lunes, 23 de febrero de 2009

LENGUAS DE FUEGO

No me quedan palabras

cuando siento tu cuerpo

enredarse en el mio,

cuando siento tu aliento

encenderse en mis labios

de tu boca sedientos.


No me quedan palabras

si me asomo a tus ojos

de belleza profunda

como lagos serenos,

y el olor de tu celo

me envenena el cerebro.


No hacen falta palabras

cuando le habla mi lengua

a tus dulces fresones,

a tus cálidas simas,

al volcán infinito

que en tus muslos habita.


Cuando pierdo la brújula

en tus mares oscuros

cuando hierve mi sangre

mientras siento tu boca

saciarse en la fuente

Que en mi páramo brota

JUDY COLLINS




Judy Collins
(Judith Marjorie Collins, nacida el 1 de mayo de 1939 en Seattle, estado de Washington, EUA) empezó a actuar en público a los 13 años, pero no como cantante, sino como pianista. Subió a su primer escenario para tocar el Concierto para dos pianos, de W. A. Mozart. No cito esa circunstancia por la actualidad de Mozart, sino porque en éste su último disco –que hace el número 39 de su carrera, si las cuentas no me fallan– Collins utiliza el piano, el instrumento de su infancia, como principal y a veces único instrumento de acompañamiento. Toca en alguna pieza también la guitarra, pero el piano es la constante.
Lo primero que sorprende de este Retrato de una chica americana es que, a sus 66 años de edad (casi 67), tras 45 años de carrera (su primer disco salió en 1961), Judy Collins conserve sus facultades vocales intactas. Digo mal: mejoradas. Sigue siendo capaz de mantener los mismos agudos de cristal sin el menor esfuerzo (aparente), sigue evidenciando la misma limpieza en el fraseo (es la cantante ideal para cualquier estudiante de american english), pero se muestra cada vez más capacitada para dar a su voz sentimiento, emoción y calidez. De modo que uno puede olvidarse en seguida del mérito que tiene hacer eso a su edad y pasar a evaluar el mérito que tendría hacerlo en cualquier caso, así contara con 25 años. Lo de la edad queda para las biografías... y para las fotografías, como puede verse aquí arriba.
Y ya que hablo de biografías. Para no poca gente de mi generación, Judy Collins es, como quien dice, una colega. Algunas de sus interpretaciones (el Both Sides Now de Joni Mitchell, el tradicional Amazing Grace, el Send in the Clowns de Stephen Sondheim... y tantas otras) nos han acompañado desde los 60. Durante bastante tiempo, practiqué el rito de inaugurar cada nuevo año, tras las doce campanadas, poniendo a buen volumen su magnífica versión de Bread & Roses («Pan y rosas»), para mi gusto el mejor himno feminista que se haya escrito jamás.
Lo que para muchos de nosotros ha sido una camaradería anónima, cultivada en la distancia, para otros la ha sido muy cercana. Quienes hayan oído el Suite: Judy Blue Eyes de Crosby, Stills & Nash ya saben de qué ojos azules hablaba Stephen Stills, que estuvo prendado de ella durante bastante tiempo. Y ya dentro del terreno de los chascarrillos: quizá no todos sepáis que la primera persona que escuchó el Suzanne de Leonard Cohen fue ella. Nada más acabar de componer la canción, Cohen se metió en una cabina de teléfono, llamó a Judy y se la cantó. Ella hizo algo más que decirle que era maravillosa: la hizo suya, la grabó y contribuyó a la fama de aquel joven, arrogante y prometedor poeta y songwriter canadiense.
Este Portrait of an American Girl recién salido al mercado –su primer trabajo de estudio después de ocho años– es un producto maduro, quizá más intimista que la mayoría de los anteriores, artísticamente muy sólido, aunque emocionalmente más turbulento. Se nota que a Collins le pesa la vecindad de la vejez y la perspectiva de la muerte. Aporta incluso algunas sorprendentes inquietudes religiosas, aunque tengan sus bemoles (en el primer corte del disco, Singing Lessons, pide a Dios que le enseñe a cantar: a fe que ese don le fue concedido hace ya más de medio siglo).
La mayoría de las canciones son composiciones suyas, aunque incluye algunas ajenas, como The Song About Midway, de su tan próxima Joni Mitchell, o el How Can I Keep From Singing, de su no menos admirado Pete Seeger. El aplomo que proporciona la experiencia le permite jugársela sin correr demasiados riesgos aventurándose con una larga pieza prácticamente a capella (Wedding Song) y hasta con un recitado político (Lincoln Portrait) que evoca la figura y las palabras de Abraham Lincoln (entre otras: «Del mismo modo que no quiero ser esclavo, no quiero ser dueño»).
Admito que me puse a escuchar el CD con tan buena predisposición sentimental como desconfianza hacia las posibilidades interpretativas de la vejez. Lo primero estaba totalmente justificado. Lo segundo, comprobé de inmediato que no. En absoluto.
Javier Ortiz




http://www.javierortiz.net/voz/musica/judy-collinsportrait-of-an-american-girl











¿COMO NO AMARLE?

Cómo no amarlo esta noche de álgida tormenta.
No verlo es tortura eterna para el cuerpo y alma.
Hoy lo quiero conmigo como aquel cuadro de Matisse,
como aquellos maduros racimos de días lejanos.

Cómo no amarlo si sus besos son impecable poema,
cálida su risa de cálido verano en madrugada,
caricias, rumor de fuego latiendo en mi piel,
una copa de vino blanco sostenida por mis piernas.

Cómo no amarlo si hoy es sábado y está conmigo,
con ternura mis lágrimas seca con su lengua,
si traigo tres o cuatro nubes flotando en la cabeza
y me obsequia cientos de arco iris para iluminar la vida.

Cómo no amarlo este domingo de citas familiares
cuando se aventura en cuerda floja sobre el abismo
utilizando mi amor como alas para guardar el equilibrio
tomar el teléfono y en secreto escucho que me ama.

Cómo no amarlo este lunes cuando despierta el alba
con descomunales ecos de recuerdos compartidos,
ansiosa sangre hace girar corazones como aspas de molino
y la noche vestida de aromas palidece ante sus besos.

Cómo no amarlo este martes de malas noticias:
ataque terrorista contra inocentes niños,
civiles defensores acribillados en Oriente
una vieja amante abandonada en una casa en ruinas.

Cómo no amarlo este aburrido miércoles
cuando todo es posible si recibo una carta
con enormes palabras que serenen la angustia
y el silencio se derrite al escuchar su nombre.

Cómo no amarlo este jueves o aquel viernes
raíces del fin de semana que tanto espero
para darle sentido al calor de los cuerpo
y encontrar una fecha inexistente en el calendario

para decirle cuánto, cuánto lo amo.

Por Lina Zerón


LA PALABRA

Porque con una palabra podemos perder o ganar un amigo.
Alguien dijo una vez: "Las palabras son los peldaños de la escalera de nuestra comunicación".
Así pues, hemos de cuidar que cada tramo esté bien construido, que no sea resbaladizo, que no esté carcomido, que no provoque más caídas o problemas en nuestra relación con los demás. De ahí que siguiendo las definiciones orientales elijamos bien nuestras palabras, los peldaños de la escalera de una buena comunicación.
Ya que:
Una palabra cualquiera puede ocasionar una discordia.
Una palabra cruel puede destruir una vida.
Una palabra amarga puede provocar odio.
Una palabra brutal puede romper un afecto.
Una palabra agradable puede suavizar el camino.
Una palabra a tiempo puede ahorrar un esfuerzo.
Una palabra alegre puede iluminar el día.
Una palabra con amor y cariño puede cambiar una actitud.

¡ELIJAMOS BIEN UNA PALABRA, HOY!

Porque con una palabra podemos perder o ganar un amigo.

Eduardo Criado

sábado, 21 de febrero de 2009

EL VIEJO



Un hombre viejo, enjuto, arrugado y gastado, intenta medir una cajonera que está en lo alto de unos estantes, en un hipermercado. Viste de gris apagado, como su mirada. No alcanza. Gira la mirada hacia todos los lados. Las personas pasan ignorándolo. Me acerco. ¿Le ayudo? Yo se la alcanzo. Le digo. La mide mientras lo observo. Apunta los datos en una libreta ajada, como él. Termina. Es que estoy en una residencia..., me dice. Tiene ganas de hablar. Los ojos llorosos. No debe hablar mucho, ni con nadie. Tal vez solo. Mi mujer se murió hace un año, la pobre… La soledad, el abandono. Apestados viejos. Esquivados. Expulsados. Ocultados. Tengo noventa y seis años. No los aparenta, le respondo, yo le echaba unos ochenta. Se ríe. Será por la vida que he llevado. Dura, muy dura. Me cuenta la guerra, su guerra. Le escucho. Sonrío. La vida al final te da lo que mereces. Pone a cada uno en su sitio. Te voy a dejar, me sigue diciendo, porque tendrás que hacer tus cosas. Me sonríe con más amplitud. Los ojos acuosos. Cálidos. Me siento bien. Dos horas de pie. Dos horas hablando. Gracias muchacho, que Dios te lo pague, me dice. A usted, ha sido un placer. Le contesto. Le tiendo la mano. Me la estrecha con fuerza y se acerca como para abrazarme. Le aprieto contra mi cuerpo. Calor humano. Veo como se aleja. Despacio. Se vuelve. La sonrisa en el rostro y unas lágrimas que se le escurren por las mejillas. Levanta la mano. Se gira y sigue andando. Me duele el alma. Sonrío mientras lamento su lamento en mi interior. Hoy ha sido un buen día.

Diego Jurado Lara

http://diegojlara.blogspot.com/





MADREDEUS




En octubre de 1986 un grupo de amigos entró a un bar de la ciudad de Lisboa. Una mujer cantaba un tradicional fado, era la voz que ellos buscaban para interpretar sus canciones, y así, nace Madredeus que toma su nombre del convento de Madre de Deus.


Víctor Ronquillo
Reforma.-Hace 14 años un grupo de músicos portugueses decidió explorar territorios ligados a su propia tradición, formas musicales cálidas, de mayor lirismo. Pedro Ayres, entonces bajista del grupo Herois do mar y, Rodrigo Leaao, también bajista pero de la banda Setima Legiao, buscaban "otro tipo de música" en largas sesiones de ensayos. El primer fruto de aquellas jornadas nocturnas fue "Uma voz", realizada ya con la participación de Gabriel Gomes. Esta fue una de las primeras canciones de la formación que con el tiempo y la voz de Teresa Salgueiro se convertiría en Madredeus.

El 4 de abril de 1998 Madredeus presentó en concierto el material incluido en su disco: O Paraíso. De aquella sesión realizada en el foro del Coliseo Oporto de Lisboa queda memoria en el álbum doble Oporto (Emi), recién aparecido.

Material marcado con la fuerza expresiva de las precisas guitarras de Pedro Ayres y José Pixoto, y la privilegiada voz de Teresa Salgueiro.


http://www.terra.com.mx/articulo.aspx?articuloid=44898


El fado es un género musical tan indefinible como el estado emocional que en portugués se llama saudade. Pariente del bolero, pero quizá más sutil. Fue el fado lo que unió a Madredeus. Una noche de octubre de 1986 un grupo de amigos entró a un bar del Barrio Alto de la ciudad de Lisboa. Una mujer cantaba un tradicional fado, es la voz que los amigos necesitan, la que buscaban para interpretar su original repertorio de canciones. Teresa Salgueiro tenía entonces 17 años y era vocalista de un grupo de rock.

Discos como barcos
Las razones del éxito de un grupo como Madredeus son muchas, la primera es su originalidad. Cuando la tradición se recupera y se le dota de un nuevo sentido se crea una obra original y de fuerte raigambre.
Para muestra basta un botón: "A Tempestade", una dulce canción dedicada a los hombres que hacen su vida en el mar,

"El viaje de estas naves musicales con bandera de Madredeus comenzó al inicio de la década de los 90 con Existir, continuó en 94 y 95 con la embarcación Espíritu de Paz y se afirma en nuestros días con la caravela latina y fantástica que llamamos O Paraíso", dice Pedro Ayres, guitarrista y corazón creativo de Madredeus.

Discos como barcos que son lanzados al mar, una imagen afortunada para describir la obra musical de Madredeus.

Mucho del mar y su nostalgia, también del romanticismo de Lisboa y, desde luego, de la musicalidad del portugués hay en las canciones que cautivaron a Wim Wenders, quien terminó por realizar una película: Historias de Lisboa, cuyo elemento central son los viejos sonidos y la música, que encierra aquella ciudad.

Pasión de maderas y cuerdas; la simple belleza de la voz humana y su canto. Otra de las razones del éxito de Madredeus es la distancia que su música guarda con la estridencia de cada día, con el escándalo y los agobios cotidianos. Vale decir que esta es música para escucharse en paz.
Aquel grupo que tocaba de noche en un convento.

A finales de 1986 los músicos y la cantante llegaron a Xabregas, al oriente de Lisboa, a ensayar en un ala del convento Madre de Deus. Poco a poco los ensayos se convierten en sesiones de trabajo colectivo compartidas por amigos del grupo al que todos llaman Madredeus.

La música de Madredeus empezó a circular en casets, se trata de una prueba realizada con la intención de presentarla a las disqueras. Ese material llegó a manos de Miguel Esteves Cardozo, entonces joven escritor y periodista, quien a través de un texto publicado en el semanario Blitz, da a conocer al público a ese misterioso grupo que hace canciones de noche en el viejo convento de Madre de Deus.

El primer concierto de Madredeus marcó el rumbo, un cortocircuito en el Aula Magna de la Universidad impidió que el grupo usara amplificadores. Su música cobró entonces el carácter que la distingue, esa fuerza íntima de lo acústico, que estremece. Ideal para la privilegiada voz de Teresa Salgueiro.

Por aquellos días, Pedro Ayres definió la ruta que Madredeus tomaría en el curso de los años al decir: "Nuestras canciones han surgido más o menos de improvisaciones. Fueron creadas en una atmósfera de gran calma y algunas como ejercicios diseñados para practicar nuestros instrumentos juntos. En nuestros conciertos tratamos de relajar la tensión que existe entre la audiencia y los músicos. Queremos darnos el tiempo de crear nuestra música en el escenario, de manera que la gente que nos escucha pueda acompañarnos en este acto de creación".








viernes, 20 de febrero de 2009

VERSOS EN LA BOCA



La gran poetisa y escritora Marta Molano, ha tenido la amabilidad de publicar en La radio de Cali, Colombia, alguno de mis poemas. Es un honor que una persona de su talla literaria se haya interesado por mi obra. A partir de ahora colaboraremos activamente en las ondas y en la prensa escrita así como en publicaciones de la red. Os dejo un par de grabaciones de la transmisión.
A resaltar la encantadora voz de la rapsoda que dá un toque de sutil dulzura a los versos.

La web oficial de Marta es:




Visitadla, porque realmente vale la pena.




HUMOR GRÁFICO