Sr. D. Emilio Botín
Presidente del Banco de Santander
Señor Botín:
Pongo en su conocimiento que en la mañana del martes 30 de noviembre de 2010, D. José Luis Burgos Fernández, cliente durante varios años de la entidad que usted preside, además de compañero nuestro y socio de ATTAC, ha iniciado una huelga de hambre ante las puertas de la oficina principal del Banco de Santander en Barcelona, sita en Paseo de Gracia nº 5 de esa ciudad, con el objetivo de poner fin al atropello que su banco está cometiendo contra él y su familia.
Se trata de una persona que contrató con ustedes ya hace unos años la hipoteca de una vivienda que ya era suya en propiedad, y que rehabilitó y amplió con el objetivo de convertirla en su actual vivienda habitual donde reside junto a su familia. El Sr. Burgos estaba afectado cuando firmó la hipoteca con su entidad, por una poliomielitis con parálisis infantil en ambas extremidades inferiores, lo cual no fue inconveniente para que la oficina bancaria donde se tramitó diera su visto bueno, imponiéndole como requisito para la firma de la misma que suscribiera un seguro de vida e invalidez como garantía de la operación.
Tras un largo tiempo de haber pagado la correspondiente cuota mensual de amortización de capital más intereses, se le diagnosticó una grave enfermedad degenerativa en su columna vertebral, que nada tiene que ver con la discapacidad por la polio que sufría y, que le obligó a abandonar su trabajo habitual y optar a una invalidez que le fue concedida. El proceso degenerativo de la enfermedad al que hacíamos mención, le dejó tiempo después en una silla de ruedas, momento en el cual se le concedió una gran invalidez con grado de dependencia y ayuda de asistencia personal.
Dicha situación fue comunicada a su banco aportando toda la documentación, para que se procediera a indemnizarle económicamente con la póliza de seguro que ustedes le obligaron a suscribir, donde quedaban recogidas este tipo de situaciones. El Sr. Burgos dejó de abonar la correspondiente cuota mensual de hipoteca, a la espera de que resolvieran todo el papeleo y le descontasen de su deuda el importe pactado en la póliza de seguro.
Pasaron los meses y recibió un comunicado del Juzgado en que se le daba aviso de embargo de su vivienda a instancias del Banco de Santander. Solicitó explicaciones a su entidad y obtuvo por respuesta que no tenía derecho a ninguna indemnización, ya que el seguro había vencido y además era una persona discapacitada antes de contratar el seguro de invalidez, lo cual no se le comunicó al banco, ya que si ustedes lo hubieran sabido nunca habrían firmado con él ningún tipo de seguro.
Desde entonces no ha parado de reclamar a su banco lo que por justicia le pertenece y que confiaba obtener, dada la respetabilidad que ustedes venden y que el compró depositándoles su total confianza. Pasó más de dos meses ante las puertas de su oficina en Barcelona, sin que sus máximos responsables se dignaran a recibirle, ignorándolo de una forma humillante un día tras otro y sin prestarle la más mínima atención. Usted mismo visitó personalmente esa oficina este verano mientras él permanecía a las puertas de la misma, pero bien usted, o los responsables de la oficina, decidieron hacerle entrar por un lugar distinto para evitar un incómodo encuentro con él a su llegada.
Sr. Botín, queremos entender que estos hechos son aislados y erróneamente tratados dada la masificación de embargos que están llevando ustedes a cabo. Hace pocos días se le notificó por parte del juzgado que el día 15 de diciembre de 2010 a las 11 h. se subastará su vivienda. Desde ATTAC ESPAÑA exigimos que se le ponga fin a este atropello y cumplan ustedes con lo contratado en su día, retirando de inmediato en el juzgado la ejecución y subasta de la vivienda del Sr. Burgos.
Nos parece totalmente inadmisible que se trate de una forma tan humillante e inconstitucional a una persona discapacitada por el hecho de serlo. Su entidad vulnera absolutamente el principio constitucional de igualdad para todas las personas. Se creen ustedes que por el hecho de ser una persona discapacitada física también es imbécil: ¿cómo pueden decir ustedes que se ha ocultado una parálisis en ambas piernas?, ¿acaso los directores de sus oficinas son ciegos?
José Luis Burgos ha tomado una decisión muy peligrosa para su vida plantándose en la calle ante su oficina de Barcelona e iniciando una huelga de hambre. Mientras ustedes permanecen calentitos y cómodamente sentados en sus oficinas, él va a soportar, o no, el tremendo frío y demás inclemencias al permanecer día y noche ante las puertas de una entidad en la que un día confió y a la que dejó mucho dinero mientras fue productivo, viéndose ahora engañado y totalmente hundido ante las malas prácticas de su banco.
Es admirable su espíritu de lucha y justicia al denunciar estos hechos públicamente y ante la ciudadanía, pero nos preocupa que en su delicado estado de salud y con la tremenda incomodidad de permanecer en una silla de ruedas, el final de esta hazaña pueda tener un desenlace trágico. Por tanto, reiteramos nuestra exigencia de poner fin a semejante historia y, que cumplan ustedes con las obligaciones que adquieren con sus clientes.
Carlos Martínez
Presidente de ATTAC España
http://www.sindinero.org/blog/archives/3144
COMO Y DONDE PODEIS COMPRAR MIS LIBROS
viernes, 3 de diciembre de 2010
jueves, 2 de diciembre de 2010
Hipercompetencia en el capitalismo financiarizado. El caso de las empresas farmacéuticas
Científico de ATTAC España
Los grandes laboratorios farmacéuticos están despidiendo trabajadores a destajo. Roche, una de las empresas más grandes del sector, despedirá a 4.800 empleados en todo el mundo, lo que supone el 6% de la plantilla total, y que en España afectará a través del cierre de la planta de Barcelona y el despido de 150 trabajadores. Bayer, por su parte, eliminará 4.500 empleos en un plan de reestructuración que incluye deslocalizaciones. Sanofi se suma también a la fiesta con 1.700 despidos en Estados Unidos (el 25% de la plantilla) y 225 en España, algo que también hace Abbot al despedir a 171 trabajadores en España. Por lo que leo, tanto Novartis como Pfizer están planteándose también llevar a cabo reducciones de personal.
Los nuevos trabajadores en paro, como podemos imaginar, son de alta cualificación. Algunos han llegado a crear una web donde han publicado sus currículos esperando que los mismos les “puedan resultar de utilidad” a las empresas farmacéuticas. Todos estos despidos, sin embargo, contrastan fuertemente con los datos de beneficios que tienen esas mismas empresas. Bayer, por ejemplo, ha tenido un beneficio de 13.528 millones de euros en los nueve primeros meses de 2010, y Sanofi unos 11.861 millones de euros en los seis primeros. Roche ha elevado su beneficio un 11% en lo que va de año, y las compañías más pequeñas como Abbot declararon en 2009 unos ingresos netos de 1.375 millones de dólares. ¿Cómo podemos explicar todo esto?
Conclusiones
La paradoja aparente de los despidos que se dan en empresas que tienen grandes beneficios aparece resuelta una vez que se atiende al funcionamiento real del capitalismo. No hay excusa posible: el capitalismo ha sido siempre un sistema depredador e irracional pero ahora, con el desarrollo del sector financiero y la expansión de su lógica a todos los ámbitos, lo es aún más. El caso que nos ocupa es el de despidos de trabajadores cualificados, pero antes de llegar a ese punto existen muchos más. Todo lo que las empresas buscan es maximizar beneficios a toda cosa, y todas las medidas son válidas a este respecto. Las reestructuraciones de personal, la bajada de salarios, el incremento de la intensidad del trabajo, etc. son todas medidas que tienen como fin minimizar costes. Minimizando costes se maximizan beneficios y se incrementa la rentabilidad del capital invertido.
Al final somos todos, independientemente de nuestra cualificación (la cual únicamente determina nuestra exposición a los caprichos del sistema), meros elementos de usar y tirar para un sistema con una lógica de funcionamiento que muy poco tiene que ver con un modo justo y razonable de coordinar una sociedad humana.
VER ARTÍCULO COMPLETO:
Fernando Vallejo augura que la versión digital acabará con el libro
El escritor colombiano razona en la FIL su temor a la manipulación electrónica
PABLO ORDAZ - Guadalajara - 02/12/2010
¿Qué va a ser del libro?, se pregunta Fernando Vallejo, el escritor colombiano autor de La Virgen de los Sicarios y de El don de la vida, para responderse a continuación con la contundencia que aplica a todas sus opiniones: "Pues que su versión virtual, digital, lo va a acabar. Y no porque podamos pasar a un libro electrónico con un clic bibliotecas enteras sin pagar -como ocurrió con los CD-, que eso sería lo bueno, sino porque los libros electrónicos se pueden manipular: cambiarles el tipo de letra, la interlínea, la caja, la sangría; y al poderles cambiar uno la tipografía también les puede cambiar el texto, y eso es gravísimo. Por ahí va a empezar el acabose. ¿Se imaginan cuando a la canalla de Internet le dé por poner en un libro ajeno y firmado por otro las calumnias y miserias propias y lo eche a andar por el mundo? ¿Qué va a ser del autor?".
Cuando Fernando Vallejo se pone a escribir, es difícil que un títere conserve la cabeza. Ni él mismo se salva de su propia quema. El martes, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), contó ante un divertido auditorio: "Por mí, que se roben todos los libros míos. Me hacen un honor. Total, no me gustan. Ah, pero eso sí, que no me los toquen. Ni una tilde. Ni una coma. Eso para mí es sagrado. Yo un trueno lo oigo, no lo escucho". Venía esto a colación porque, según Vallejo el provocador, "los principales enemigos del escritor son: el corrector de pruebas, el periodista, el editor y el lector. En ese orden". Y lo explicó: "Yo, por ejemplo, nunca uso el verbo escuchar, que significa oír con atención. ¿Y por qué? Porque no me gusta, porque no lo necesito, porque está de moda. A mí con oír me basta porque me sirve tanto para un trueno como para un discurso [...]. Ahora bien, si los libros míos los pasan del papel a lo digital y a un lector malintencionado le da por manipular lo que yo escribí y donde puse oír me cambia a escuchar y mete mi libro en Internet y lo echa a andar por el mundo, ¿qué será de mí? Acaba conmigo. Está poniendo en boca mía palabras que nunca uso. Que es lo que me pasa cuando doy entrevistas. Los periodistas aniquilan al escritor. Todo lo tergiversan, todo lo banalizan, todo lo estupidizan. ¿Dice uno algo bien? Lo repiten mal. ¿Se equivoca uno? Dejan la equivocación. ¿Dice uno una frase genial? La borran...". Fernando Vallejo no dejó ni un resquicio a la esperanza. "Quebradas las industrias discográfica y cinematográfica, ¿cuál sigue? Pues la del libro".
Después de escuchar (perdón, de oír) a Fernando Vallejo, la moderadora del encuentro preguntó al autor de El desbarrancadero: ¿Por qué no has ajustado tu conferencia al motivo del encuentro: La función social del editor?". El escritor respondió: "Porque no me interesa". Y el público estalló en una carcajada. Así es Vallejo (Medellín, 1942), el último sabio libre, un tipo que dice y escribe siempre lo que piensa y que, pese a eso, o tal vez por eso, vive rodeado del cariño de sus lectores. En un encuentro literario como el de Guadalajara donde queda patente la fuerza del español, Vallejo puso el contrapunto: "El español es un idioma en bancarrota. Está anglizado completamente. Los gringos nos colonizaron hasta el alma. Es irreversible. Luego nos colonizarán los chinos. Si hay tiempo...".
"Por mí, que roben todas mis obras. Ah, pero eso sí, que no toquen ni una tilde"
Después de escuchar (perdón, de oír) a Fernando Vallejo, la moderadora del encuentro preguntó al autor de El desbarrancadero: ¿Por qué no has ajustado tu conferencia al motivo del encuentro: La función social del editor?". El escritor respondió: "Porque no me interesa". Y el público estalló en una carcajada. Así es Vallejo (Medellín, 1942), el último sabio libre, un tipo que dice y escribe siempre lo que piensa y que, pese a eso, o tal vez por eso, vive rodeado del cariño de sus lectores. En un encuentro literario como el de Guadalajara donde queda patente la fuerza del español, Vallejo puso el contrapunto: "El español es un idioma en bancarrota. Está anglizado completamente. Los gringos nos colonizaron hasta el alma. Es irreversible. Luego nos colonizarán los chinos. Si hay tiempo...".
Un dios sin altares
Emma Riverola Escritora
¿Cuánto cuesta matar? No en defensa propia. No por venganza. Matar por matar, porque puedes hacerlo y quieres sentir el poder más absoluto, el definitivo: decidir sobre la vida y la muerte. ¿Obedeces al impulso o primero construyes un delirante laberinto de excusas? La idea de matar como un germen. Como un cáncer que va extendiéndose lentamente por la razón. Hasta que la metástasis se convierte en coartada. Un pretexto. Una trampa para sortear los obstáculos de la moral.
Asesinas a una persona. Nadie lo sabe. Sólo tú. Quizá la has visto morir. Has querido acompañarla en el último estertor. ¿Le estrechaste la mano? ¿Acariciaste su piel ajada? ¿Creíste en tu delirio ser un libertador? El cuerpo ya es un despojo. Ya has ahogado su respiración, detenido el corazón. A partir de ese momento, todo cambia. Tu mirada adquiere la audacia del cazador. Un depredador rodeado de presas. La inquietud te reconcome. Es un ansia incontrolable. Tu mente se acelera. ¿En qué momento matar se convierte en una droga? Cada muerte, un nuevo reto superado. Cada agonía, un éxtasis. Un paso más de tu divinidad. Y el secreto empieza a pesarte. Eres un dios sin altares. Nadie te adora ni te mira con temor. No debes exhibir tu poder, te dices. Pero mientras confiesas ante la policía, sientes un íntimo y definitivo placer, al fin los mortales sabrán que hay un dios entre ellos.
Pobre diablo.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
LA FACTORIA
La vieja granja de Napoleón, ha sido vendida a una multinacional. Los administradores, ya no son los propietarios, son profesionales contratados para obtener la máxima rentabilidad por cada animal y por cada palmo de tierra. Sus retribuciones varían en función de los beneficios y nada les une a la factoría.
Los verdaderos propietarios son accionista anónimos que jamás han puesto un pie en los establos y que lo único que les preocupa es obtener los máximos dividendos de sus acciones, para ellos presionan a los administradores, y estos a su vez endurecen las condiciones de vida de los animales.
Ya no pastan por las praderas, ahora están estabulados en grandes naves donde apenas pueden moverse, se les alimenta con platos precocinados y comida rápida, y cada día se les ordeña con máquinas mas sofisticadas que extraen hasta la última gota de leche, o se les inyecta medicación para que engorden más rápidamente.
Antiguamente, los habitantes de la granja, cuando ya no podían trabajar, eran cuidados por los amos y por los otros compañeros, hasta que les llegaba la hora, pero tras la llegada de los nuevos propietarios, en cuanto no son aptos para trabajar, se les retira el pienso hasta que mueren de inanición, o son enviados a los mataderos donde se les acaba de extraer lo poco que les queda de aprovechable.
Todo está científicamente controlado, la música, las horas de luz, la imágenes y las consignas que muestras los monitores, todo son mensaje subliminales para que la población siga creyendo que está en el mejor de los mundos y que esta forma de vida es la única posible.
Ya desde cachorros son adoctrinados frente a pantallas de gran tamaño, para anularles la capacidad de pensar y el espíritu crítico, y para incentivar su productividad se les ofrecen regalos virtuales totalmente innecesarios pero que les producen adicción.
Ya desde cachorros son adoctrinados frente a pantallas de gran tamaño, para anularles la capacidad de pensar y el espíritu crítico, y para incentivar su productividad se les ofrecen regalos virtuales totalmente innecesarios pero que les producen adicción.
Han cambiado mucho las cosas desde que la granja era dirigida por sus propietarios, pero si algo nos demuestra la historia es que “Quien nace en el gallinero, mande quien mande en la granja, acaba en el matadero”.
JUANMAROMO
"Nada te hace más fuerte que admitir tu debilidad"
Jenny Firth-Cozens, psicóloga especialista en profesionales de la sanidad
LLUÍS AMIGUET - 01/12/2010
Tengo 78 años y sigo investigando. Soy inglesa y vivo en Newcastle. Dos hijos, uno psicólogo. Soy cuáquera, una fe sin intermediarios. Soy laborista. Hoy diserto en el Col·legi de Metges de Barcelona: su programa para profesionales adictos es uno de los mejores de Europa
¿Cómo se cura a los médicos?
Lo estoy estudiando. Investigo desde hace veinte años el estrés, las adicciones y la depresión del personal sanitario en Gran Bretaña y cómo tratarlo.
¿Es la profesión más estresada?
En Gran Bretaña, sí, y yo diría que también en Europa y EE.UU. He estudiado otros colectivos profesionales y, tras la sanidad, nuestras investigaciones apuntan a la educación como segundo sector más propenso a las depresiones y adicciones por estrés.
¿Por qué la sanidad estresa tanto?
Un factor determinante es que atiende al público, un público doliente: entre la vida y la muerte; el dolor y, a menudo, la soledad, la decrepitud... De hecho, cuando un médico sufre depresión, una posibilidad es destinarlo a un laboratorio... ¡Y mejora!
La medicina tendrá su compensación.
En EE.UU. y Gran Bretaña, el personal sanitario al menos tiene buenos sueldos...
Me temo que aquí no está tan claro. ...
Y también está el prestigio social, desde luego: espero que en España sí lo tengan.
¿Qué especialidad médica es la más estresada cuál la menos?
Los cirujanos son los más felices en todos nuestros estudios, por razones explicables: trabajan con las manos; ven los resultados relativamente pronto - ellos y sus pacientes-y los mejoran con sus años de experiencia; además, son más pragmáticos que teóricos.
¿Y en el otro extremo?
Los psiquiatras, una especialidad que requiere vocaciones sólidas. Observamos mucho desencanto entre ellos.
¿Y los médicos de familia?
Suelen compensar los déficit de su elección con las ventajas de la calidad de vida en el campo y la integración en la comunidad.
Dependerá del pueblo que les toque...
La excepción son los profesionales que ejercen en barrios conflictivos con mucha inmigración. Entre ellos, tenemos un porcentaje mayor de depresiones y adicciones.
Previsible.
No lo era tanto el factor añadido que supone la integración de los médicos de otros continentes en estos centros.
¿Por qué?
Son educados en ethos diferentes y sufren - ellos y sus nuevos colegas-cierto choque cultural. Además, es difícil homologar la calidad educativa de las facultades de países remotos, pero hoy por hoy los necesitamos.
¿Cuánto médico se droga o deprime?
O ambas cosas: en un treinta por ciento del personal sanitario - también enfermeros y enfermeras-observamos síntomas de estrés preocupantes. De ese treinta por ciento, la mitad requiere atención especializada.
Además, tienen drogas muy a mano.
O alcohol. "Eres alcohólico cuando bebes más que tu médico", bromean los británicos. Y las cifras les dan cierta razón: un diez por ciento sufre alcoholismo y un cinco acaba tan alcoholizado, que no puede ejercer.
¿Qué aconseja a un profesional que nota - o al que notan- esos síntomas?
"Recuerda que nada te hace más fuerte que admitir tu debilidad, e imita a tus colegas mujeres": las enfermeras y doctoras son mejores al enfrentarse al estrés, porque lo reconocen antes que ellos y lo explican: se expresan, se comunican, hablan y buscan ayuda.
Un superprofesional no pide ayuda .
Ese es el problema. Los médicos varones llegan a serlo tras tener éxito en sus carreras y les cuesta mucho admitir problemas y pedir atención. Además, acostumbran a ver a los enfermos como los otros, los que sufren, los débiles, los que mueren... Y reconocer que eres uno de ellos es perder tu estatus.
Me alegro de tener cada vez más señoras en la sanidad.
La modernidad nos ha traído otro factor menos favorable: la obsesión por la rentabilidad hace que sólo hospitalicemos a enfermos muy graves y así los profesionales sólo atienden a pacientes ausentes, narcotizados y no suelen ver su recuperación definitiva.
Tiempos modernos .
Los hospitales pueden acabar convertidos en fábricas de salud. Nada estimulantes.
¿Dónde y quién pone la línea roja cuando un médico se deprime, droga o bebe?
Yo les doy una segunda oportunidad y el setenta por ciento de quienes sufren problemas adictivos se rehabilita al fin. Los síntomas de adicción o depresión en quien ejerce exigen, por supuesto, separación temporal del ejercicio y, si no hay mejoría, definitiva.
¿Quién la decide?
Cada centro debe tener un pequeño consejo de tres o cuatro profesionales, con antigüedad y prestigio, que deliberen sobre esos casos y lleven a los conspicuos al Consejo General Médico para medidas disciplinarias.
Los médicos se protegen entre ellos.
Son muy corporativos, pero deben ser conscientes de que, si no imponen su propia disciplina, las alternativas son peores. Y déjeme que le apunte otro colectivo médico de riesgo para la sociedad..., los superdoctores.
¿. ..?
Son un grupo con un exceso patológico de autoestima, tanta, que acaban por asumir riesgos innecesarios en la práctica médica.
Seguro que acaban mandando mucho.
Son ambiciosos y desplazan a otros profesionales menos ególatras. Los consejos de centro deberían aislarlos y supervisarlos.
Más difícil que auxiliar a deprimidos.
Lo sé, porque copan méritos y cargos. Pero debo avisar de que existe ese grupo de supermédicos y requiere control.
Lo estoy estudiando. Investigo desde hace veinte años el estrés, las adicciones y la depresión del personal sanitario en Gran Bretaña y cómo tratarlo.
¿Es la profesión más estresada?
En Gran Bretaña, sí, y yo diría que también en Europa y EE.UU. He estudiado otros colectivos profesionales y, tras la sanidad, nuestras investigaciones apuntan a la educación como segundo sector más propenso a las depresiones y adicciones por estrés.
¿Por qué la sanidad estresa tanto?
Un factor determinante es que atiende al público, un público doliente: entre la vida y la muerte; el dolor y, a menudo, la soledad, la decrepitud... De hecho, cuando un médico sufre depresión, una posibilidad es destinarlo a un laboratorio... ¡Y mejora!
La medicina tendrá su compensación.
En EE.UU. y Gran Bretaña, el personal sanitario al menos tiene buenos sueldos...
Me temo que aquí no está tan claro. ...
Y también está el prestigio social, desde luego: espero que en España sí lo tengan.
¿Qué especialidad médica es la más estresada cuál la menos?
Los cirujanos son los más felices en todos nuestros estudios, por razones explicables: trabajan con las manos; ven los resultados relativamente pronto - ellos y sus pacientes-y los mejoran con sus años de experiencia; además, son más pragmáticos que teóricos.
¿Y en el otro extremo?
Los psiquiatras, una especialidad que requiere vocaciones sólidas. Observamos mucho desencanto entre ellos.
¿Y los médicos de familia?
Suelen compensar los déficit de su elección con las ventajas de la calidad de vida en el campo y la integración en la comunidad.
Dependerá del pueblo que les toque...
La excepción son los profesionales que ejercen en barrios conflictivos con mucha inmigración. Entre ellos, tenemos un porcentaje mayor de depresiones y adicciones.
Previsible.
No lo era tanto el factor añadido que supone la integración de los médicos de otros continentes en estos centros.
¿Por qué?
Son educados en ethos diferentes y sufren - ellos y sus nuevos colegas-cierto choque cultural. Además, es difícil homologar la calidad educativa de las facultades de países remotos, pero hoy por hoy los necesitamos.
¿Cuánto médico se droga o deprime?
O ambas cosas: en un treinta por ciento del personal sanitario - también enfermeros y enfermeras-observamos síntomas de estrés preocupantes. De ese treinta por ciento, la mitad requiere atención especializada.
Además, tienen drogas muy a mano.
O alcohol. "Eres alcohólico cuando bebes más que tu médico", bromean los británicos. Y las cifras les dan cierta razón: un diez por ciento sufre alcoholismo y un cinco acaba tan alcoholizado, que no puede ejercer.
¿Qué aconseja a un profesional que nota - o al que notan- esos síntomas?
"Recuerda que nada te hace más fuerte que admitir tu debilidad, e imita a tus colegas mujeres": las enfermeras y doctoras son mejores al enfrentarse al estrés, porque lo reconocen antes que ellos y lo explican: se expresan, se comunican, hablan y buscan ayuda.
Un superprofesional no pide ayuda .
Ese es el problema. Los médicos varones llegan a serlo tras tener éxito en sus carreras y les cuesta mucho admitir problemas y pedir atención. Además, acostumbran a ver a los enfermos como los otros, los que sufren, los débiles, los que mueren... Y reconocer que eres uno de ellos es perder tu estatus.
Me alegro de tener cada vez más señoras en la sanidad.
La modernidad nos ha traído otro factor menos favorable: la obsesión por la rentabilidad hace que sólo hospitalicemos a enfermos muy graves y así los profesionales sólo atienden a pacientes ausentes, narcotizados y no suelen ver su recuperación definitiva.
Tiempos modernos .
Los hospitales pueden acabar convertidos en fábricas de salud. Nada estimulantes.
¿Dónde y quién pone la línea roja cuando un médico se deprime, droga o bebe?
Yo les doy una segunda oportunidad y el setenta por ciento de quienes sufren problemas adictivos se rehabilita al fin. Los síntomas de adicción o depresión en quien ejerce exigen, por supuesto, separación temporal del ejercicio y, si no hay mejoría, definitiva.
¿Quién la decide?
Cada centro debe tener un pequeño consejo de tres o cuatro profesionales, con antigüedad y prestigio, que deliberen sobre esos casos y lleven a los conspicuos al Consejo General Médico para medidas disciplinarias.
Los médicos se protegen entre ellos.
Son muy corporativos, pero deben ser conscientes de que, si no imponen su propia disciplina, las alternativas son peores. Y déjeme que le apunte otro colectivo médico de riesgo para la sociedad..., los superdoctores.
¿. ..?
Son un grupo con un exceso patológico de autoestima, tanta, que acaban por asumir riesgos innecesarios en la práctica médica.
Seguro que acaban mandando mucho.
Son ambiciosos y desplazan a otros profesionales menos ególatras. Los consejos de centro deberían aislarlos y supervisarlos.
Más difícil que auxiliar a deprimidos.
Lo sé, porque copan méritos y cargos. Pero debo avisar de que existe ese grupo de supermédicos y requiere control.
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