lunes, 18 de febrero de 2013

TODOS SOMOS FUNCIONARIOS

  La campaña de descrédito y crucifixión de los funcionarios es tan solo el primer paso de lo que vendrá después, seguirán los pensionistas, los parados, los asalariados y todo aquel que se gane la vida honradamente con su trabajo.
Los funcionarios no se esconden tras las ventanillas del "Vuelva usted mañana", los funcionarios son médicos, profesores, maestros, policías, investigadores, sanitarios, personas con un altísimo nivel de preparación y a los que se les exige un trabajo y una responsabilidad muy por encima de lo que se les exigiría en la empresa privada y con unos sueldos muy inferiores. Los funcionarios han perdido en los últimos años un 30% de poder adquisitivo y se les han retirado los días de libre disposición que el gobierno socialista le concedió, no como un privilegio como este gobierno pretende hacernos creer si no como una pequeña compensación a los recortes y congelaciones salariales sufridos durante años.
El expolio de la paga de diciembre es totalmente inconstitucional, puesto que el sueldo anual se divide en 14 pagas, no es una "paga extra" es un aparte del salario fijado en los presupuestos y que no se puede amputar de ninguna de las maneras.
Se ha elegido a este colectivo, porque teóricamente son unos privilegiados con un puesto de trabajo seguro, sin pararse a pensar que los esclavos también tenían un trabajo de por vida y nadie quería ser esclavo...al menos por el momento.
Las tijeras han mudado en hachas y ahora ya no hay recortes, hay tala de derechos centenarios que caen unos tras otros dejando el bosque convertido en un desierto del que ya nunca brotará ni un arbusto.
Casa vez es más vigente la reflexión de
 Martin Niemöller


"Primero fueron a por los judíos,
y yo no hablé porque no era judío.
Después fueron a por los comunistas,
y yo no hablé porque no era comunista.
Después fueron a por los católicos,
y yo no hablé porque era protestante.
Después fueron a por mí,
y para entonces ya no quedaba nadie que hablara por mí."
pero me temo que si no gritamos y rompenos las hachas en su costillas, ya nadie hablará por nosotros.
Juanmaromo

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