lunes, 29 de octubre de 2007

LOS CELOS (Aportado por Gloria)




Uno de los deseos más profundos que poseen los seres humanos es el de ser únicos, exclusivos. Ya desde los primeros años de vida se exige el amor exclusivo de la madre. Cuando en una relación se siente que el amor de la persona amada le ha sido quitado o está en peligro de serlo por una tercera persona, los celos aparecen.

Los celos son una de las emociones naturales en nuestra sociedad, como el odio o el amor, pero los éstos pueden poseer rasgos negativos como positivos. Debido a que se tiende a percibir a los celos normales como una muestra de afecto por parte de la persona amada, una justa cantidad de celos sería necesaria. Sin embargo, si en una pareja los celos son permanentes, éstos tienden a desgastar y perturbar la relación afectiva, porque surge el reproche, el reclamo, la exigencia de incondicionalidad hacia el ser querido.

Como parte de la vida amorosa de todos los individuos, los celos son sentimientos que provocan tanto goce como sufrimiento. Barthes, un reconocido semiótico francés, observa que como celosos padecemos cuatro veces:

Por celosos.
Por reprocharnos estar.
Por temer que nuestros celos hieran al otro.
Por dejarnos someter a una nadería.

Otra óptica sobre el fenómeno de los celos es la que propone Bowlby con su teoría del apego. En experiencias realizadas con animales (Harlow, Lorenz, Bowlby), se determinó que el apego que éstos manifestaban por sus madres no estaban basados en la necesidad de alimentación sino en la de seguridad.

Bowlby estudio ésto en los seres humanos y postuló que en ellos se conserva la tendencia a una figura de apego durante toda la vida. Esta teoría ha ido afirmándose en las ultimas dos décadas, y a la que se han adherido importantes profesionales de la psicología. La madre, figura de apego inicial, puede ser sustituida por otra persona, por ejemplo, la pareja.

Si adherimos a esta teoría, los celos serían la emoción que manifiesta la ansiedad ante la posible pérdida de nuestra necesaria figura de apego, la que nos brindaría seguridad psicológica, (esto puede darse a nivel inconsciente aunque la relación sea controvertida).

De acuerdo a lo expresado, los celos serían una reacción natural ante la posible pérdida de nuestra pareja. Lo que determinará que los celos sean patológicos o normales es su intensidad y el hecho de que se deban a una causa justificada o infundada.

Celos normales

Si se entiende a la captación de la atención de la persona celada como una de las características de los celos, se puede entender que en ciertas situaciones los mismos son necesarios.

En el matrimonio, por ejemplo, este tipo de celos es útil, porque actúa como generador de energía vital en la pareja. Cada uno se esfuerza en mejorar para mantener encendida la llama del amor.

Los celos, como una reacción de alerta ante un bajón amoroso de cualquier miembro de la pareja, son saludables y constructivos.

Otro caso de celos positivos aparece en las personas mayores, en las que actúan como estimulantes favorables del amor. Muchas veces es como una especie de chispa energética que hasta se vuelca en otras actividades productivas, las que por años habían pasado desapercibidas.

Es muy común que se interpreten los celos como expresión de la importancia que tiene un individuo para esa persona. En las parejas recién formadas, uno de los índices para verificar si la otra persona está realmente interesada es la demostración de celos. Es así que la aparición de celos por parte de uno de los miembros de la pareja le hace saber al otro sobre sus sentimientos recíprocos y son concebidos como halagadores.

Celos en la pareja

Los celos forman parte de la relación amorosa. La ilusión que se tiene de ser único y extraordinario en el mundo se esfuma al entrar en escena "un tercero".

La soledad provoca tal angustia que exacerba el miedo de perder a la persona amada. Justamente para contrarrestar esa angustia es que surgen los celos. A su vez, demuestran el dolor que conlleva darse cuenta que uno no es irremplazable.

En una pareja es importante respetar la libertad de cada miembro, su estado anímico y sus necesidades. Cuando en ocasiones uno de los integrantes de la pareja se cree propietario de los sentimientos de él o de ella, entonces, el equilibrio se rompe y aparecen los celos.

El perfil psicológico de la persona que siente celos se relaciona con la baja autoestima y la inseguridad. Estas personas, además de tener reacciones emocionales negativas, tienen necesidades de estimación y demanda continua de aprobación. La persona celosa reclama un sacrificio, desea ser amado incondicionalmente, siendo incapaz de sacrificarse, puesto que suele ser demasiado egoísta y desconfiado. Por estas necesitadas de estimación, suelen demandar constante aprobación.

Cualquier cambio en el contexto de la pareja puede llegar a ser motivo para una reacción de celos en personas. Aparecen pensamientos de engaño y se atiende selectivamente a señales de alerta, creando de esta manera un rival imaginario inexistente. Al no poder controlar estos sentimientos la persona se torna cada vez más insegura e hipervigilante, generando, como consecuencia, reacciones agresivas o "escenas de celos".

A largo plazo, los interrogatorios se vuelven rutina, la persona celosa controla la libertad y movimientos de su pareja y la relación comienza a deteriorarse. La comunicación se ve reducida exclusivamente a las preocupaciones y pensamientos del celoso.

El bienestar de la pareja teñida de celos se va debilitando paulatinamente. En una pareja donde los celos predominan, se presenta la frustración y la pérdida que provocan odio y agresión. Así, llegan cuestionar si realmente existe amor entre los ellos.

James Parr, filósofo existencialista, propone causas y prevenciones de los celos románticos en su libro "Nuevas maneras de amar: cómo la autenticidad transforma las relaciones". En este libro expone su creencia sobre los celos y dice que surgen en una relación amorosa debido a tres factores: comparación, competencia y el temor a ser reemplazado.

Si la persona se vuelve más autónoma y creativa la probabilidad de que los celos se produzcan es menor, ya que la relación entre estos tres factores se torna menos significativa.

Si uno se ama a sí mismo, la comparación con los otros disminuye y cuando la competencia no existe, se es menos vulnerable a sentir celos. Al volverse irremplazable en una relación los celos desaparecen.

Según Parr, la manera básica para prevenir los celos, es volverse una persona única e irremplazable para la persona amada, y para eso, tornarse más auténtico es lo que se necesita. Así, se trasciende el peligro de ser reemplazado por potenciales rivales.

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