A veces cierro los ojos bajo el periscopio y me sumerjo en las profundidades del alma. Dicen que el centro de la tierra es más desconocido que el espacio, pero mucho más desconocido aún es el centro de nuestro propio corazón. Conforme profundizas, la oscuridad comienza a dominarlo todo, y pequeños monstruos que creías extinguidos empiezan a mostrar sus fauces, el egoísmo, el racismo, los miedos irracionales. Si continuas bajando, te sorprenderás flotando en el magma de la agresividad, el machismo, la crueldad e incluso el sadismo.
El saurio primigenio está cerca y conforme te aproximas al núcleo, notas sus bocanadas de fuego, comprendes que toda ese maquillaje de civilización , educación y respeto, puede saltar por los aires en una erupción arrasadora. A veces leemos noticias que nos dejan aterrados, y nos preguntamos ¿Cómo un ser humano pudo hacer esto?...
Nos creemos a salvo de los fantasmas del odio de los embates de la violencia ciega, pero basta con que algo remueva nuestra corteza para que eses monstruo salga escupiendo fuego. Una guerra, una crisis, un ataque de celos puede volver del revés nuestra alma y sacar toda la miseria que llevamos dentro. Hay que estar en guardia porque una vez que escapan de sus cavernas, nada ni nadie los volverá a sus guaridas, y nosotros seremos sus primeras victimas.
JUANMAROMO
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