sábado, 24 de octubre de 2020

¿CREACIÓN O RECOLECCIÓN?

  



Cada mañana, cuando enciendo mi ventana al mundo, empieza el desafío; una hoja en blanco que exige ser colmada, cientos de amigos que esperan algo original, una poesía, un relato, pero a veces mis bolsillos están vacíos, y por mucho que los voltee no encuentro nada en ellos. Hay días en que el vacío te llena y el cansancio se posa sobre tu alma con su capa sombría, impidiéndote ver la luz.

Esos días arrastro mi barca con sus viejos aparejos, y me lanzo a navegar por mares procelosos, arrojo mis redes por la borda y las recojo esperando encontrar pequeños tesoros, caracolas de nácar, madreperlas preñadas, pero solo encuentro morralla, latas oxidadas, botellas de plástico… el mar está muy explotado y cada vez es más difícil capturar una buena pieza.
A veces tienes suerte y recoges un ejemplar único y remas hacia la lonja esperando encontrar un buen precio, pero al llegar a la subasta ya te han madrugado y todo tu esfuerzo ha sido en vano.
Despreciamos al pescador, al recolector de maravillas. Todos quisiéramos ser artesanos de joyas, poetas feraces, narradores de sueños, pero el pescador nos pone el mejor pescado en el plato, sin tener que mojarnos el culo y nos permite disfrutar de sabores y colores que nosotros no sabríamos crear.
Cada día, junto a mis creaciones, expongo pequeñas joyas que busco entre la arena, conchas nacaradas, piedrecillas multicolores que luego guardo con mimo en la mágica caja de mi biblioteca y que de vez en cuando aireo y admiro en las lánguidas tardes de verano.
La creación es un acto de amor, pero la vida nos ofrece regalos que se amagan en lugares insospechados, hay que caminar despacio y admirando el paisaje, porque nunca sabemos dónde puede esconderse un tesoro.

No hay comentarios: