lunes, 15 de septiembre de 2014

LA REVOLUCIÓN PENDIENTE

 La revolución no se hace saliendo a la calle a recibir pelotazos de goma, a una guerra económica hay que enfrentarse con armas económicas. Retirada de fondos de todas las entidades bancarias, suspensión de domiciliaciones (si quieren cobrar que vengan a cobrar a casa), pagos en efectivo, nada de tarjetas de crédito, se compra lo imprescindible y al contado. Gastar el mínimo en agua, gas, electricidad y teléfono y hacer que pasen a cobrar varias veces, si lo hacemos todos no podrán contarnos el servicio.
Nada de contratar planes tarifas planas de llamadas telefónicas que luego no apuramos, llamar lo justo y buscar el mínimo coste por minuto. Retirar o congelar los fondos de pensiones privados y desmarcar sistemáticamente la casilla de La Iglesia en la declaración de renta.
Retirar las nóminas de las entidades bancarias y presionar a las empresas para que hagan los pagos en efectivo, en caso de no ser posible, retirar inmediatamente el importe, Vigilar atentamente las etiquetas de origen de los productos que consumimos, es inadmisible que nos vendan aceite de Marruecos o naranjas de Argentina en plena temporada para aumentar sus beneficios. Denunciar en las redes sociales a las empresas explotadoras y promover boicots contra las grandes superficies que exploten al personal y a la clientela, precio por precio, comprar siempre productos nacionales y evitar la compra en bazares donde se venden objetos fabricados sin ningún tipo de garantías laborales y en régimen de semiesclavitud si no queremos acabar con la poca industria que todavía nos queda y sobre todo denunciar la corrupción, la explotación y la injusticia con datos nombre y apellidos.
En cuanto a los próximos comicios, no votar a ningún partido que no nos asegure elecciones constituyentes con referéndum para elegir el tipo de estado que queremos, que no se comprometa a eliminar el senado y a reducir en un 50% el número de políticos, asesores y vehículos oficiales, y que equipare retenciones, salarios y pensiones de los parlamentarios con el resto de los trabajadores, y por último, exigir la limitación de los presupuestos electorales al mínimo para que ningún partido tenga que deber favores a los bancos, para que todos tengan las mismas oportunidades y para acabar con este VILPARTIDISMO que nos ha llevado a la ruina. Tenemos el poder, tenemos la fuerza y tenemos el dinero si utilizamos sus mismas armas seremos invencibles, de lo contrario continuaremos siendo esclavos.
JUANMAROMO

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