sino el odio; así fui cayendo en reformatorios en los que me maltrataban.Meconvertí en un perro que al principio mordía porque tenía miedo, después descubrí que yo provocaba miedo a los otros.Meescapé repetidas veces y a los 12 años me instalé en la calle.


Un día me senté junto a un señor y me dormí sobre su periódico. Era el señor León, un gran regalo que recibí. Recuperaba los diarios de la basura y los leía con dificultad, siguiendo las letras con el dedo. Yo intentaba hacer lo mismo pero mi dedo no leía.

¿El señor León era un vagabundo?
Sí, la primera persona amable que encontré, todavía hoy tiene consecuencias en mi vida. Me enseñó a leer, nunca he podido darle las gracias, pero jamás lo olvidaré.

¿Cuándo le cambió la suerte?
Costó. Viví tres años en la calle. Yo creía que mi condición era normal, pero gracias a un buen policía descubrí que no lo era. Aunque me devolvió a la cárcel, me trató como a un ser humano. Yo no quería vivir, pero todas las veces que pensé en quitarme la vida me venía a la mente la mirada de aquel policía.


Doy fe de que una mirada amable puede cambiarte el destino. Es muy importante que te miren cuando tú no sabes ni mirarte a ti mismo.

¿Cómo consiguió formar su familia?
Un día llamé a la puerta de una casa muy bonita. Me abrió un chico y le pregunté: “¿Vives con tu padre, tu madre, hermanos?” No me respondió. Entonces le cogí la cabeza, junté su frente con la mía y le repetí la pregunta. Le cogí del brazo y me lo llevé a un bar para invitarle a una cerveza.

Lo debía de tener aterrorizado.
Quería saber cómo es vivir en familia y a él le divirtió contestarme. Nos hicimos amigos y me invitó a comer a su gran casa. El padre hablaba a su mujer con mucho respeto y cariño. Al despedirse me dijo que podía volver cuando quisiera.

Qué bien.
Me hizo un bien inmenso. “Algún día yo tendré una familia como esta”, me dije. No se puede soñar sobre algo que no se conoce. Si hoy estoy casado con una mujer a la que amo y respeto es porque un día fui invitado a la mesa de un matrimonio bien avenido. Yo soñaba con el amor, pero cuando lo veía se me hacía insoportable.

¿Le daba rabia?
Sí. Un día en una estación de tren vi abrazados a un padre y un hijo. No entendía lo que era aquello, pensaba que el padre estaba haciendo daño al niño.

No era así.
Oí como el padre le decía: “Estoy orgulloso de ti”. Jamás había oído hablar a un padre así, los seguí durante horas. Yo soy un ladrón de amor, he aprendido copiando momentos de amor. Siempre que he abrazado a mis hijos me he acordado de ese hombre.

También vio y vivió cosas terribles.
Sí, y eso me permite ayudar a mucha gente que sufre. Soy un ejemplo para los desesperados, he creado una gran familia con todas esas personas que acojo en mi casa.

¿Ha perdonado a su padre?
Sí. Un día comprendí que mi peor prisión era mi odio y mi propia historia. Perdonar es darse el derecho a existir. Si quieres elevarte, tienes que soltar lastre.

¿Qué es lo más importante que ha descubierto en su vida?
Yo no amaba a los seres humanos y hoy me enamoran. La vida está llena de cosas feas, pero yo me fijo en las cosas hermosas. No comprendo a la gente que insiste en lo malo. Me gustaría tener la mirada de un perro.

¿?
Cuando era pequeño mi madrastra me obligaba a dormir en la caseta de la perra, el único ser que me miraba con amor por encima de cualquier circunstancia. A ambos nos llamaba bastardo. Me gustaría que mis amigos me recordaran con mirada de perro: “Estuviera bien o mal, Tim me miraba bien”.